| | SUPLEMENTO ASTURIAS
RUTAS DE MONTAÑA
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LLANOS
DE SOMERON
Texto: Alberto Polledo / Foto: Javier Polledo
Un abismo de valles cierra las montañas que rodean
el cauce del río Pajares. El cordal de Llanos por el O., las sierras de Ranero y
Carroceda por el E., y la sierra de los Pasos de Arbás por el NE., cercan y dan paso
desde tiempo inmemorial a la comunicación entre dos regiones: Asturias y León. |
Da cobijo este valle a
numerosas aldeas: Pajares, San Miguel, Flor de Acebos, Villar, La Rumía, Puente de los
Fierros... y al otro lado del valle, Llanos de Somerón. Toda esta zona es llamada Lena de
Suso o Lena de Arriba. Por la carretera de León nos acercamos hasta Puente de los
Fierros, al final del pueblo nos desviamos a la derecha por una sombreada y estrecha
carretera de montaña, que nos acerca a Llanos de Somerón.
Si los pueblos asturianos de montaña destacan por la amabilidad de sus habitantes, Llanos
de Somerón se lleva la palma, ya que siempre están prestos a indicarnos cualquier
información que solicitemos o ayudarnos en cualquier necesidad.
Pueblo de antiguas construcciones, apiñadas en torno a la Iglesia, de
estrechas y cortas callejas, goza de merecida fama de "capital de los arveyos",
de la que sus moradores están orgullosos. La panorámica es inmejorable desde aquí.
Allá, a lo lejos, al otro lado del valle, el trazado del ferrocarril asciende entre
vueltas, túneles y revueltas, las duras pendientes del puerto semejando una maqueta
gigante.
Aunque varias son las excursiones que podemos efectuar desde aquí, hoy vamos a elegir la
que nos llevará al Alto la vega'L Pandu. Para ello, atravesamos el pueblo en horizontal,
pasando por las cercanías de una fuente y pronto cogemos un camino llano, a la sombra de
avellanos, castaños, robles y hayas, regado por numerosos torrentes que descienden de las
alturas.
La vista comienza a extenderse por el pueblo y pendientes de Pajares,
destacando en las alturas el parador de Pajares y a su derecha el Cuitu Negro. En el fondo
del valle, escondido, el pueblo de San Miguel.
Después de este tramo llano, el camino comienza a empinarse, dando un giro hacia el O.
pasando por las cercanías de unas cabañas y variando la vista hacia el Monte de
Valgrande.
Valgrande, del que se decía que, "desde la ardilla hasta el oso corpulento, habita
en estos montes toda la variada especie de la fauna regional: el corzo, el jabalí, el
gato montés, el zorro, el tejón, el sanguinario lince que esparce el terror en su
carrera...".
De este monte de robles y hayas, decía el rey D. Alfonso XI en su famoso Libro de La
Montería, al hablar de los montes de tierra de Asturias: "Es muy real monte de oso
en verano et es uno de los grandes montes que ha en nuestro Señorío".
Llegamos a una campera que tiene una cabaña rodeada de fresnos a la izquierda de la
senda, un poco más adelante abandonamos el camino llano para internarnos por la derecha
en uno pendiente y pronto llegamos a nuestro destino. Lugar paradisiaco, una amplia
campera y unos prados cercados dan cobijo a una sobria cabaña.
El valle del Huerna se extiende ante nuestros ojos ofreciéndonos la maravillosa vista del
macizo de Ubiña coronada al fondo por las peñas del mismo nombre.
Regresamos al pueblo por el mismo camino, al que arribamos tras aproximadamente cinco
horas de plácido caminar.
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