Foto: Fundación Príncipe de Asturias |
En el corazón del mundo
Gracias a los Premios Príncipe de Asturias, durante varios
días nuestra región deja de ser una pequeña comunidad al norte de la
Península Ibérica, un paraíso natural del que se conocen sólo ciertos
aspectos, para ser el centro de las miradas de todos los países del mundo.
La atención se centra en unos galardones de reconocido prestigio. La tierra
de los astures mira orgullosa hacia el exterior y aprovecha este momento
para contonearse y mostrar todos sus encantos.
L a imagen de Asturias a nivel nacional e
internacional se ha visto engrandecida por los Premios Príncipe de Asturias.
Graciano García, creador en 1980 de este evento, dirige la Fundación que ha
dado nombre a estos galardones y que cumple el próximo mes de abril su XXV
aniversario. La institución nació al amparo de la Casa Real y en presencia
de los Reyes de España y del Príncipe de Asturias, que año tras año han
mostrado su apoyo. A este hay que sumar la incorporación de la Princesa
Letizia, que se ha declarado una firme seguidora de este acontecimiento.
Letizia Ortiz, que en sus últimos años como periodista de TVE fue la
encargada de cubrir la ceremonia de entrega, ha asistido en esta ocasión
como Princesa de Asturias, ante una expectación mediática única en la
historia de estos galardones.
-¿Qué significa, para el panorama cultural asturiano, que dentro de
nuestra frontera regional tengan lugar unos Premios de trascendencia
internacional como los Príncipe de Asturias?
-Cuando me formulan esta pregunta me acuden a la mente las
emocionadas palabras del ex ministro israelí Isaac Rabin, quien al ver en la
calle, el día que vino a recoger el galardón de Cooperación Internacional
que recibió junto a Yaser Arafat en 1994, cómo la gente aplaudía a los
premiados y les demostraba su afecto dijo que un pueblo con la sensibilidad
del asturiano no debía temer al futuro. Esa visión de los asturianos como
gentes comprometidas con la cultura, la paz y solidaridad la han sentido,
antes y después del tristemente asesinado Rabin, muchas de las
personalidades galardonadas a lo largo de estos veinticuatro años. Por este
motivo pienso sinceramente que los Premios Príncipe de Asturias son el mejor
escaparate internacional de la región y un valioso patrimonio del que nos
sentimos orgullosos la inmensa mayoría de los asturianos, porque son sus
mejores y más eficaces embajadores en el mundo.
Foto: Fundación Príncipe de Asturias |
-El próximo año 2005 se celebra el vigésimo quinto aniversario de la
Fundación Príncipe de Asturias. ¿Podemos afirmar que los premios que otorga
están satisfactoriamente consolidados? ¿Qué valoración hace de la imagen de
Asturias que estos premios proyectan en el exterior?
-Esa consolidación es desde hace tiempo una realidad incontestable
que se ha alcanzado con el aliento de la Corona, la colaboración y el
consejo de los patronos, la difícil labor de los jurados, la ayuda de los
medios de comunicación y el apoyo de toda la sociedad asturiana y española.
A estas sólidas bases se ha sumado el creciente prestigio de los candidatos
a los Premios y de las entidades y personalidades que los avalan, que son un
claro síntoma del alcance internacional que, año tras año, tiene la
convocatoria de los Premios. Con esos apoyos y ese reconocimiento, sólo
podemos decir que vivimos un momento espléndido, aunque nuestro reto siempre
es de futuro, de seguir mejorando en el camino hacia nuestros objetivos. En
cuanto a la imagen de Asturias que los Premios proyectan en el exterior, es,
sin duda, la de una tierra sensible y preocupada por apoyar la labor
científica, cultural y social. La de una sociedad que ensalza valores de
paz, concordia y cooperación entre los pueblos. Gracias a los Premios hace
años que la región tiene un lugar destacado en el mapa de los itinerarios
culturales internacionales.
-¿Cómo ha sido la evolución de estos Premios en cuanto a su impacto y
su reconocimiento a nivel internacional?
-A lo largo de la historia de la Fundación ha ido creciendo el
interés por los Premios Príncipe de Asturias de una forma progresiva y muy
intensa, tanto en España como fuera de nuestro país. Ha ido aumentando el
número de candidatos, propuestos en muchas ocasiones por personalidades e
instituciones de alto prestigio internacional; se ha incrementado
vertiginosamente el número de medios de comunicación españoles y de otros
países que dan cobertura a los fallos de los Premios y que acuden puntuales
a la ceremonia de entrega. Sin ir más lejos, en la pasada edición tuvimos
acreditados 1.100 periodistas y 200 medios de comunicación de todo el mundo.
También hemos sumado telespectadores que siguen el solemne acto del
Campoamor desde las pantallas de sus televisores. Cada vez llegamos a más
público y en más países gracias a convenios como el firmado en 2003 con
Euronews, la cadena europea de mayor audiencia en el continente. Otro tanto
ha ocurrido con los Coros de la Fundación, con una programación de
conciertos que no hace más que crecer dentro y fuera de España.
-¿Qué significado tiene para estos Premios la incorporación de la
Princesa de Asturias?
-El Príncipe ha comentado en más de una ocasión que los Premios
están unidos indisolublemente a su vida. Así lo puso de manifiesto en la
pasada edición con motivo de su reciente matrimonio, un acontecimiento
trascendental para el Heredero de la Corona. Don Felipe quiso compartir con
todos los asturianos la dicha de su nueva situación personal en una
ceremonia de entrega que pasará a la historia por la emotividad de contar
por primera vez con la presencia de la Princesa de Asturias. Una Princesa de
profundas y sentidas raíces asturianas que, como destacó Don Felipe en su
discurso, unirá también su destino al de la Fundación, que podrá contar en
el futuro con su cuidado y entregada ayuda.
-Dada su trayectoria al lado de estos Premios, ¿hay alguna edición que
recuerde con especial cariño?
Todas las ediciones que he tenido el privilegio de vivir en primera
persona han estado cargadas de momentos emotivos y entrañables. Todas, sin
excepción, han dejado honda huella en mi memoria y mi corazón. Desde
aquellas primeras palabras en público de un jovencísimo Príncipe de Asturias
en 1981, han sido muchas las personalidades e instituciones que han pasado
por el Teatro Campoamor y han engrandecido con su presencia la trayectoria
de estos galardones. De muchos de ellos guardo imborrables recuerdos, no
podría nombrarlos a todos. Constituyen un valioso bagaje por el que la
Fundación ha obtenido el reconocimiento de instancias como la UNESCO, por su
aportación al Patrimonio Cultural de la Humanidad, y de la Comisión Europea,
por compartir con ella los mismos valores que construyen Europa.
-¿Qué expectativas hay ante el XXV Aniversario de esta Fundación?
-Los actos conmemorativos del XXV Aniversario, que se desarrollarán
bajo el auspicio de la UNESCO y que contarán con la participación de ese
excepcional cuadro de honor de la humanidad que son nuestros premiados,
constituyen la gran apuesta de futuro de la Fundación. Deben marcar un punto
de inflexión en la historia de nuestros Premios, con un objetivo claro:
conseguir que España tenga, en un plazo no superior a los quince años, los
galardones culturales y científicos más importantes del mundo. Los
preparativos van en estos momentos al ritmo adecuado para tener la ambiciosa
e imaginativa celebración que se merece esta efemérides y convertir Asturias
a lo largo de todo un año en referente mundial de la cultura. En la
primavera de 2005, a mediados de abril, el astrofísico británico Stephen
Hawking abrirá el ciclo de conferencias y será el prólogo excepcional de un
amplio programa de actividades culturales que se desarrollarán en su mayoría
entre octubre de 2005 y octubre de 2006. El que fue Premio Príncipe de la
Concordia 1989, que se encuentra en una fase muy avanzada de su terrible
enfermedad, dejará en Asturias el que podría considerarse su testamento
científico. ∆
Arte Prerrománico, Arte en piedra
La historia del prerrománico asturiano se resume en tres etapas que
comienzan en el año 737 y concluyen en el 910.
La Etapa Inicial, en la que destacan las edificaciones de planta basilical;
comenzó con el reinado de Favila y terminó con el de Alfonso II el Casto. El
Estilo Ramirense es la segunda etapa, en la que destaca la gran originalidad
utilizada en las edificaciones. Por último está la Epoca Final, en la que se
vuelve a la planta basilical; abarca el reinado de Alfonso III El Magno y
termina en los años posteriores al traslado de la corte de Oviedo a León.
Existen cuatro rutas del prerrománico que recorren Asturias de punta a
punta. La primera es la Ruta de La Vieja Corte, considerada la más fértil en
monumentos artísticos. Al lado de la catedral de Oviedo, se sitúa la Iglesia
de San Tirso el Real, fundada en el año 812 por el Rey Alfonso II. La Cámara
Santa, reformada en el siglo XII, la Fuente de la Foncalada, considerada la
única construcción civil de uso público de la Alta Edad Media, y la Iglesia
de San Julián de los Prados (Santullano), el mejor conservado de todos los
edificios prerrománicos de Asturias. El Palacio de Santa María del Naranco
construido en época del Rey Ramiro y la Iglesia de San Miguel de Lillo, de
la que sólo se conserva una parte, completan esta primera ruta de un alto
contenido cultural.
La segunda ruta recorre los alrededores y lleva al caminante hasta la
Iglesia de Santa María de Bendones y Santa Cristina de Lena, situada cerca
del Puerto de Pajares.
La tercera ruta está denominada El Nalón y sus afluentes. Siguiéndola
llegaremos a la Iglesia de San Pedro de Nora, situada a 12 km. de Oviedo, la
Iglesia de Santo Adriano de Tuñón, consagrada por los reyes Alfonso III el
Magno y Jimena, y la Basílica de San Juan de Santianes construida por el Rey
Silo y que sólo permite visitas concertadas.
Por último, queda por nombrar la Ruta de Villaviciosa y Colunga, con la
Iglesia de San Salvador de Valdediós, cerca de Villaviciosa, la Iglesia de
San Salvador de Priesca y la Iglesia de Santiago de Gobiendes con planta
basilical de tres naves. ∆
El hórreo
Emblema astur
Es el tótem sagrado del patrimonio asturiano. La madera y la piedra, dos
elementos en estado puro, se alían en la construcción de este elemento
emblemático de cuyos orígenes se sabe poco. Se habla de la época prerromana,
del medievo, pero nadie ha sabido nunca la historia real de estas
edificaciones. En la época de la cosecha, o de la matanza, el hórreo es la
despensa perfecta. Con sus techos de paja, teja o pizarra, sirven de lugar
para almacenar los alimentos que será consumidos a lo largo del año. Aunque
hayan caído un poco en desuso, aún es posible pasear por cualquier pueblo
asturiano y ver las ristras de las cebollas o las mazorcas de maíz en estas
construcciones. En Asturias existen tres tipos de hórreos, muchos de ellos
parecidos a los que se construyen en Galicia o León. El Cabazo es un hórreo
típicamente gallego que ha traspasado la frontera por occidente y aparece en
Allande, Valdés, Villayón y Grandas de Salime. El hórreo típico de Asturias
es otra de las modalidades que se caracteriza por su planta cuadrada y
cubierta piramidal de diferentes materiales. La Panera tiene una estructura
muy similar a la del hórreo pero se diferencia en su tamaño y la forma
rectangular de su planta. Otro de los misterios que nadie ha sabido todavía
resolver son los motivos ornamentales y decorativos de los hórreos.
Símbolos, escudos o dibujos abstractos en los que muchos encuentran
significados religiosos que los campesinos utilizaban en una particular
comunicación con los dioses. Sea cual sea su origen, la realidad es que el
hórreo es un elemento incorporado como propio a la cultura y el patrimonio
de Asturias. ∆
La Cruz de la
Victoria
El gran tesoro
Aseguran que su corazón es de madera de roble perteneciente a la cruz que
blandió Pelayo en la batalla de Covadonga.
Este símbolo, que es el eje principal del emblema de Asturias, ya se
manifestaba en numerosas inscripciones prerrománicas, pero la cruz amarilla
sobre fondo azul que forma la bandera data de la Guerra de Independencia.
Bajo el reinado de Alfonso III el Magno, en el año 908, fue mandada labrar
esta cruz latina, con una labor de orfebrería finísima, colocando sobre la
base de roble chapas de oro y gemas multicolores. Semejante tesoro se
encuentra custodiado en la Cámara Santa de Oviedo. ∆ |