uando uno descubre nuestro "tesoro
cultural" se encuentra ante el hallazgo de algo tan emocionante como es la
historia de la humanidad en un territorio tan pequeño como éste".
-Puede decirse que Asturias es un referente histórico en donde pueden
observarse todas las edades de la humanidad?
-Sin ninguna duda, seguramente no será el único sitio del mundo
donde esto suceda, pero es un tesoro cultural que por fortuna tiene
Asturias.
Tenemos elementos singulares en la propia geología y en la evolución de la
biología, con un riquísimo periodo jurásico, que ahora se ha tratado de
expresar en ese Museo del Jurásico (MUJA), recientemente inaugurado. De ahí
pasamos a la historia del hombre, desde el neanderthal hasta el homo sapiens,
que ha dejado restos en nuestras cuevas prehistóricas, con sus periodos
correspondientes. Y de ahí hasta lo que podríamos llamar el patrimonio de la
industrialización del siglo XIX y postindustrial del siglo XX.
En Asturias han quedado representados, no sólo todos los periodos de la
humanidad, sino la aportación de los hombres y mujeres que vivieron en este
territorio, a lo que ya es historia de Asturias y de España.
-¿Podría hacer con nosotros un viaje por esos periodos?
-Desde la historia previa al hombre disponemos de algunos restos y
algunas secuencias geológicas que prácticamente sólo se dan en el ámbito
geográfico de Asturias y alguna zona de la Rusia europea. En la biología
tenemos muchos elementos autóctonos como el asturcón o el urogallo, o
algunos osos que por fortuna conservamos. Disponemos de una biología que
tiene hoy elementos vitales importantísimos y especies conservadas y
preservadas para el futuro. Tenemos unos restos fósiles del jurásico de un
valor enorme, que enriquecen el conocimiento de esta época de doble manera.
Una, porque estaban en una zona cercana al mar, y ello ha producido unas
huellas únicas en su género; y dos, porque algunas de ellas poseen restos de
la piel de aquellos saurios que se extinguieron, pero que siguen siendo un
objeto de estudio y de atracción para los científicos y los amantes de la
historia de la biología.
En lo que podríamos llamar el periodo de la cultura humana, la cueva del
Sidrón nos confirma la presencia neanderthal, que ha dejado huellas de una
cultura ya muy activa y en la que vemos, desde los ritos funerarios hasta
actividades de caza, abrigo, convivencia y expresión de ese grupo humano.
Tenemos una veintena de cuevas significativas con restos de pinturas,
obviamente inteligibles, y simbólicamente estudiadas y con un referente
artístico y de calidad como la de Tito Bustillo, la de Candamo o la del
Pindal. Tenemos una serie de periodos dentro de lo que los prehistoriadores
llaman del Magdaleniense al Auriñaciense, en los que existe una buena
representación, junto con el resto del norte de España, de un periodo muy
fecundo de la productividad artística del ser humano, que abarca varios
miles de años.
-¿Aquí es donde arranca lo conocido como historia?
-De ahí pasamos a una cultura que seguramente se manifiesta en los
túmulos y en todo lo que podría ser esa edad que aún llamamos de transición
entre la prehistoria y la historia, dando lugar pronto a la cultura
castreña, que va a enlazar directamente con la dominación romana. Aquí
tenemos, por una parte, la serie tumular, que vemos en todo el horizonte de
Asturias y que nos indica una racionalización del territorio, una
comprensión de la geografía y de la comunicación entre los habitantes; de
ahí llegamos a una cultura castreña, en la que las comunidades se
autoprotegen, tienen unos hogares propiamente dichos, y repito, enlazan
directamente con el periodo romano. Seguramente se basaron en la cultura
castreña para reordenar el territorio de Asturias y romanizarlo desde una
simbiosis mayor de la confrontación que resultaba tópica hasta ahora en la
historia.
Las recientes excavaciones del Chao de San Martín indican que estamos frente
a un poderosísimo elemento, primero, autóctono y luego, de simbiosis con la
propia romanización, pero sin solución de continuidad.
-¿Es ahí cuando entra en escena la etapa del prerrománico?
-Sí, vamos a un periodo que se caracteriza como autóctono y
autónomo, de una gran riqueza y proyección universal, como va a ser el
prerrománico. Cuando hablamos de él y lo adjetivamos como asturiano, estamos
diciendo algo sobre ese cordón umbilical que le une al periodo precristiano
de la edad media o visigótico, y seguramente de la primera cristianización,
pero también de la singularidad, de ahí el nombre de prerrománico. Y así
daría lugar a las primeras y seguramente únicas expresiones de esa
singularidad de nuestro arte en la que están presentes elementos que luego
van a ser comunes en el arte románico, algunos de los cuales vienen del
antiguo arte visigótico y romano. Además, tienen una cierta influencia
oriental que los creadores que se afincaron en Asturias heredaron de una
personalidad yo creo que única. Ahí están Santa Cristina de Lena, o Santa
María del Naranco, San Miguel de Lillo o el propio conventín en Valdediós,
con una riqueza enorme en la solución arquitectónica, pero también con una
decoración escultórica excelente y ornamental única, que tiene esa
originalidad en la pintura al fresco, por ejemplo, en San Julián de los
Prados o Santullano. De ahí pasamos a un gótico, tanto religioso como civil,
muy importante y que obviamente se expresa en la Catedral de Oviedo.
Foto: Juanjo Arrojo |
-¿Y el románico asturiano?
-Efectivamente, todavía nos queda antes nuestro románico asturiano,
que tiene una característica y un potencial que está a la altura, desde el
punto de vista de la creación humana, del románico palentino, o si queremos
castellano, y desde luego del románico catalán. Es verdad que no tiene el
volumen o la grandiosidad de algunos de los templos de Castilla, de Palencia
o del Pirineo, pero tiene una singularidad y un carácter popular, en el
mejor sentido de la palabra, tan interesante, que se extiende por toda
Asturias y en particular en Villaviciosa y el entorno y algunos municipios
más. Sólo el conjunto que rodea Villaviciosa es de un atractivo único en
España y en Europa.
-Y llegamos al gótico.
-Sí, y ahí, como te señalaba, la Catedral es el emblema. En ella
está albergada la llamada Cámara Santa, todavía del románico y el pequeño
resto de la torre románica. Por lo tanto demuestra por una parte la
continuidad de aquella monarquía asturiana que supo encontrar un sitio rico
culturalmente en Oviedo. Eso les llevó, en el auge del gótico y ya en el
siglo XV, a levantar la Catedral, con esa torre tan singular que seguramente
no tiene parangón con el resto de las torres góticas tardías de España, me
refiero a esa conjunción que le permite tener por una parte una esbeltez muy
atractiva, pero al mismo tiempo una serie de elementos que se van
superponiendo espléndidamente. Me parece que es un elemento de un atractivo
enorme.
Luego empieza, muy poco, una representación del gótico civil, y ya pasamos
al conjunto de palacios que jalonan el territorio asturiano fundamentalmente
en el siglo XVII, pero sobre todo en el XVIII y hasta bien entrado el XIX.
Estas edificaciones se extienden por multitud de lugares donde ya había una
tradición enorme. Pensemos en los cascos urbanos de Avilés, de Villaviciosa,
de Salas, donde ya desde el románico habían tenido una presencia continuada
las diversas manifestaciones de arte, y que poseen en este momento palacios
singulares en las propias villas, pero también fuera de las mismas. Con ello
nos adentramos en un barroco que nos ha dejado un exponente y un neoclásico
interesantísimo en la propia ciudad de Oviedo, pero también en otra serie de
ciudades de Asturias.
-¿Es a partir de aquí cuando empieza la era industrial?
-Tenemos ahora dos señas de identidades interesantes: nuestro
patrimonio industrial y la arquitectura de los indianos. Ambos no tienen en
principio nada que ver, pero los dos tienen una fuerza interesantísima para
explicar esta especie de pequeño jalón en la breve historia de Asturias que
estamos haciendo. Pocos lugares tienen al mismo tiempo la representación
viva hoy de un patrimonio industrial tan rico y una historia que se puede
recrear en la arquitectura y en la escultura de los indianos. Se trata de
una arquitectura que obviamente se refiere a las casas que ellos construían
aquí, pero también a grandes edificios civiles, como vemos hoy en Somao,
donde tenemos un enorme conjunto patrimonial de los indianos, o en el Museo
o Casa de los Indianos, cuyo edificio y el contenido de su archivo honra la
memoria de esas personas, y por lo tanto, de ese jalón cultural de nuestra
Asturias.
Llegamos a un siglo XX, tan fecundo, con algunos elementos que llamo muchas
veces "neo", como todas las iglesias y basílicas neogóticas y neorrománicas
que tienen una representación maravillosa en la basílica de Covadonga, cuyo
centenario acabamos de celebrar, y que enlaza con una historia
verdaderamente milenaria. Ese neogótico tiene una fuerza enorme, y dado el
enclave en el que está, una singularidad especial, que une muy bien al resto
de iglesias y basílicas neorrománicas y neogóticas que se diseminan por todo
el resto de Asturias, especialmente de sus ciudades. Tenemos la fortuna de
albergar uno de los edificios seguramente emblemáticos e históricos de la
segunda mitad del siglo XX, la Universidad Laboral, una arquitectura
grandiosa, imponente, interesante, única en su género. Más allá del debate
que pueda producir para algunos, creo que con los planes que se tienen sobre
su restauración y al mismo tiempo su desarrollo, es un monumento del siglo
XX que va a enlazar con la modernidad del XXI.
-¿Y qué destacaría de nuestra época reciente?
-La creatividad del arte contemporáneo, que se manifiesta, a mi modo
de ver, como un verdadero renacimiento cultural, especialmente en todas las
artes, la escultura, la pintura, la arquitectura y lógicamente todas las
artes que se derivan de la tecnología que en este momento están
representando en Asturias una especie de vanguardia. Igual que
históricamente estuvimos ante la crisis que produjo la industria del hierro
y de la mina del siglo XX, también estamos en las nuevas industrias que se
han asentado en Asturias en la modernidad y sus propios materiales, como
puede ser la Du Pont, el plasma, la cristalería, etc. Esto lógicamente da
lugar a las nuevas formas de expresión del arte del siglo XXI. Por lo tanto,
desde la prehistoria hasta la vanguardia, Asturias tiene un gran potencial y
una gran riqueza. Cuando uno descubre nuestro "tesoro cultural" se encuentra
ante el hallazgo de algo tan emocionante como es la historia de la humanidad
en un territorio tan pequeño como éste.
-¿Qué trascendencia tiene todo esto en el contexto de nuestra historia
nacional?
-A mi modo de ver es lo mejor de la expresión de una España diversa
y plural, y a la vez un referente de una identidad que nos permite decir ese
"Asturias patria querida" y sentirla como tal. Y al mismo tiempo, de
sabernos formando parte de una historia común con el resto de los pueblos de
España. ∆