OCTUBRE 2004
6. Su nuevo orden mundial. El IV Reich
Higinio Polo.
Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de
Barcelona y escritor.
-Ellos hablan de su "Proyecto para el Nuevo Siglo
Americano"; de la necesidad de un "Nuevo Orden Mundial". Por otro lado,
voces críticas alertan de la creación de un IV Reich liderado por EE.UU.
¿Estamos hablando de lo mismo?
-Tras la desaparición de la URSS, EE.UU. ha tratado de ocupar nuevas
zonas de influencia en la antigua Europa socialista, en el Cáucaso y en
Asia Central, y lo ha conseguido en gran parte. Ahora, su política se
centra en asegurar su dominio estratégico en el siglo XXI: ese proyecto
(que tiene connotaciones fascistas, aunque creo que no es adecuado
hablar de IV Reich) implica enormes peligros para el planeta, como han
puesto de manifiesto la doctrina de guerras preventivas de Bush,
y la ocupación militar de Afganistán e Irak, con la excusa del
terrorismo islamista, que, por otra parte, fue organizado en sus inicios
por Washington. De hecho, ese proyecto es la manifestación de un nuevo y
agresivo imperialismo que no tiene, hoy por hoy, los frenos estratégicos
que suponía la existencia del poder soviético. Por eso, la población del
mundo enfrenta un desafío trascendental, porque EE.UU. no va a tener
escrúpulos en incendiar zonas enteras del planeta para mantener su
poder: repárese en las decenas de miles de muertos que su ejército ha
causado ya durante la presidencia Bush.
-La denominada "Nueva Estrategia de Seguridad Nacional"
(septiembre 2002) puesta en marcha por Bush, instaura la teoría de la
guerra preventiva, algo que hacía Hitler para justificar sus invasiones.
¿Son estos los pasos previos para conseguir ese Nuevo Orden Mundial que
persiguen desde hace años?
-Sin duda. Y para ello Washington no ha dudado en atacar, y casi
destruir, la arquitectura política de la ONU, en violar los acuerdos
internacionales, quebrantar las Convenciones de Ginebra, romper los
tratados nucleares firmados con la antigua Unión Soviética y declararse,
unilateralmente, por encima del derecho internacional. No es exagerado
afirmar que, en el interés estratégico norteamericano, está el
mantenimiento de focos de tensión (a veces creados de forma
completamente artificial) en las fronteras de Rusia (ahí está la
intromisión de Washington en Georgia y Azerbaiján, su complacencia ante
la crisis chechena, y su penetración, con bases militares incluidas, en
Asia central -Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán-, así como la
extensión de los tentáculos de la OTAN en toda Europa oriental), así
como en la periferia de la India (tensión con Paquistán, conflicto de
Cachemira) y de China (ayuda a Taiwán, creación de la supuesta crisis
nuclear en Corea del Norte, y estímulo encubierto de las
reivindicaciones islamistas en Sinkiang, y particularistas en el Tíbet).
No lo hace por casualidad: en esos tres países, y singularmente en
China, están sus rivales estratégicos en el mundo del siglo XXI. También
claro está, en asegurarse el control de las fuentes de reservas
energéticas.
"Washington no ha dudado
en atacar, y casi destruir, la arquitectura política de la ONU, en
violar los acuerdos internacionales, quebrantar las Convenciones de
Ginebra, romper los tratados nucleares firmados con la antigua Unión
Soviética y declararse, unilateralmente, por encima del derecho
internacional" |
-Se han publicado documentos y datos que demuestran que George W.
Bush y su padre George Bush llegaron a la cumbre de la jerarquía
política, porque su abuelo y padre, y su familia política ayudaron
económicamente y alentaron a Hitler en su camino hacia el poder. ¿Se
lleva en los genes?
-No, se lleva en los números cifrados de las millonarias cuentas
corrientes y en las cuentas de resultados de las grandes compañías
transnacionales, que están detrás de la política del actual gobierno
Bush, como alentaron las iniciativas del anterior.
-En el Tercer Reich se hablaba de la supremacía de la raza aria.
¿A quién adjudican hoy por hoy esa superioridad?
-Desde Gobineau, la tesis de la superioridad del "hombre blanco" ha
tenido muchos seguidores, y aunque hoy las propuestas racistas están
completamente desprestigiadas, como consecuencia de la derrota nazi en
la Segunda Guerra Mundial, no puede dudarse de que una buena parte de
los círculos económicos y gubernamentales norteamericanos, e incluso de
la población estadounidense, creen en la superioridad de su país (de
todo lo norteamericano) sobre el resto del mundo. Esa creencia está
unida a una política imperial que hunde sus raíces en el siglo XIX, en
los años del crecimiento inicial de su poder. Y ese afán imperialista,
ese intento de apoderarse de los recursos de otros, explica que EE.UU.
haya construido su poder sobre la base de la agresión exterior y de una
rapiña imperialista que nadie puede discutir: sólo hay que reparar en
que es el único país de la historia de la humanidad que ha bombardeado
decenas de países en cuatro continentes distintos, es decir, en todos, a
excepción de Australia y de la deshabitada Antártida. Insisto: el único.
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