Además de sus obligaciones como alcalde de Lena, ha
asumido la de la presidencia de la FAC. Quiere aportar su grano de arena
al trabajo que venía realizando Graciano Torre, actual consejero de
trabajo, quien antes ocupó este cargo.
Texto y fotos: Lupercio González
Su
principal preocupación está centrada en conseguir una financiación
adecuada para los municipios y que la FAC se convierta en un instrumento
de consenso y no en un foro de discrepancias políticas. No es una tarea
fácil, pero tampoco es imposible. "La Federación Asturiana de Concejos
-manifiesta Hugo Morán- no es presidencialista, en el sentido de que
aquí no se presenta nadie con un programa para desarrollar en un
territorio. Aquí el compromiso es el de coordinar las necesidades de los
78 municipios de Asturias y eso es lo que marca las líneas de
actuación".
-¿Es la FAC una
entidad partidista?
-Aquí no se puede llevar adelante un programa de partido con una
identificación política, porque la Federación es un órgano de consenso.
No se admiten posibilidades de partidismo porque eso implicaría siempre
dejar fuera otras sensibilidades. Es un espacio desde el cual debe
facilitarse el diálogo entre los municipios y que sirva de interlocutor
ante otras administraciones para conseguir respuestas a los problemas
que se generan en la gestión del día a día en un ayuntamiento.
¿Cuál es el reto que yo me marco en estos momentos? Graciano Torre
trabajó más en la construcción de los engranajes interiores, la puesta a
punto, el organigrama, conseguir que la Federación asumiese un ritmo de
trabajo. Yo creo que el paso siguiente es salir hacia fuera, que los
asturianos conozcan la Federación de Concejos, que sepan qué es, para
qué sirve, qué funciones debe cumplir, qué es lo que pueden encontrar en
ella.
"Los
ayuntamientos ya tienen todas las competencias y más, lo que no
tienen son los recursos para gestionarlas adecuadamente" |
-Se habla de consenso amplio, sin embargo las gentes del
PP critican mucho el partidismo que hay desde los socialistas.
-En el ámbito de la Federación Asturiana de Concejos esa
situación no se da. Las decisiones que se toman en la Comisión Ejecutiva
se toman siempre por unanimidad y por consenso. Si somos capaces de
deslindar bien el ámbito del municipalismo como trabajo institucional
del día a día, y el ámbito del municipalismo como trabajo de las fuerzas
políticas, pues seremos capaces de seguir caminando en conjunción hacia
el futuro.
-¿Cuál es la principal dificultad para desarrollar todo
el trabajo que se pretende hacer?
-La situación de los pequeños, medianos y grandes ayuntamientos se
traduce en una escasez de recursos económicos para afrontar el día a día
de la gestión. Esta situación puede agravarse mucho más cuanto más
pequeño sea el ayuntamiento. Un gran ayuntamiento con muchos ciudadanos
tiene siempre más capacidad, pero sigue faltando el apoyo exterior. No
cabe duda de que España ha avanzado en el desarrollo constitucional a
ritmos muy distintos. Este es un país con vocación centralista de muchos
siglos. En un momento determinado aparece el espíritu de la
descentralización, que se desarrolla muy fuertemente hacia las
comunidades autónomas, pero no se desarrolla de la misma manera hacia
los ayuntamientos, que incluso pierden protagonismo. El objetivo es
romper esta dinámica. Los ayuntamientos necesitan que se reconozca el
papel que están jugando en la sociedad de gestión y tienen derecho a
establecer un espacio en el reparto de las tres administraciones,
exactamente igual que las otras dos. No puede considerarse que el
ayuntamiento es una administración de segunda.
-¿Debe cambiar la nueva ley de municipalismo dando más
presupuestos a los ayuntamientos y que asuman más competencias?
-Se está diciendo permanentemente que hay que dotar a los
ayuntamientos de más competencias, pero quien dice esto no conoce la
realidad. Ya tienen todas las competencias y más, lo que no tienen son
los recursos para gestionarlas adecuadamente. Hay que construir una ley
de bases que diagnostique cuál es la realidad de gestión de cada
ayuntamiento y qué servicios son los que realmente está gestionando. Una
vez que eso esté identificado, la discusión no debe centrarse en
transferir más competencias a los ayuntamientos, como se está diciendo,
sino determinar por un lado cuál es el porcentaje de participación en
los ingresos del Estado que debe corresponder a los ayuntamientos; y por
otro, qué parámetros se buscan para saber cuánto dinero le toca a un
ayuntamiento y cuánto a otro. Territorio, población, servicios,
características... hay que encontrar una serie de parámetros que sirvan
para medir cuáles son las necesidades reales de un ayuntamiento, porque
no todos son iguales. Todo esto hay que conjugarlo de manera que al
final los ciudadanos de un municipio no se sientan agraviados respecto a
los ciudadanos del municipio de al lado.
-¿Deberían reducirse y concentrarse el número de
ayuntamientos?
-A veces tendemos a intentar encontrar soluciones copiando de
los demás y no todas las soluciones sirven para todos los sitios.
Asturias una región de poco más de un millón de habitantes, repartido en
78 municipios, algunos de 300.000 habitantes y otros de ciento y poco. A
alguien se le ocurrió en un momento determinado que la fórmula era la
concentración de municipios, esto significa que desaparezcan algunos
para integrarse en otros. Eso mentalmente no lo asume ninguna persona.
Cada ciudadano tiene una identificación y nadie está dispuesto a
renunciar a ella. Yo creo que no se trata de hacer desaparecer
identidades municipales, sino de buscar modelos de gestión que nos
permitan agruparnos, modelos consorciados de servicios que no implican
ninguna renuncia a identidades territoriales. No se trata de borrar
fronteras en el mapa, sino de borrar fronteras mentales: sencillamente,
aprender a hacer cosas juntos.
"No se trata de hacer
desaparecer identidades municipales, sino de buscar modelos de gestión
que nos permitan agruparnos"
-Existe la idea de crear una "ciudad astur" que abarque
cinco polos comprendidos por Oviedo, Avilés, Gijón, la cuenca del Caudal
y la Cuenca del Nalón. No desaparecerían los concejos, pero sí habría
unos supraconsorcios. Estaríamos hablando de una ciudad de más de
800.000 habitantes.
-Había un error que siempre nos tuvo en vilo a la hora de
identificar un sentimiento regional unido, cuando los ciudadanos del
oriente y de occidente se sentían discriminados respecto a los
ciudadanos del centro. Ese error no puede volver a cometerlo esta
región. No podemos crear fuerza de desarrollo regional en torno a una
ciudad polinuclear de 800.000 habitantes, porque se nos quedan fuera
200.000 abandonados a su propia suerte. En ese modelo de gestión
región-ciudad tienen que caber todos con las mismas posibilidades. Quizá
en esa idea inicial que se está desarrollando en el ámbito teórico haya
que hacer un esfuerzo de imaginación un poco más amplio para encontrar
un engranaje perfecto que permita colocar a cada ciudadano de esta
región con independencia del lugar en el que se encuentre, integrándolo
en ese modelo de gestión, en esa Asturias de futuro.
-Todo está cambiando muy rápidamente y Asturias se
esfuerza por no perder el tren. ¿Cómo ves el futuro?
-No podemos hablar de un futuro pensando solamente en Asturias
sin pensar en el resto de este país. No podemos pensar en España sin
pensar en Europa. No podemos pensar en Europa sin pensar en el
hemisferio norte, en los países avanzados. Y una vez llegados a esa
frontera nos encontramos con los países menos desarrollados que están
llamando a las puertas del primer mundo... ¿No estaremos obligados a
encontrar una solución a algo que empieza a atisbarse como un enorme
problema, antes de que eso nos adelante? Quien tiene la capacidad de
gestionar ¿no debería prever esos escenarios de futuro antes de que nos
encontremos con una "revolución" de los países que están llamando a
nuestras puertas? Si los asturianos pensásemos solamente en nosotros
comparándonos con los que están por encima sin pensar en los que están
por debajo probablemente estaríamos contribuyendo a dibujar un mapa de
desigualdades que al final no va a beneficiar a nadie.
"La
situación de los pequeños, medianos y grandes ayuntamientos se
traduce en una escasez de recursos económicos para afrontar el día
a día de la gestión" |
-¿Realmente los ayuntamientos asturianos están en una
situación financiera crítica?
-Están en la misma situación que el resto de ayuntamientos de
este país, porque el modelo de financiación de este país no es el
correcto. Nadie está dispuesto a pensar que en su municipio no tiene por
qué haber menos servicios que en el municipio de al lado. Eso obliga a
las corporaciones municipales a hacer enormes esfuerzos de prestación de
servicios, más allá de sus capacidades y eso va generando
progresivamente unos niveles de incapacidad de autofinanciación que hay
que solventar de alguna manera. La ley inventó un modelo de financiación
para el servicio del agua, de alcantarillado, la pavimentación de calles
y la recogida de basura y poco más, ése es el modelo de ayuntamiento que
inventó la ley en este país. Eso se rompe en mil pedazos cuando nos
encontramos un ayuntamiento de cinco mil habitantes prestando servicios
deportivos, culturales, turísticos, sociales, de la mujer, de turismo. A
veces se gobierna más a base de voluntarismo que de capacidades. Llegará
un momento en el que haya algún ayuntamiento que tenga que cerrar los
servicios porque no tenga capacidad económica para sostenerlos.
-¿Es un buen momento para revisar que las leyes se
ajusten a la realidad?
-Hasta la fecha nunca fue buen momento para hablar de la
necesidad de rehacer el mapa de la financiación en este país, ni cuando
se acercaban las elecciones ni después de las elecciones. Siempre fue la
eterna asignatura pendiente. Yo pienso que cualquier momento puede ser
bueno si hay voluntad por todas la partes implicadas. Se necesita que
los partidos políticos estén de acuerdo porque al final donde se deciden
los cambios de las leyes es en el parlamento, y entre administraciones.
Los ayuntamientos deben deben estar sentados en la mesa donde se decida,
exactamente igual que las comunidades autónomas estuvieron cuando se
decidió el reparto de competencias y financiación. Hay que hablar de un
modelo igual para todo el país, porque se puede cometer el error de
pensar que la única descentralización que debe hacerse debe ser de las
comunidades autónomas hacia los ayuntamientos y entonces nos
encontraremos con ayuntamientos de distinta categoría en función de las
sensibilidades de las distintas comunidades autónomas y eso no puede
ser, tiene que haber una garantía, una base mínima que establezca una
igualdad entre todos los ayuntamientos de este país y eso sólo sale de
la posibilidad de acuerdo con la administración central, que tiene que
marcar una regla de juego general para todo el país, si no podemos
encontrarnos con ciudadanos de primera, de segunda y de tercera, en
función de cual haya sido la voluntad de negociación en cada sitio.
-¿Cómo te gustaría que se recordase tu labor en este
cargo?
-Yo casi preferiría que no se recordase, porque significa que no
habría provocado absolutamente ninguna discrepancia en el ámbito
interno. Yo creo que la Federación debe caminar sin sobresaltos, por lo
tanto no creo que sea bueno que se diferencien los mandatos de un
presidente con respecto al anterior porque eso significaría que hay
altibajos. Yo preferiría que no se me recordase por nada en especial en
mi paso por este cargo, sencillamente yo lo único que voy a intentar es
hacerlo por lo menos tan bien como lo hizo mi antecesor. Nada más. ∆ |