EDITORIAL

Asturias, patria querida", no es un eslogan, ni tampoco una frase estudiada para atraer turismo, ni tan siquiera el título de una canción. Es más, mucho más. Es una energía que simboliza y encarna el espíritu de una tierra y de una raza, de una naturaleza que mantiene las raíces de su esencia, que cautiva a propios y a extraños, que fascina e impone al mismo tiempo.
Cruzar las fronteras de Asturias y adentrarse en su espacio, es como hacer un regalo a los sentidos, que intentan abarcarlo todo sin conseguirlo, y que siempre se quedan con la necesidad de regresar para revivir lo insólito y para convencerse de que todo lo vivido no fue un agradable sueño, sino una realidad que hay que repetir.
Es imposible recoger en unas páginas tanta historia, tanto contraste, tantas facetas que enriquecen y dibujan la Asturias de hoy y de siempre.
Es imposible expresar todo lo que provoca, despierta y promete una tierra tan llena de vida y a la vez tan propensa a perder el tren del progreso. Es como si su misma naturaleza se negase a desprenderse de su estado virginal y quisiera conservarse como un trozo de autenticidad en un mundo cada vez más artificial.
Porque en Asturias aún es posible "perderse" en el tiempo y en el espacio y convertirse en un vagabundo de sus montañas, de sus valles, de sus ríos, de sus acantilados, de sus entrañables pueblos, de sus costumbres, de sus acogedoras gentes.
Ser asturiano es un honor incomparable que debe ser compensado con una entrega sin límites al cuidado de tan entrañable tierra.
Desde Fusión, a nuestra manera, intentamos colaborar mes a mes a tan agradable tarea, proyectando dentro y fuera de Asturias, la realidad cotidiana de nuestra "patria querida".
Y ahora, ante la llegada de la Navidad, queremos enviar a todos, especialmente a los asturianos que están fuera, nuestra más cariñosa felicitación y el deseo de que la vida les cuide y les permita volver pronto a su origen, a su tierra madre, a Asturias.