EDITORIAL

La política del Principado respecto a los campings no acaba de ser del agrado del sector, tal vez porque como ocurre casi siempre con estas cosas, no se tienen muy en cuenta las opiniones de los afectados.
También es cierto que el camping, como opción turística, no es del todo aceptada, porque se asocia con un turismo "pobre", de escasos recursos, cuando en realidad tiene más que ver con una forma de entender el contacto más estrecho con la naturaleza y también de romper la forma de vida clásica del resto del año.
Pero si miramos la mentalidad europea, es de destacar la importancia que esta opción tiene, su utilización como forma de viajar con una mayor libertad e, incluso, su repercusión en sectores tan aparentemente contradictorios como son la tercera edad, los jubilados.
El Principado tiene, parece ser, planes concretos para los campings asturianos, pero esperemos que dichos planes supongan al final un impulso importante a esta modalidad turística que cada día tiene más partidarios, a pesar de sus detractores.
Sería bueno que los responsables de esta historia se dieran una vuelta por Cataluña y tomarán nota de la calidad e importancia de los campings en aquella autonomía.
Y no estaría nada mal que Asturias, con su singular paisaje, pudiera en un futuro próximo ofertar el camping como un atractivo más de la región.
Seguro que no faltarían visitantes.