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SUPLEMENTO ASTURIAS
JOSE ANDRES BLANCO
ESPIRITU LIBRE
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Una caída con el parapente a causa de una
desafortunada maniobra truncó en seco la trayectoria de este aventurero
madrileño afincado en Llanes.
Después de este golpe psicológico y físico, que muy pocas personas podrían
superar, y tras resurgir de sus cenizas, José Andrés Blanco ya ha conseguido
dos medallas, plata y bronce, y un diploma en ciclismo, en los últimos Juegos
Paralímpicos de Sydney. Ha sido campeón de España de fondo en carretera
y es actualmente el número tres del ranking mundial.
Texto: Gerardo Calvo / Foto
cedida por José Andrés Blanco
José
Andrés es un aventurero. Con la mente mirando hacia el futuro, ya tiene la
vista puesta en las olimpiadas de Atenas. Llegará a ellas con cuarenta y seis
años, y allí piensa culminar su carrera como ciclista.
-Tu objetivo está en Atenas 2002, pero ¿qué competición te has fijado a
más corto plazo?
-Primero quiero ganar el próximo campeonato de España, porque si no
gano, el seleccionador puede llevarme al mundial o no llevarme, y quiero
asegurar mi participación. El mundial quiero ganarlo o al menos estar en el
podium. El año pasado no hice una buena temporada quizás porque me metí en
demasiados deportes a la vez, como barranquismo, piragua o senderismo, y esta
vez no tengo más narices que ponerme las orejeras como los burros y machacarme
la bicicleta si quiero hacer un buen papel. Eso es por lo que me he ido de
Llanes. En Llanes tengo a mis amigos y un día desciendes un cañón, otro día
sales en una piragua, pero en el Centro de Alto Rendimiento del embalse de
Trasona tengo mis horas de trabajo, y no descuido el entrenamiento en
bicicleta.-¿Cuál es para ti la medalla más importante de las dos que
ganaste en Sydney?
-Lo que más me impactó fue un diploma que conseguí en pista mi primer
día de competición, gracias a un sexto puesto, porque no me lo esperaba. En
cuanto a medallas, la que busca el ciclista es la de ruta, es decir la de
fondo en carretera, porque es ahí donde está el intríngulis del ciclismo.
También me vino un poco de sorpresa la medalla de plata que gané en
persecución en pista, porque son especialidades que no entreno asiduamente al
carecer de las instalaciones adecuadas. Es una pena que no tengamos aquí en
Asturias un velódromo en condiciones, porque es una especialidad en la que yo
aprendí mucho y que cuando la pruebas, te engancha.
-¿Te sientes apoyado por las administraciones?
-Mira, nosotros, los deportistas paralímpicos no tenemos ayudas. Una
beca que podía tener un deportista olímpico, el paralímpico no la tiene, ni a
nivel nacional, ni a nivel de ministerio, nada, cero patatero. Luego en el
Principado y forzando a través de la federación, me han venido muy bien esas
medallas, porque estoy becado por la dirección General de Deportes para cubrir
mi estancia en el Centro de Alto Rendimiento de Trasona durante un tiempo.
Y luego está el Ayuntamiento de Llanes, para el que no puedo tener más que
elogios, porque a nivel personal siempre se han portado muy bien conmigo. ¿Qué
si me podían ayudar un poco más? Pues sí, la verdad, pero tiempo al tiempo,
que todo será y todo se verá.
"Nosotros, los deportistas paralímpicos no tenemos
ayudas, ni a nivel nacional, ni a nivel de ministerio, nada"
-¿Cómo te enganchaste al ciclismo?
-Fue a raíz del accidente. Antes ya tenía bicicleta y la usaba como
todo el mundo, para salir a pasear. Pero luego me sirvió de vehículo locomotor
para la recuperación. Cuando los médicos me dijeron "ahora, si quieres volver
a ponerte de pie, mueve tus piernas", empecé y eso es lo que me ha servido.
Como deporte me encanta, porque prefiero los deportes individuales, en los que
nadie te echa la culpa del fracaso de un equipo.
-Con retos que algunos disminuidos han conseguido recientemente, como nadar
24 horas seguidas, ¿crees que se está concienciando la gente de vuestra
capacidad a todos los niveles?
-Es una pena que tengamos que hacer cosas raras para que nos dediquen
una hoja en un periódico o una entrevista en radio y televisión. Somos
disminuidos, pero no discapacitados. Es decir, que a mí me puede faltar un
dedo, una pierna o un brazo, pero puedo hacer lo mismo que tú, que las
personas normales, con las dos piernas y los dos brazos. Si me cuesta más, es
mi problema, pero yo soy libre para decidir si quiero hacerlo o no.
-O sea que puede haber una realidad física, pero no hay por qué aceptar la
limitación...
-Tengo un sesenta y cinco por ciento de minusvalía. Tengo los tobillos
artrodésicos, es decir no los muevo para nada. No tengo gemelos en las
piernas. En la rodilla izquierda, la meseta tibial la tengo destrozada. Tengo
las retículas sujetas por tres tornillos y en la espalda tengo una chapa que
me está sujetando la quinta y la sexta lumbar porque están machacadas. Estoy
así pero mejoro día a día. Aumento el nivel de entrenamiento, y aumento el
nivel de recuperación. Es decir, para mí el ciclismo, la piragua, y demás, no
es sólo hacer deporte, es recuperarme. ¿Que me sirve luego para ganar una
medalla? Vale, pues bendita sea la medalla, pero lo que estoy haciendo es
cuidarme para que mi salud vaya mejorando día a día. No tengo una idea
preconcebida de hasta dónde puede llegar mi recuperación, sino que seguiré
trabajando sin marcarme límites de ningún tipo.
-Aparte de deportista, eres aventurero. ¿Tienes algún proyecto al margen de
la competición?
-Estoy ilusionado ahora con una ruta que quería hacer cuando vuelva
del Campeonato del Mundo. Quiero irme al Himalaya a hacer una travesía en
bicicleta. Unir Lasa, la capital del Tíbet, con Katmandú, la capital de Nepal,
por una carretera que recorre más de mil kilómetros y pasa por el campo base
del Everest.
Después, a la vuelta y aprovechando mi aclimatación en altura, quiero convocar
a los medios de comunicación para establecer un récord de la hora para
discapacitados, que aún no se ha hecho nunca. ∆ |
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