Foto: Leonardo Boff
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OCTUBRE 2004
9. Bush, el elegido
Leonardo Boff.
Teólogo, filósofo y uno de los padres de la Teología
de la Liberación
Fundamentalismo mundial
Tres tipos de fundamentalismo dominan la escena mundial: el del
pensamiento único representado por la globalización imperante, el
suicida de los musulmanes cuyo principal representante es Bin Laden y el
del Estado terrorista de la guerra preventiva, corporificado por Bush y
por Sharon.
El fundamentalismo no es una doctrina sino una manera excluyente de ver
la doctrina. El fundamentalista está absolutamente convencido de que su
doctrina es la única verdadera y todas las demás, falsas. Por eso no
tienen derecho a existir, pueden y deben ser combatidas. El
fundamentalismo del pensamiento único presenta el modo de producción
capitalista con su mercado globalizado y la ideología política del
neoliberalismo, con su democracia electoral y delegaticia, como la única
forma razonable de organizar el mundo. Lo que Bush quiere imponer por su
cuenta al Irak destrozado traduce ese fundamentalismo.
El fundamentalismo suicida musulmán parte de la convicción de que
Occidente, enemigo histórico desde los tiempos de las cruzadas, es el
gran Satán, porque es ateo práctico, materialista, imperialista y
sexista. Por eso debe ser combatido en todos los frentes y hacerle el
mayor número de víctimas que se pueda con las bendiciones del Altísimo.
Son los únicos tan convencidos que aceptan jovialmente ser
hombres-bomba.
El fundamentalismo del Estado terrorista a la Sharon se mueve por la
convicción de que los judíos tienen el derecho, por encima de cualquier
otro derecho de los palestinos, de poner a Israel del tamaño que tenía
en el tiempo del Rey David. Por eso Sharon prosigue con las
colonizaciones y mientras no realice ese propósito boicoteará cualquier
proyecto de paz.
"Bush
hijo hacía la campaña para la reelección de su padre
presentándose como un hombre que tiene a Jesús en su
corazón" |
El fundamentalismo del Estado terrorista a la Bush tiene fuertes raíces
religiosas, ligadas a su biografía previa. Durante veinte años fue
dependiente del alcohol hasta que en 1984, por invitación de un amigo,
Don Evans, actual secretario de comercio, comenzó a frecuentar el
círculo bíblico de los evangelios fundamentalistas. Dos años después ya
no era ebrio de alcohol sino ebrio de la ideología salvacionista de
estos fundamentalistas que se divulgaba fuertemente dentro del partido
republicano. Según ella, "el destino manifiesto" de EE.UU. hoy es
mejorar el mundo impregnándolo con los valores de la cultura
estadounidense: con libertad, democracia y libremercado. Bush hijo hacía
la campaña para la reelección de su padre presentándose como un "hombre
que tiene a Jesús en su corazón".
El brasilianista Ralph della Cava y el teólogo J. Stam cuentan que más
tarde, al proponerse como candidato, Bush reunió a los pastores de la
zona y les comunicó: "he sido llamado (por Dios)". En seguida se hizo el
ritual "de la imposición de las manos", consagrando al Presidente
preventivo.
Esta pre-historia es importante para entender la furia fundamentalista
que se apoderó de Bush tras los atentados del 11-S. Optó por combatir el
mal con el mal, amenazando con guerra preventiva a todos los países del
"eje del mal". Lo dejó claro: "Quien no está con nosotros, está contra
nosotros", es terrorista. Antes del ultimátum a Saddam Hussein, pidió a
sus asesores que "lo dejasen a solas diez minutos". Cual Moisés fue a
consultar con Dios. Y en entrevista al New York Times (26/4/03) declaró:
"Tengo una misión que cumplir y pido al Señor de rodillas que me ayude a
realizarla con sabiduría". ¡Pobre Dios! ¿Cómo salvaremos a la humanidad
de estos insensatos? ∆
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