Foto: Xurxo Lobato
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MANUEL RIVAS
El día 1 de diciembre del 2002, tuvo lugar en Santiago de Compostela
una de las mayores manifestaciones populares que se recuerdan en
Galicia. Bajo una intensa lluvia, miles de personas colapsaron las
calles, asfaltadas esta vez de paraguas de colores. Las distintas
ideologías que allí se congregaron se unificaron todas bajo un mismo
interés y bajo un mismo grito: el que propuso la Plataforma Ciudadana
Nunca Máis.
"Si ahora no reaccionamos es mejor
apagar la luz"
El
escritor Manuel Rivas, miembro de Nunca Máis y Cofundador de Greenpeace
España, fue el encargado de leer un manifiesto que fuese la voz de todos
los gallegos.
-La reacción de la gente fue espectacular en los primeros momentos
de la catástrofe. Ahora mismo ¿cuál es el sentir del pueblo gallego?
-No ha bajado la intensidad. Lo que no podemos hacer en absoluto
es hablar de pasado, porque gran parte de las razones por las que surgió
este movimiento popular están totalmente vigentes. El barco sigue ahí,
sin que aparezca clara la intención de intervenir, está habiendo
vertidos y va a haber nuevas mareas. Por otra parte tampoco se han
asumido responsabilidades, aún está sin esclarecer lo que ha pasado, y
sigue pendiente la creación de una Comisión de Investigación, algo que
nos parece fundamental.
-La Plataforma está ahora mismo estudiando presentarse
como acusación popular.
-Sí, es un proyecto que estamos estudiando, en contacto con un
grupo muy amplio de juristas. Esta iniciativa se encuentra en fase de
elaboración. Estamos estudiando hacia quién va a ir dirigido. Desde
luego pensamos que el gobierno tiene en ello una parte de
responsabilidad. Fundamentalmente irá dirigido al Ministerio de Fomento,
porque creemos que puede haber una base delictiva por imprudencia y una
actuación irresponsable que ha llevado a un desastre ecológico.
-¿Cómo es posible que todavía no se haya producido ni
una sola dimisión?
-En mi universo mental es muy difícil de entender. Yo creo que
esta gente no se ha enterado de lo que ha pasado, realmente no son
conscientes de la repulsión que han generado. Confían demasiado en la
propaganda y muy poco en el pueblo, pero llegará un día en que se dirá
de ellos lo que decía un humorista de un político inglés: "Llegó un taxi
vacío y de él se bajó el señor Aznar".
"Galicia
tiene una historia de lucha, de resistencia frente a la
adversidad. Es la historia oculta de este pueblo" |
-Se dice que el pueblo gallego es un pueblo
acostumbrado a aguantar lo que le venga. ¿Tiene ahora mismo capacidad de
presión sobre la administración para hacer justicia en un tema como
éste?
-Hay una historia tópica de Galicia, pero también hay otra historia
de lucha, de resistencia frente a la adversidad. Lo que ocurre es que es
la historia oculta de este pueblo. Por ejemplo este movimiento de ahora
está muy conectado a otros. Sin salir del terreno de la defensa
ecológica, hubo dos movilizaciones muy poderosas en los años 80. Una fue
contra el intento de establecer una central nuclear en Galicia, un
proyecto que finalmente se paralizó; y otra para cerrar el mayor
cementerio de vertidos radiactivos en el mar, que estaba situado
enfrente de Finisterre. También se consiguió. Yo creo que de todo esto
quedó un poso grande. Estaba ahí el germen y ahora estalló de esta
forma. Empezó el siglo con otra Galicia. Es un giro cultural y mental
muy grande.
-¿En qué consiste ese giro?
-Se ha hablado de dignidad, creo que tendríamos que hablar
incluso de instinto de supervivencia, es decir, que si ahora no
reaccionamos es mejor apagar la luz. Por otra parte, también ha dejado
completamente desnudo al emperador, nunca se había producido algo así.
Es muy difícil encontrar ejemplos de un gobierno que tenía el 50% del
apoyo y ha pasado a tener el 15%. No sabemos lo que va a pasar en el
futuro, pero yo estoy seguro de que el cambio cultural y mental de
fondo, sobre todo en la gente joven, va a ser irreversible.
-Muchos gallegos temen que todo se apague en cuanto
empiecen a llegar las primeras ayudas.
-Lo que yo creo que hay es un miedo que viene dado un poco por
el hábito. No existe un discurso democrático político por parte del
poder. El discurso que hay es de un Fraga que dice "yo no vengo con
palabras, vengo con dinero", como si el dinero fuese un favor. Ese es un
pilar del caciquismo. Es la caricatura grotesca de un presidente que
aparece como una máquina tragaperras, diciendo: "Yo os doy pelas, os
calláis, os vais para casa y a votar". Esa imagen esta vez ha producido
una especie de vómito. La gente no se ha querido ver reflejada en ese
retrato. Pero nosotros no estamos hablando de ayudas, sino de
compensaciones. Corresponde a la gente en justicia, no es ningún favor
del poder.
"La Xunta tendría que haber
dimitido, porque ha sido inútil en todos los sentidos"
-¿Quién lleva las riendas, Galicia o Madrid?
-Aquí en realidad no ha mandado nadie. La Xunta se ha escondido
y el Estado no ha ejercido sus responsabilidades. Han fallado los
políticos y la Administración. Yo creo que es una reflexión interesante
para los gallegos y para toda España. Independientemente de las
ideologías políticas, la Administración pública tiene que ser eficaz. No
se puede desmontar una Administración en función de teorías de Estado
mínimo. No se puede dejar la nave del Estado en manos de gente que lo
que quiere es precisamente desmontar el Estado, que no cree en los
servicios públicos. Desde el momento que ellos son los principales
pregoneros contra la Administración ¿qué se puede esperar?
-La censura informativa ha sido escandalosa. ¿Cuál es la
reacción ante esto de los profesionales de la comunicación?
-Sí, se produjo una situación en lo mediático de más
intervención que nunca por parte del gobierno. Es una de las bases del
poder de la Xunta, el intento de control de todos los medios de
comunicación, y también es una característica del gobierno de Aznar. Lo
que ocurre es que antes la gente protestaba por separado, pero ahora va
unida, como una denuncia sistemática. Más de mil periodistas firmaron un
manifiesto en el que se denunciaba la censura. Ha sido una sacudida
total, de todos los sectores.
"El cambio cultural y mental de fondo, sobre
todo en la gente joven, va a ser irreversible" |
-¿Vamos a volver a hablar de emigración en Galicia?
-Aquí realmente no se ha dejado nunca de hablar de emigración.
La Costa da Morte precisamente es una de las zonas de mayor emigración,
donde hay un saldo negativo. En los últimos tres años se puede hablar de
diez mil jóvenes que se han marchado, y eso significa mucho para una
zona de ochenta mil habitantes.
La gente emigra cuando no hay esperanza, por eso yo creo que lo que
necesita Galicia es un principio de esperanza, que pasa por otra
situación, por un cambio, desde luego por otro gobierno. Que lo intente
otra gente. La Xunta tendría que haber dimitido, porque ha sido inútil
en todos los sentidos.
-Ese proyecto que dices pasaría por la dinamización de
la economía gallega en general.
-Claro, todo. Yo hablo de un proyecto de esperanza, de esa
esperanza que no es un cambio de nombres en la política, ni de siglas
siquiera. Aquí hay gente muy comprometida en todo el mundo
universitario, hay proyectos, hay ideas emprendedoras, hay personas que
han demostrado que aquí se pueden hacer cosas. Lo que no ha habido es un
programa, ni voluntad, ni inteligencia para cambiar la situación. ∆ |