-"Encoplando" es tu primer disco en solitario.
-Sí, lo es, y con él he pretendido perpetuar una tradición y un folclore. Más que una composición mía es la ordenación de un material folclórico en el cual voy a cimentar mi carrera. Este disco refleja muchos años de investigación sobre la bandurria. No había nada sobre este instrumento, éste es el primer disco que recopila toda la tradición que hubo en Asturias.

-¿Se ha investigado poco en el patrimonio etnográfico musical asturiano?
-Realmente así es, de hecho este disco es una recuperación in extremis. La bandurria, después de la guerra civil, prácticamente quedó en desuso. La dureza de la posguerra, la emigración, son circunstancias que evidentemente hacen que la gente pierda ocio. Este es el primer álbum que se dedica exclusivamente a analizar la totalidad de este repertorio tradicional, basado en mi investigación de grabaciones y trabajos con las personas mayores de los pueblos.

-Tocas el violonchelo, el violín, la zanfona, la bandurria... ¿tienes algún proyecto más?
-Ahora estoy aprendiendo a tocar también el arpa. He hecho también seis años de piano en el conservatorio y voy a adaptar esa técnica al arpa, para cantar y tocar a la vez. Es en lo último en lo que estoy trabajando.

"Quiero tratar de unir el corte que hay entre el mundo rural y todo este folclore que sale de él, para que las nuevas generaciones lo conozcan"

-¿Por qué sobre todo instrumentos de cuerda?
-A los instrumentos de cuerda yo los considero la base. Podríamos hablar de cuerda, de percusión y de viento, según clasificaciones como las que hizo Hector Berlioz. De percusión toco algo, más bien poco; de viento lo único que toco es la gaita y con la que canto a la vez, pero particularmente la cuerda es lo que a mí me gusta, porque con un instrumento de cuerda se puede ejercer tanto la función armónica como la función melódica de cualquier tipo de música. Los instrumentos de cuerda son los que mayor especialización exigen de un músico, porque sirven tanto para acompañar como para hacer melodías.

-¿Qué ha significado para ti tu primera obra sinfónica, "Alborá", que además fue transmitida por RNE en "El día Internacional de la Música Española"?
-Sentí una emoción muy grande cuando la estrenamos. Además esa obra se la había dedicado a mi abuelo, que se había muerto precisamente aquel año, lo cual no deja de ser una ironía. Por otro lado fue una grandísima suerte que una orquesta te estrene una obra. Hoy día es muy difícil el acceder a una orquesta, entre otras cosas porque tienes que tener un cierto "pedigrí". Yo, sin ese "pedigrí", pude conseguir que la Orquesta de Cámara del Nalón la ejecutara. Y de hecho gustó tanto la obra que Radio Nacional de España me ofreció emitirla en el día Internacional de la Música Española, e incluso la Sociedad General de Autores me dio una prima económica de estreno para animarme a seguir escribiendo.