EDITORIAL

Algo ha cambiado en el ambiente. La primavera no sólo trajo a Asturias el regalo de la vida renovándose en su naturaleza, sino también la caída de todo aquello que suponía, un día sí y otro también, el desprecio a la democrática decisión de los asturianos de poseer un gobierno socialista.
Si las tensas relaciones del gobierno del Principado con Madrid eran un obstáculo para muchos proyectos y creaban un permanente clima de tensión, ahora, con el triunfo de Zapatero, todo ello debe cambiar y dirigirse hacia una situación que sepa aprovechar el gobierno de Areces.
Por primera vez en muchos años, Asturias tiene el viento a favor. Y aunque es sabido que las relaciones de los gobiernos autonómicos con el central, aunque sean del mismo signo, nunca son del todo perfectas, sí es cierto que las circunstancias han cambiado y eso se debe notar en esta legislatura que ahora nace.
Al menos hay algo que antes no había, ilusión, esperanza.
Lo dicho, una nueva primavera nace en todas sus dimensiones.
La vida se renueva, y eso significa cambios, mirar al futuro de forma diferente.
Asturias necesita una inyección de optimismo. Este es el momento.