Foto: Montoto |
Como el limón
Dice que el monologuismo asturiano no ha recibido la atención que se
merece, pero él está dispuesto a redimirlo. Con su trabajo, Carlos Alba,
actor y cuentacuentos avilesino, se ha propuesto recuperar este género.
Texto:
Quino Hernández
Carlos
Alba no sólo es un artista del teatro sino que además es periodista y
colabora en la revista "Actores", de la Unión de Actores de Madrid. Este
pasado año 2005 se paseó por escenarios, escuelas e institutos de casi
toda España con el espectáculo "Los cuentos del Quijote". Y ahora vuelve
a la carga con su monólogo "Alonsomanía", a través de su popular
personaje "Cellero".
-¿Monologuista por convicción, por devoción, por
accidente...?
-Ser monologuista es una parte importante en mi trabajo como actor.
Soy monologuista porque soy actor en primer lugar, y después, en
concreto me dedico al género del monologuismo asturiano. Desde que era
pequeño me gustaba mucho ver monologuistas en las romerías, en las
fiestas populares, en actos del primero de mayo. Después, me puse a
estudiar Arte Dramático y haciendo un ejercicio de un personaje fue
donde encontré la idea de recuperar monólogos asturianos y hacer otros
más modernos. Soy monologuista por profesión, por convicción, porque me
gusta, por muchas razones.
-¿Cómo definir el género del monologuismo cómico
asturiano?
-Lo definiría como un género ligado al teatro costumbrista, en el que un
personaje escenifica historias cómicas, pero usando varios registros.
Usando tanto el verso como la prosa, o echando algún cantarín de vez en
cuando. Es usar una forma de interpretación cercana a lo que podría ser
un bufón o un juglar.
"A la gente lo que
más le gusta es que la hagas pensar y ver la realidad de
otra manera" |
-¿Qué cualidades debe reunir un buen monologuista?
-Pues, la llamada vis cómica, es algo que viene por naturaleza. Lo mejor
es no preocuparse de ella, si uno la tiene saldrá y si no la tiene,
habrá que currarse otras historias. Pero además de la vis cómica, está
la dedicación, saber ver aspectos de las cosas, observar la coreografía,
el sentido del humor. Para dedicarse al monologuismo asturiano, como
forma parte de la cultura popular, se debe tener un conocimiento de la
tradición. Los primeros textos se remontan al siglo XVII y conocerlo es
la base para lo que se vaya a hacer en el presente.
-¿De dónde sacas la inspiración para tus monólogos?
-Me inspiro de la actualidad, en la rabia que me dan ciertos
acontecimientos. El primer monólogo moderno que escribí fue sobre las
mareas negras del Prestige. Ahí sentí rabia ante todo lo que estaba
ocurriendo, no sólo lo de la marea negra sino la actitud de los
políticos. Lo mismo con la guerra de Irak. Para el último monólogo que
tengo sobre la "Alonsomanía" me inspiré en el campeonato mundial de
Fernando Alonso. Intento conectarlo con algo que me da mucha rabia, que
es todo lo relacionado con los coches, con los accidentes, las
multinacionales que fabrican coches potentísimos cuando no puedes ir a
más de ciento veinte, la poca precaución de la gente que conduce...
-¿Prefieres el asturiano a la hora de interpretar tus
monólogos?
-Depende del lugar. En Asturias no se puede hacer en castellano porque
toda la tradición del monologuismo está en asturiano. Otra cosa es que
yo dependiendo del público, del nivel de comprensión del asturiano, lo
haga mezclado con castellano, más o menos puro. Fuera de Asturias lo
castellanizo, aunque dejo el "ye" y cuatro giros. Lo importante en el
monologuismo es reproducir el habla popular.
-Entre tus proyectos hay uno sobre animación a la
lectura y otro sobre educación en valores. ¿Qué persigues con ellos?
-Son proyectos para bibliotecas. A través de los cuenta cuentos, se
pretende animar a los niños a la lectura y a acudir a las bibliotecas.
Cuando uno cuenta un cuento está también transmitiendo unos valores.
Ahora estoy más en Asturias, pero hasta hace poco estaba a caballo entre
Asturias y Madrid. Allí se hizo "Bibliotecas para la convivencia", que
es un proyecto anual de la red de bibliotecas de la comunidad de Madrid,
que ese año trató sobre la paz. Consistía en hacer cuentos en donde
estuviera el valor de la paz, luego, cada uno buscaba la forma más
adecuada de trasmitir ese valor. Educar en valores es fundamental. A mí
no me gusta el humor blanco, ese humor que es puro entretenimiento, no
lo aguanto ni media hora. Es un humor con el que te ríes y punto. He
hecho la prueba a veces conmigo mismo y con otra gente: después de hacer
humor blanco le preguntaba a la gente de qué iba, y la gente no se
entera de nada.
"Cuando uno
cuenta un cuento está también transmitiendo
unos valores" |
-¿Para ti el teatro es un compromiso o un
entretenimiento?
-La base del teatro es entretener, eso lo decía alguien tan político
como Bertol Brecht en sus textos sobre teatro. Bien, esa es la base,
pero tampoco se puede quedar en sólo eso. A la gente lo que más le gusta
es que la hagas pensar y ver la realidad de otra manera.
¿Quién es el personaje "Cellero"?
-Es con el que hago todos los monólogos asturianos. Este personaje está
basado en mi bisabuelo, que fue uno de los últimos carreteros que hubo
en la zona de Avilés. Los carreteros son personajes que dan mucho juego,
porque la característica de su trabajo es la de escuchar muchas
historias de un lado y de otro. Iban mucho a los chigres, bebían
bastante, decían muchos cagamentos. Para la representación voy vestido
como de principios del siglo XX, pero hablo de cosas que acaban de
pasar.
¿Qué nos cuentas de tus proyectos en estos momentos?
-El último monólogo que estrené fue el de "Alonsomanía" en el mes de
octubre, que tiene una duración de unos cincuenta minutos. Otros
monólogos modernos los expongo bajo el título "Del chigre". También sigo
con los monólogos antiguos y con los espectáculos infantiles. En mayo
estrenaré un encargo que tengo de la Oficina de Política Lingüística de
Gijón para los institutos. Se trata de hacer un monólogo asturiano con
otro personaje joven, y abordará la temática de los adolescentes de
ahora. ∆ |