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ENERO 2008

Especial Nieve

León

 

 

Ruta alternativa: variante de Riopinos

Variante de Riopinos
Foto: san-isidro.net

Llegando a Riopinos y muy cerca de las pistas sorprende ver el Salto del Angel, una cascada que entona con
la belleza del entorno.

 

 

 Variante de Riopinos    De camino a las montañas

Hace sólo unas temporadas que se abrió la variante de Riopinos, un acceso más corto y tranquilo a la Estación Invernal de San Isidro. El camino recorre un paisaje de gran belleza por tierras del Curueño. Pueblo tras pueblo y por distintas carreteras se llega al final del destino, un área con remontes, pistas y servicios para los esquiadores.

A la Estación Invernal de San Isidro se accede en un santiamén por la variante de Riopinos, una vía abierta recientemente desde el Puerto de Vegarada. Llegar hasta allí no tiene pérdida si se presta atención al trayecto. Desde León se sigue la carretera LE-311 hasta la Estación de Matallana. Allí, en una rotonda, hay que elegir el desvío de la comarcal CL-626 en dirección a La Vecilla hasta encontrarnos con el letrero que indica a Valdepiélago y Valdelugueros por la vía LE-321. Este es el camino directo hacia el norte y pronto la nieve cubre el paisaje a medida que nos acercamos al Puerto de Vegarada. Desde allí se abre el desvío a Riopinos, un nuevo acceso que une la Estación de Esquí de San Isidro con la vertiente del Curueño.

¿Qué ventajas ofrece?

Los aficionados a los deportes blancos estarán de acuerdo que ir por Riopinos tienen sus ventajas. Para empezar el aparcamiento está a pie de pista, donde se encuentra un edificio de usos múltiples con restaurante y cafetería. De allí mismo parte un telesquí y un telesilla biplaza con capacidad para 1.200 personas a la hora. Este remonte asciende a los usuarios a gran altitud donde tienen acceso al área de Cebolledo, una zona mucho más concurrida de la estación de San Isidro. Los que prefieren quedarse en la de Riopinos disponen de varias pistas en este lado de la montaña. La "Del Oso" es de dificultad media, "El Valle" y "Vegarada Express" son rojas y por tanto difíciles. Más aún es la de "Los Cazadores", una pista negra reservada para los expertos que en su tramo final cuenta con una cinta transportadora. Muchos de los esquiadores que eligen venir a Riopinos huyen de la masificación que hay en la Estación por el valle del Porma. Aquí no son habituales las aglomeraciones ni las colas, algo que se agradece.

¿Dónde parar?

En este recorrido alternativo, entre la ciudad y las montañas, hay numerosos servicios que aparecen a medio camino. En los pueblos hay restaurantes y mesones donde parar a tomar algo o comer; cómodos alojamientos y casas rurales para los que deseen prolongar la estancia. El paisaje que se ve desde la carretera es hermoso, con lugares únicos como la Cascada de Nocedo o las Hoces de Valdeteja. Las montañas desnudas de roca caliza se cubren en las laderas de extensa vegetación, praderas y bosques de acebos y abedules. A los aventureros les convendrá saber que en el Puerto de Vegarada se pueden trazar itinerarios para andar con raquetas de nieve o practicar esquí de fondo en un circuito adaptado para este deporte. Llegando a Riopinos y muy cerca de las pistas sorprende ver el Salto del Ángel, una cascada que entona con la belleza del entorno. §

 

La Vecilla
Foto: Valvanera

 

 

 La Vecilla    Un recorrido por sus pueblos

A orillas del Curueño se asienta La Vecilla, un municipio que da la bienvenida al viajero para mostrarle su historia y su cultura. Cada uno de sus núcleos urbanos forma parte de un gran puzzle que descubre los monumentos, el paisaje, las tradiciones y el arte de la pesca en esta tierra.

Aviados vamos por estos campos hermosos donde canta l’avecilla..." Así recitaban los romeros del alto medievo una antigua copla, asombrados ante la belleza de este lugar. Lo que entonces sirvió de inspiración para aquellos juglares hoy es motivo de visita para los turistas. La Vecilla está bien situada entre la montaña y la ribera, de forma que el paisaje se suaviza o se vuelve agreste según donde se pose la mirada. Por todas partes se ven chopos, robles y monte bajo, con la compañía inseparable del río Curueño, que atraviesa el término municipal de norte a sur. Hasta aquí se llega en tren de vía estrecha FEVE, el ferrocarril que une la ciudad de León con Boñar y Cistierna. Por carretera también resulta fácil. Si se viene desde Asturias, León o Palencia hay que enlazar con la C-626 para llegar a La Vecilla. En cualquier caso hay que visitarla poco a poco para no dejarse nada a medio camino.
Cuatro son las localidades que pueblan este municipio. Cada una de ellas tiene su propio aspecto rural, un monumento o un detalle histórico que la define. De Campohermoso podemos decir que en realidad hace honor a su nombre. Las montañas arropan a este pueblo pintoresco que nos invita a conocer su Barrio de Arriba, la Calicha y la Plaza del Caño. Cerca está la capital municipal La Vecilla con su Torreón Medieval, reconstruido en el siglo XIV. Esta estructura es símbolo de porte y distinción en el núcleo urbano donde también destaca la iglesia, y en su interior una talla muy antigua de Santa Catalina. A la vera del río y metida entre montes se encuentra La Cándana, una pequeña aldea donde te contarán la leyenda de la Dama de Arintero. Algunos blasones en piedra dan constancia de esta mujer que partió a la guerra vestida de caballero para sustituir a su anciano padre. Aguas abajo del Curueño se llega a Sopeña, uno de esos pueblos que muestran la imagen típica del páramo leonés. Su iglesia llama la atención y no tanto por sus dimensiones sino porque la pared frontal, el soporte de la espadaña y su campanario están hechos con cantos del río Curueño.
La gente en los pueblos está orgullosa de sus costumbres y de antiguas tradiciones que aún se mantienen vivas. Las aprendieron de sus mayores y por eso no olvidan los juegos y deportes autóctonos, como las partidas de bolos que todavía se practican en la modalidad de la bola cacha o partida. Por otra parte, la práctica de la lucha leonesa merece mención especial en este municipio donde se han forjado muy buenos campeones. En los pueblos se celebran todos los años importantes competiciones: de lucha senior en La Vecilla y en Sopeña, y de base en Campohermoso y en La Cándana.

En el municipio se han forjado buenos campeones de lucha leonesa.

A menudo los encuentros deportivos coinciden con las festividades de La Vecilla. Conviene citar las más señaladas. Empieza el año con la Cabalgata de los Reyes Magos el 5 de enero y le sigue el Desfile de Carnaval que anima a grandes y pequeños. En marzo se celebra la Muestra de Gallos de Pluma y Mosca Artificial que tiene gran repercusión en la provincia y en los aficionados a la pesca. En los meses estivales, entre finales de julio y principios de agosto, se realiza la Fiesta del Veraneante con invitación de bollos preñados y sidra entre los asistentes. Tampoco podían faltar los Corros de Lucha Leonesa y las Actividades de verano en La Vecilla.
Más allá de los pueblos está el paisaje que envuelve a este municipio donde se han trazado algunos recorridos para favorecer la práctica del turismo activo. Una de ellas es la denominada P.R. Ruta Panorámica que discurre sobre el valle de La Vecilla por amplias pistas de escasa dificultad, así que se puede ir a pie, a caballo o en bicicleta. El trayecto es sencillo: La Vecilla - Campohermoso - Camino de Las Corollas - Collado de Tres Pandos - Camino de Pengaos - La Vecilla. En cualquier momento del camino podemos echar la vista atrás para ver las Peñas de Valdorria y Cuento Ancino que permanecerán como telón de fondo de esta sencilla excursión. §

 

Plumas codiciadas

Los pescadores experimentados conocen bien la famosa pluma de los gallos de La Vecilla. Con ella se confeccionan miles y miles de cebos artificiales para la pesca deportiva. Este es un producto que cuenta en este municipio con numerosos criadores y especialistas en el arte de "atar moscas".
Los gallos del Curueño, y en concreto de La Vecilla, son de raza autóctona. Ellos no sólo son los amos y señores del corral, también son los grandes protagonistas de la zona para los aficionados a la caña y el sedal. Sus finas plumas, llamadas de cristal, están muy cotizadas para el montaje de mosquitos artificiales empleados como los mejores señuelos en la pesca de la trucha. Estos anzuelos se montan de forma manual y tienen una tradición de cientos de años transmitida de generación en generación. "El Manuscrito de Astorga" que data de 1624 es el primer catálogo que nombra la eficacia de las plumas en el arte de la pesca. Entonces ya se hablaba de los gallos indios y pardos que todavía hoy se crían en estos pueblos, y cuyo plumaje imita las alas de los insectos que viven en las aguas de los ríos. La clasificación de las plumas depende de su forma y coloración, por eso adquieren nombres peculiares como: flor de escoba, encendido, tostado, largareto, corzuno, acerado, rubión, avellanado, negrisco o palometa. En el municipio de La Vecilla hay numerosos criadores de gallos y montadores de moscas artificiales que dan vida a esta singular industria artesanal. Podemos empaparnos del ambiente de la zona si seguimos la Ruta de la Pluma. Es un trayecto señalizado con paneles indicadores que repasa cada una de las localidades donde se produce la pluma para la pesca. La Cándana, Campohermoso, Sopeña, La Vecilla... La excursión transcurre por el Cordal del Camino de Las Corollas en una pista que atraviesa una zona repoblada de pinos. La visión de la zona abarca los valles del Curueño, del Torío y de Boñar. En lo alto del monte un viejo camino a la izquierda baja hasta Sopeña. En este pueblo hay que tomar el ramal sur de la Calzada Romana, el camino que lleva a La Vecilla, punto final de la ruta. §

 

Aviados
Foto: Nan

 

 

 Valdepiélago    Arropada por la roca

Un paisaje abrupto, impresionante, envuelve al municipio de Valdepiélago. Las aguas del Curueño son compañeras inseparables de esta imagen que ha servido de inspiración a artistas, escritores y poetas. Entre líneas hablan de la hidalguía y belleza de unos pueblos que poco a poco despuntan como referencia turística.

Los cinco sentidos se agudizan al atravesar estas montañas. La mirada se pierde en las oquedades de las paredes calizas y descubre el río que se esconde entre los recodos. El oído se acostumbra al silencio y escucha el viento que mueve las hojas de los árboles. Las manos y la piel buscan el contacto con la roca, la suave hierba y el agua fría que baja de las montañas. El aire es limpio, fresco, y huele a leña en los pueblos. Los sabores se guardan en las cocinas, en los productos típicos y en la gastronomía de la zona, que tanto atrae a los viajeros. Valdepiélago conserva la pureza de un paisaje extraordinario que se ha mantenido intacto a los cambios de la civilización. Algunos pensaron hace unos años que tanta belleza natural no podía ser espectáculo para unos pocos vecinos y visitantes ocasionales. El motor del turismo se puso en marcha y ahora este municipio se promociona en las guías y folletos que hacen referencia a esta zona. Han mejorado infraestructuras. Las poblaciones se han puesto al día en cuanto a servicios, así como en ofertas de ocio y tiempo libre. Algunas están situadas al pie de altas montañas como Valdorria o Correcillas. El relieve se suaviza en los valles donde encontramos otros pueblecitos, entre ellos Montuerto, Nocedo o La Mata de la Bérbula. El terreno pierde altura hacia la ribera del Curueño donde se asientan Valdepiélago, Otero y Ranedo. Sin perder de vista a Aviados situado en las faldas de la inconfundible cresta de Peña Galicia.
Valdepiélago fue durante siglos capital y cabeza de la Real Encartación del Curueño. Esto que suponía privilegios reales beneficiaba a sus habitantes, muchos de condición noble que no estaban sujetos a otro señorío, más que al propio rey. Como constancia de aquel pasado quedan joyas del patrimonio como la centenaria Arca de tres llaves que se conserva en el Ayuntamiento. Esta se mandó construir por orden de los Reyes Católicos y en su interior se guardaban importantes documentos, inventarios y ordenanzas territoriales. Valdepiélago tiene mucha más historia que contar si miramos a los vestigios del pasado que certifican que tuvo monasterios, castillos, casas señoriales con escudos heráldicos, iglesias y calzadas romanas. Destaca entre tanta arquitectura de piedra la ermita de San Froilán, en el pueblo de Valdorria. Este lugar tiene un gran valor religioso, histórico y turístico en torno a la figura de San Froilán, un ermitaño que vivió en la edad media y se convirtió en el patrón de la diócesis de León.
Las fiestas y romerías son motivo de visita en este municipio. Lo son también el Corro grande de Lucha Leonesa que se celebra en verano o los juegos de los bolos en los pueblos. Para los que tengan otras aficiones hay varias zonas habilitadas en el río Curueño para la pesca de la trucha, y una zona de escalada en Aviados. §

 

Puerto de Vegarada
Foto: Fusión

 

 

 Valdelugueros   Esquí de fondo en Vegarada

Márcate un día de aventura en Valdelugueros. Este invierno han acondicionado un circuito de esquí de fondo en el Puerto de Vegarada, ideal para aficionados y principiantes. Si todavía no cuentas con un equipo para practicar este deporte no te preocupes. En este municipio podrás alquilar el material básico y pasar una jornada inolvidable.

Las guías turísticas de la zona dedican páginas y páginas a este municipio situado en el extremo norte del Alto Curueño. Su mayor riqueza es la variedad de paisajes que posee y que conforman un universo de posibilidades para realizar actividades en la naturaleza. A la gente que pasa por aquí en esta época le llama la atención la cantidad de nieve que acumulan valles y montañas. El manto blanco cubre el paisaje, desde las cumbres hasta las laderas más suaves, lo cual favorece la práctica de los deportes invernales. Con estas condiciones dan ganas de bajarse del coche y empezar a caminar por las laderas con unos esquís o raquetas de nieve. Un buen lugar para ello es la parte alta del Puerto de Vegarada, donde se ha preparado un circuito de esquí de fondo. Esta es la novedad de la temporada, y una buena noticia que reclama la atención de los viajeros. Para mantener el estado del trazado de forma permanente el Ayuntamiento de Valdelugueros ha adquirido una máquina pisapistas. Además, como servicio complementario, cuenta con material en alquiler para aquellos que vengan a practicar este deporte. En función de las nevadas de este invierno es posible que se abra otro circuito entre el Puerto de Vegarada y Redipuertas. En cualquier caso, la previsión para el año próximo es aumentar la zona esquiable y fomentar de este modo el turismo de nieve en la zona.

Desde las cumbres a los valles

En Valdelugueros el paisaje se dibuja con arroyos, pueblos de piedra y teja, montañas calizas, bosques de hayas y cuevas bajo tierra. La luz del sol ilumina un espacio irrepetible que despierta los sentidos. Este es un rincón del paraíso, escondido entre montañas a orillas del río Curueño. Sin salir del municipio se pueden realizar ascensiones a montañas míticas como el Pico Bodón, paseos a caballo por pistas y caminos, o practicar el senderismo en rutas más o menos arriesgadas. Los que prefieran paseos sencillos visitando parte del patrimonio del municipio, les proponemos recorrer el tramo norte de la Calzada de la Vegarada. Esta antigua vía está llena de puentes romanos y medievales que han cruzado durante siglos peregrinos, arrieros y gente de paso entre Asturias y León. En el mundo de la espeleología hay un rincón mágico que se encuentra precisamente en Valdelugueros, en concreto en el pueblo de Llamazares. Es la Cueva de Coribos, llena de formaciones coralinas petrificadas, prácticamente la única que hay en Europa de este tipo. Para verla hay que ir en verano. La visita es guiada y ofrece todo tipo de detalles y explicaciones. Quienes han entrado en ella han quedado sorprendidos al ver en las entrañas de la tierra un mundo marino que se ha convertido en piedra.

La vida en los pueblos

Este es un valle donde el mundo rural se mantiene en estado puro. La gente en Valdelugueros vive principalmente del ganado, y está acostumbrada al ritmo pausado del quehacer cotidiano derivado de su relación con la naturaleza. Son sus vecinos quienes nos llevan de la mano a este mundo de sensaciones y los que nos hablan de cómo se vive entre estas montañas. En Tolibia de Abajo, Toño nos cuenta que todo cambia según la época del año. "En verano hay más trabajo -recoger la hierba, atender a los animales-, pero también hay más animación. Viene mucha gente y se celebran las fiestas en los pueblos". Por sus comentarios se deduce que la vida en invierno es más difícil, sin embargo tiene otros alicientes. "Cuando realizamos la matanza del cerdo -añade- nos ayudamos entre los vecinos y ese día hacemos una fiesta. Aquí hay mucha afición a la pesca y a la caza, por eso cuando se captura un jabalí lo celebramos con una cena popular". Entre otros comentarios, este vecino nos recomienda un lugar de la zona para visitar: las cuevas de las Lendreras y nos indica cómo llegar hasta allí. "Desde León, por la carretera, y antes de llegar a Tolibia de Abajo, hay un desvío a mano derecha. Ahí empieza una pista y después de andar aproximadamente un kilómetro y medio de distancia se llega al Valle Valdemaría, donde se encuentran estas cuevas".

Sin salir del municipio se pueden realizar ascensiones a montañas míticas como el Pico Bodón, paseos a caballo por pistas y caminos, o practicar el senderismo.

Tomasa es otra vecina del pueblo de Tolibia de Arriba. Ella coincide con Toño en que los inviernos en estos pueblos son muy duros y largos, pero eso no significa aburrimiento. "Yo suelo hacer las cosas de la casa, coser, leer y dar largos paseos con mis perros". Aprovechamos para que nos aconseje una ruta y para conocer así el entorno. "Desde Tolibia de Abajo se puede subir al Pico Mahón -nos recomienda-. Es un recorrido que ofrece unas vistas preciosas. Desde este pueblo también puedes ir hasta Valdehuesa o a Villaverde de la Cuerna, una localidad que llama la atención por su belleza". §

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Última revisión: abril 07, 2011. 
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