Foto: Camacho
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OCTUBRE 2004
8. Una marioneta en el poder
Santiago Camacho.
Escritor y periodista. Autor de "Las cloacas del
Imperio".
En una escena de la película biográfica que Oliver Stone hizo sobre
Nixon, el presidente se encaraba con una manifestante que acampaba en el
monumento a Lincoln de la capital estadounidense solicitando la retirada
de las tropas en Vietnam y le dice: "¿Crees que soy yo quien manda en
EE.UU.?" Esa misma pregunta la podría realizar en la actualidad George
Bush. Tanto entonces como ahora, la presidencia de EE.UU. se debe a
poderosos intereses económicos que mediatizan y presionan para que se
decida y se legisle conforme a los intereses. En la época Nixon, la
industria armamentística, uno de los motores económicos más importantes
del país, dictaba impunemente su ley. En la actualidad es la industria
del petróleo, con una larga relación con la familia Bush, la que impone
criterios, en especial en materia de política internacional. No en vano,
las dos últimas aventuras militares estadounidenses se han dirigido
hacia objetivos que les aseguraban el control de dos de los yacimientos
energéticos más importantes del planeta. A ellos hay que añadir que el
acceso a los grandes centros de decisión de aquel país está restringido,
salvo en contadas ocasiones, a un grupo selecto y endogámico que forma
una verdadera aristocracia virtual que gobierna los EE.UU. Para muestra
baste un botón... Los dos candidatos que concurren a las próximas
elecciones presidenciales pertenecen ambos a la misma sociedad secreta,
los Skull and Bones (Calavera y Hueso), una fraternidad de estudiantes
de la Universidad de Yale cuyas actividades van mucho más allá de lo
estrictamente académico. Sus miembros se siguen apoyando mutuamente a lo
largo de toda su vida y de su seno han salido presidentes, senadores,
altos directivos de las más importantes multinacionales y lo más granado
de la comunidad de inteligencia estadounidense. Los Skull son sólo la
punta del iceberg de un complejo entramado de sociedades secretas,
clubes selectos, comités asesores y otros grupos que aglutinan a los
poderosos de aquel país.
Así podemos entender que el grupo más íntimo de colaboradores de George
Bush no sea sino una camarilla de millonarios con fuertes vínculos con
el poder económico, por ejemplo:
• Dick Cheney, Vicepresidente. Antiguo presidente de Halliburton y ex
miembro de los consejos de administración de Procter & Gamble, Union
Pacific y American Petroleum Institute. Fortuna personal estimada: 82
millones de dólares.
• Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa. Antiguo presidente de General
Instruments y del gigante farmaceútico G.D. Searle. Fortuna personal
estimada: 242 millones de dólares.
• Collin Powell, Secretario de Estado. Antiguo miembro de los Consejos
de Administración de America Online y Gulfstream Aerospace. Fortuna
personal estimada: 62 millones de dólares.
• Condolezza Rice, Consejera de Seguridad Nacional. Antiguo miembro de
los Consejos de Administración de Chevron y J.P. Morgan. Fortuna
personal estimada: 2 millones de dólares.
"La
presidencia de EE.UU. se debe a poderosos intereses
económicos que mediatizan y presionan para que se decida y
se legisle conforme a los intereses" |
Son muchos los que estiman que este equipo de políticos millonarios son,
en realidad, los "comisarios" designados por papá Bush para controlar a
junior y seguir controlando así el destino de los EEUU. El control de
papá Bush sobre su retoño no se aflojó un ápice ni siquiera durante la
campaña de Irak, cuando el contacto entre ambos era constante y muchas
decisiones políticas fundamentales se tomaban en Camp David, donde todo
el clan Bush se reunía alrededor del patriarca. De hecho, Bush padre ya
tiene experiencia más que sobrada en el manejo de un presidente desde la
sombra. Muchos opinan que fue él, el auténtico poder en la sombra
durante la presidencia de Ronald Reagan. Y si por alguna razón papá no
estuviera disponible, no pasa nada, para eso están Dick Cheney y Donald
Rumsfeld en el papel de profetas receptores de la legitimidad
republicana.
Tanta supervisión paterna no es de extrañar si tenemos en cuenta que el
joven Bush desde su juventud dio muestras de una gran irresponsabilidad
y arrogancia. Su expediente académico habla de un personaje no muy
brillante que luego fue escalando posiciones en el mundo empresarial y
político gracias al apoyo de su familia. Los que conocen el entorno
personal de los Bush, nos hablan de que junior mantiene una profunda
relación de dependencia con su padre a quien le consulta hasta los
aspectos más nimios de su vida. Por otro lado, tras superar un público y
notorio historial de adicciones, Bush se ha convertido en un fanático
religioso con tintes mesiánicos, convencido de haber sido elegido para
algún tipo de "misión". Todas estas limitaciones son limadas por un
equipo presidencial que se cuenta entre los más experimentados que hayan
pisado la Casa Blanca. ∆ |