EDITORIAL

ASTURIAS EN NAVIDAD

Una vez más, un año más, nos invade la Navidad. Es algo inevitable, algo que se cuela por nuestras ventanas, por nuestras mentes y por nuestras almas.
Ninguna fiesta es tan esperada, tan adelantada, tan soñada ni tan celebrada. Es la Fiesta Reina, donde todos nos volvemos niños y donde la ilusión y la esperanza se cogen de la mano durante un tiempo para luego dejarnos desnudos ante un nuevo año, cuyas rampas, como si de una cumbre montañosa se tratara, hemos de subir.
Pero eso será luego. Ahora toca vivir la Navidad, prepararse para ella, y Asturias lo hace con la nieve asomando en sus cumbres, con la tragedia en sus carreteras y con la incertidumbre en su futuro político, y todo ello forma parte de la vida, de la vida y de la muerte, del nacimiento celebrado en estas fechas, de la alegría y de la tristeza.
La Navidad es la fiesta de los contrastes, la que más los agudiza, la que más extrañamente combina el dolor y la alegría, la riqueza y la miseria, la verdad y la mentira.
Tal vez por eso es Navidad, porque Navidad es nacimiento, pero no hay nacimiento sin muerte.
Celebramos el nacimiento de Jesús sabiendo de antemano que le mataron aquellos que día a día matan nuestras ilusiones, al niño que todos llevamos dentro.
Pero así es la Navidad, y Asturias, un año más, se vestirá de guirnaldas y brindará por su futuro, un futuro que todos soñamos mejor.
Desde aquí brindamos también por todo ello y, además, porque exista paz en los corazones de los asturianos.
Feliz Navidad a todos.