Foto: Mara
|
MAREA NEGRA
EN GALICIA
Lo ocurrido en Galicia con el asunto del Prestige no tiene nombre.
La apisonadora del poder central, apoyándose en los caciques gallegos, ha
tratado de aplastar la libertad de expresión, la dignidad de los marineros
y sus familias, el orgullo de una tierra que de tanto sufrir y soportar ya
sólo le queda eso, dignidad.
Texto: Carolina Fernández y Marta
Malde
Además, han tratado de desviar la atención de los afectados y de todo el
mundo, culpando a los socialistas de deslealtad, amenazando a I.U.
denunciando a la plataforma "Nunca Máis", nacida del pueblo, para borrarla
del mapa y desprestigiarla ante la opinión pública.
Verdades a medias, mentiras, desinformación, amenazas veladas,
prepotencia, incompetencia, todo un recital de lo que no debe ser un
gobierno democrático que se debe al pueblo, que cobra del pueblo y que,
sin embargo, vive ignorando al pueblo.
Fusión trata con este reportaje de recoger y transmitir lo que otros
medios no dijeron, bien por miedo bien por ser lacayos de los caciques y
sus amos.
Hemos hablado a pie de chapapote con los verdaderos protagonistas de esta
historia y estas son sus verdades, sin censura, sin tapujos, porque si
tanto se presume y se llenan las bocas con la palabra democracia... ¿Por
qué el ejercicio de ésta molesta tanto?
Quien oculta la verdad es que tiene miedo de sus consecuencias. Quien
miente conscientemente no es digno de ostentar cargos públicos.
Quien abusa de su posición de privilegio para su propio beneficio es un
delincuente.
Quien se aferra a la poltrona del poder es que es un inútil y un enfermo.
Fusión sólo pretende con este reportaje colaborar de alguna forma en que
la verdad suene, en que los responsables de tanta incompetencia dimitan,
en que el pueblo gallego grite, como uno solo, y que su grito se oiga en
todo el mundo, para que todos los pueblos digan "basta ya" al abuso y el
pasotismo de aquellos que dicen llamarse gobernantes y, en realidad, sólo
buscan el poder y lo que éste les aporta.
Creemos que lo que pasó y está pasando en Galicia, nadie sabe cuánto
durará esta historia negra, es suficientemente grave como para que exista
un antes y un después, y para que los políticos de este país reciban una
lección y un aviso claro de cuáles son sus responsabilidades y de lo que
les ocurre si no las cumplen.
Y los responsables de la justicia no pueden moralmente cruzarse de brazos
ante el grito unánime del pueblo gallego. Quien asume una responsabilidad
que la cumpla, y si no que pague por ello.
Nunca Máis a tanta basura. ∆ |