En
tiempos medievales pasaba por estas tierras zamoranas un
importante "cordel", esas veredas de ganado trashumante que
cruzaban la piel de toro hispana. Por aquí discurría además la
Vía de la Plata, la antigua Calzada Romana que fue hollada por
celtas, íberos, romanos, árabes y también por peregrinos que
iban de camino a la tumba del apóstol Santiago. En torno a este
histórico camino se creó Mombuey y dicen las gentes de la zona
que en sus orígenes tuvo especial importancia la presencia de
los templarios. Hay indicios de que fueron estos guerreros los
que levantaron la torre defensiva que hoy hace las veces de
campanario de la iglesia parroquial. En la fachada de esta
antigua atalaya militar del siglo XIII asoma la escultura de un
buey, la figura que da nombre y representa la imagen más genuina
de Mombuey.
A lo largo de los siglos esta población fue punto de atención y
atracción para toda la zona, hasta tal punto que le fue otorgado
por privilegio real, en tiempos de Carlos III, la celebración
ininterrumpida del mercado semanal. La costumbre de comerciar
permanece todavía y los tenderetes ambulantes se montan todos
los miércoles del año.
Ahora que llega el verano las excusas para pasar por aquí pueden
ser tanto el interés turístico como la curiosidad por conocer
los yacimientos arqueológicos del lugar. La Ruta de los Castros
lleva a Mombuey para acercar al viajero hasta el Castro del
Burro, situado a tan sólo un kilómetro a pie desde la misma
población. Y entre las visitas obligadas cabe recomendar a los
forasteros que hagan un receso para darse un respiro y degustar
la buena cocina que preparan los restaurantes de la comarca. La
propuesta es tentadora en todos los sentidos, convirtiendo a
Mombuey en un punto de referencia. §