EDITORIAL

Dicen que Asturias pierde dinero con el acuerdo económico al que se ha llegado en la UE. Los que gobiernan califican de excelentes los resultados y los que hacen oposición de todo lo contrario. Es la eterna historia del desacuerdo, donde al final uno se pregunta cómo es posible que un mismo texto tenga lecturas tan opuestas.
Recuerdo a uno que leía las esquelas de los periódicos como si fueran partidas de nacimiento, porque creía en la vida más allá de la muerte y consideraba que ésta era el verdadero nacimiento.
En cualquier caso los asturianos, como todos los españoles, nunca acabamos de tener claro si lo aparentemente bueno es malo o lo malo es aparentemente bueno. Los políticos, como los curas, son los encargados de confundirnos. Tal vez porque a río revuelto ganancia de pescadores, y mientras existan intermediarios los demás tenemos que pagar por acabar creyéndonos lo que ya sabíamos que era cierto.
En fin. Lo único que sigue claro en todo este embrollo es que la clave no está en lo que ingresas, sino en lo que gastas, o en cómo manejas lo que tienes.
El buen economista es aquel que con poco hace mucho, pero para eso hay que no oír a los políticos y no hacer caso a los curas, que al fin y al cabo nadie te puede dar ni quitar lo que no es tuyo.
Asturias es rica en sí misma. El resto son palabras. ∆