EDITORIAL

Lo que a todos los bien pensantes preocupaba se ha producido. La ruptura del PSOE en Asturias, consecuencia de la guerra interna de poderes y con la cuestión de la Caja por el medio, se ha consumado ante el estupor de los muchos y la estupidez política de los implicados que no saben leer la historia reciente y no son capaces de anteponer el bienestar y el equilibrio de la región a sus propios y egoístas intereses.
Asturias y los asturianos no nos merecemos esto, o sea, estar siempre supeditados a una pandilla de descerebrados que destilan protagonismo por todos sus poros y que son incapaces de comprender que están jugando con algo sagrado, la confianza de los votantes y el sueldo que cobran de todos.
La clase política se ha degradado hasta tal punto que ya son incapaces de sentir vergüenza por la imagen que dan y pasan de todo con tal de figurar y anteponer sus prejuicios a la más elemental de las lógicas.
Si el PSOE asturiano sigue en guerra interna, la historia de Marqués se repetirá, y los asturianos nos sentiremos de nuevo frustrados y un tanto gilipollas por haber vuelto a confiar en lo imposible, porque es evidente que esta gente no da para más.
Por favor... ¿por qué no os dedicáis a otra cosa?