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MAYO 2007

Montaña Palentina

Fuentes Carrionas. Guardo. Velilla del Río Carrión.

La Peña.

La Pernía. San Salvador de Cantamuda. Cervera

Campoo. Aguilar de Campoo.

La Valdivia. Pomar de Valdivia.

La Braña. Barruelo de Santullán. Brañosera.

 

La Valdivia

El río Ivia riega los campos y da nombre a esta parte de Palencia, justo en el límite con las provincias de Cantabria y Burgos. Desde el relieve montañoso de la Sierra de Híjar el territorio desciende a las fértiles llanuras donde se asienta, junto a Aguilar de Campoo, el municipio de Pomar de Valdivia. En este paisaje sin aparentes sobresaltos se esconden varias maravillas de la naturaleza. Son espacios protegidos, lugares de gran interés ecológico, y una red de grutas bajo tierra que asoman en la famosa Cueva de los Franceses.

Mirador de Valcabado
Foto: Valvanera

 

 

 Pomar de Valdivia

Para amantes de la geología

El viento, el agua, la tierra los elementos de la naturaleza se han entretenido durante miles de años en esculpir y crear rincones fantásticos en esta comarca natural de la Montaña Palentina. Covalagua, la Cueva de los Franceses, Las Tuerces o el Cañón de la Horadada son parajes turísticos que coinciden en Pomar de Valdivia. Son los parajes más promocionados en las guías de viajes y dedicaremos otro espacio para hablar de ellos. Pero en este municipio palentino tenemos mucho más que visitar, desde sus núcleos urbanos y el patrimonio artístico, hasta su entorno natural. Allí también nos aguardan las sorpresas, historias antiguas y unas vistas que se pierden en la lejanía.

Esta tierra fue durante siglos encrucijada de pueblos y jurisdicciones, entre cántabros y romanos, entre condados y merindades, y actualmente entre comunidades autónomas. En el siglo XIII existía una ruta que pasaba por Pomar para llevar la lana de Castilla a los puertos de Santander, y distribuirla después a toda Europa. Son estas referencias históricas las que nos hablan de un municipio que guarda también de su pasado un importante conjunto monumental. Ahí están como ejemplo la iglesia románica del siglo XII en Cezura, y otra de estilo renacentista en Báscones de Valdivia. En Rebolledo de la Inera hay un rústico templo muy antiguo dedicado a San Miguel y en Pomar de Valdivia está la Iglesia de la Santa Cruz , del siglo XVI, que tiene un pórtico románico y un bello retablo en su interior. Desde esta población se divisa al fondo el Monte Bernorio, un cerro mítico que estuvo habitado en la Edad de Hierro y quizás en la de Bronce. Fue ocupado por los celtas, y en el periodo celtíbero contó con una muralla interior. Todavía hoy se conservan algunos tramos de un cercado que podría haberse construido entre los siglos V y III antes de Cristo.

Tras dar un rodeo por los pueblos del municipio nos quedamos en uno de ellos -Villaescusa de las Torres- para acercarnos al Monumento Natural de Las Tuerces. Este paraje, situado en una altiplanicie rocosa, muestra las caprichosas formaciones que la erosión ha causado al disolver la caliza. A poca distancia del pueblo y por una ruta distinta se llega por una estrecha senda al Cañón de la Horadada. El responsable de esta curiosidad geológica es el río Pisuerga y la fuerza de su caudal, que tras recibir las aguas de los afluentes Camesa y Lucio, se abrió paso natural a través de siglos en su largo viaje hacia la meseta.

Hay otros detalles singulares para conocer en la zona como el "Canto Hito", una construcción megalítica de unos tres metros de altura cuyo origen podría ser prehistórico. Se encuentra aproximadamente a un kilómetro de la Cueva de los Franceses, en el centro de una gran explanada que se divisa a distancia. En otra dirección y desde el Mirador de Valcabado parte la Senda que lleva a la Cueva de los Lobos y el camino no tiene pérdida porque está señalado con grandes mojones de piedra. Este orificio en el suelo en el que confluyen dos vallas de piedra, era utilizado para la caza de este animal, una práctica que se realizaba en esta zona en la antigüedad.

 

Cuatro excursiones en Pomar de Valdivia

 Covalagua

Es en el Páramo de la Lora donde se encuentra el espacio protegido de Covalagua, uno de los paisajes más bellos de la Montaña Palentina. Llegar hasta allí es muy sencillo. Hay que pasar el pueblo de Revilla de Pomar y continuar por la carretera para llegar a una zona de aparcamiento. A partir de allí el camino se sigue a pie hasta un puente de madera que nos acerca a Covalagua, donde nace el río Ívia. Tras surgir de la cueva las aguas juegan a saltar en cascadas, de escalón en escalón, entre rocas cubiertas de esponjosa toba, hasta una piscina natural. El lugar es un espectáculo, refrescante para los días calurosos y hermosos para conservarlo en una imagen fotográfica. Con un poco de suerte podremos observar a los venados que se refugian en esta pequeña reserva, donde crecen las hayas, los acebos y algún tejo solitario en medio de la espesura del bosque.

 Cueva de los Franceses

Seguimos el camino del agua, esta vez hasta las entrañas de la tierra. En las capas calizas más internas del Páramo de La Lora la corriente subterránea ha hecho su erosión química. Allí ha creado a lo largo de millones de años una red de cavidades y un paisaje caprichoso de estalactitas y estalagmitas que podemos ver en la Cueva de los Franceses. Sus salas y galerías han sido acondicionadas para las visitas turísticas, con accesos, pasillos interiores y una iluminación artística que realza aún más sus formaciones pétreas. Esta es la única cueva visitable de la provincia y tiene un recorrido aproximado de quinientos metros. El nombre de esta cueva le viene de la guerra de la Independencia, al ser el lugar donde reposaron los restos de los combatientes franceses que murieron en una batalla ocurrida en el Páramo.

 Mirador de Valcabado

De la Cueva de los Franceses al Mirador de Valcabado dista poco más de un kilómetro en línea recta. Se llega por una carretera que conduce a una amplia y espectacular plataforma con barandillas, donde podremos asomarnos al valle de Valderredible a 1.173 metros de altura. Este mirador y su acceso han sido inaugurados hace sólo unos meses para ofrecer al visitante una perspectiva inigualable. Lo primero que se ve son las copas de los árboles de un extenso bosque poblado de hayas y robles. Más lejos se divisan numerosos pueblos cántabros y castellanos. Al fondo se alcanzan a ver los farallones labrados del río Ebro. Si el día está despejado la vista del valle es magnífica, pudiéndose ver al mismo tiempo las tres provincias de Palencia Cantabria y Burgos.

 La memoria del Páramo

Todos los lugares que hemos descrito anteriormente podremos visitarlos en un solo recorrido que lleva por título La memoria del Páramo. El itinerario está indicado en una marquesina que hay a las afueras del pueblo de Revilla de Pomar. Allí sabremos por donde discurre este camino circular marcado con balizas que recorren seis puntos de interés. En el primero de ellos podemos aparcar los coches para emprender esta ruta autoguiada que se realiza siguiendo los paneles explicativos. En ellos aprenderemos de forma didáctica la fauna y flora de La Lora, el paisaje y la huella del ser humano, los procesos kársticos y las surgencias de Covalagua. A medio camino pasaremos por la Cueva de los Franceses y cerca del Mirador de Valcabado para terminar en el punto de partida y regresar después a Revilla de Pomar.

 

 

  

La Braña

Poco a poco nos desplazamos hacia la parte más oriental de la Montaña Palentina, allá donde La Braña se erige como frontera natural con Cantabria. Dominan las alturas las cumbres del Valdecebollas, El Cueto y El Sestil situadas en un extremo del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre. Abajo se extiende el espacioso Valle de Santullán, con sus praderíos y veredas, arroyos y pueblos. Nos detendremos en Barruelo, y luego en Brañosera para conocer acontecimientos culturales, atractivos turísticos y rincones naturales.

En los valles de Barruelo dominan los colores de las flores y el olor de las plantas medicinales.

 

 

 Barruelo de Santullán

Vena turística

Bajo la tierra de Barruelo se almacenan grandes filones de carbón que dieron riqueza al municipio en la primera mitad del siglo XX. Entonces fue el preciado fósil negro lo que dio vida y prosperidad a esta población, que creció a pasos agigantados y llegó a ser una de las cabeceras mineras de la cornisa cantábrica. El casco urbano se modernizó en aquellos años y la pequeña aldea que había sido hasta entonces se convirtió en un importante centro económico al norte de la provincia. Los tiempos han cambiado, también los modelos industriales que han propiciado el receso de la extracción hullera. Sin embargo Barruelo de Santullán sigue siendo una población destacada en la zona, con variedad de servicios y establecimientos. Con el auge del turismo rural este ayuntamiento tiene otros filones por explotar. Están relacionados con su patrimonio románico, su pasado minero, una gran actividad cultural, una intensa vida social y un entorno situado en plena Montaña Palentina.

 

Una visita con historia

El atractivo más singular de esta localidad es el Centro de Interpretación de la Minería, que se encuentra en el mismo núcleo urbano. La visita empieza en el museo, con un recorrido visual e interactivo que muestra al detalle temas como la geología, historia de los minerales, el carbón como fuente de energía y el duro oficio de los mineros. A través de vídeos, pantallas y maquetas se ofrece una completa información de un mundo desconocido para muchos. El complejo museográfico incluye también la Mina Visitable, situada a un kilómetro de Barruelo. Un guía conduce al visitante al interior de una galería rehabilitada, para conocer en vivo y en directo el proceso de la extracción del carbón. El lugar está ambientado con efectos y sonidos reales que recrean la actividad minera con todo su realismo.

A la salida podemos volver a Barruelo para pasear por sus calles, ir de compras y tomar algo en uno de sus bares, locales y restaurantes. No podemos quejarnos porque en esta población hay servicios para elegir y cuenta además con varios locales de copas que ofrecen buena música y ambiente nocturno hasta la madrugada.

 

Un paseo por los alrededores

Dejamos a un lado la población de Barruelo para imbuirnos en la naturaleza y disfrutar de otras visitas turísticas en el municipio. El arte románico en los pueblos atrae a los viajeros que quieren conocer las joyas más valiosas del patrimonio histórico. En Cillamayor se puede ver una muestra de este estilo en la iglesia de Santa María la Real. Otros monumentos a señalar son la torre medieval y la iglesia de Santa Marina, del siglo XII, que se encuentran en Villanueva de la Torre. Pero el edificio más importante es la iglesia de San Cipriano en Revilla de Santullán, considerado uno de los mejores ejemplares del románico rural palentino. La belleza del paisaje compite con estas obras arquitectónicas enclavadas en un entorno que alberga una enorme variedad de especies en flora y fauna. Lo vemos en la senda "La Pedrosa" donde pueden practicar senderismo personas de todas las edades. El camino, tapizado de hojas caídas, atraviesa un precioso bosque de robles y hayas en dirección a Brañosera. Estos árboles visten las montañas de vegetación, aunque en estos montes también se pueden ver pinos, abedules, sabinas y sauces. En estos valles dominan los colores de las flores y el olor de las plantas medicinales. Hay arándanos y avellanos, cerezos silvestres, enebros, y en ocasiones algún tejo. Por si fuera poco, los praderíos en otoño se cubren de hongos y setas que llenan las cestas de los aficionados a la micología. Este es el hábitat exclusivo de muchos animales, roedores, aves que anidan en las rocas y piezas de caza muy apreciadas como la perdiz pardilla.

El lugar es ideal para realizar actividades al aire libre en plena naturaleza.

 

Saca tu billete

Este verano esperaremos en el andén para subirnos al nuevo tren turístico que recorrerá un tramo del municipio. La inauguración está prevista en los próximos meses y el viaje será de trece kilómetros por una vía férrea recién recuperada, desde Quintanilla de las Torres a Barruelo de Santullán. Los pasajeros podrán relajarse en sus asientos para ver pasar desde las ventanillas un paisaje de postal al son del traqueteo de los vagones. El trayecto recordará las travesías de antaño porque se van a arreglar las antiguas estaciones de tren en Barruelo y en Cillamayor. Se construirá además un cocherón para guardar este ferrocarril que con toda probabilidad contará con una máquina de vapor.

Brañosera

 

 

 

 Brañosera

Lugar de brañas y osas

Brañosera comparte con Barruelo la belleza que posee la zona de La Braña. Desde siempre este fue un espacio privilegiado, y como indica su nombre de Brannia Osaria un paisaje de gran riqueza vegetal habitado por el oso. La presencia de este mamífero es escasa en estas tierras pero goza de la protección de las gentes que viven en este municipio, enclavado entre las montañas cantábricas de la Sierra de Híjar y el Valle de Santullán.

Brañosera presume de su patrimonio natural y también de ser el primer Ayuntamiento de España, según dicta la historia y una Carta Puebla del año 824. Esta población está situada a cuatro kilómetros de Barruelo por una carretera comarcal que conecta con Aguilar de Campoo y está en fase de obras que mejorarán considerablemente su acceso. El viaje será entonces más rápido y agradable para conocer un conjunto urbano que conserva el sabor medieval y tradicional de la arquitectura montañesa. Se observa claramente en las fachadas de las casas -algunas con detalles heráldicos y blasones- construidas con la típica piedra que se extrae aquí y es tan valorada por su gran duración. Como cabecera municipal Brañosera acoge a otros cuatro pueblos: Salcedillo, Valberzoso, Orbó y Vallejo de Orbó. En todos ellos se pueden ver edificios religiosos y ermitas, algunas rústicas y otras con un claro estilo románico como la iglesia de San Juan Bautista en Valberzoso, declarada Bien de Interés Cultural. Una visita a Salcedillo tiene doble compensación. Podremos ver su iglesia románica del siglo XII, y observar en sus aledaños algunos tramos enlosados de una antigua calzada romana que atravesaba el Valle de Santullán hacia Cantabria. Desde este mismo pueblo parte el sendero de Valdecebollas y El Cueto, una de las rutas de la Montaña Palentina que se puede seguir vía satélite con un terminal de GPS. El camino es de fácil trazado y puede realizarse en cualquier época del año, aunque es ahora con el buen tiempo cuando más se disfruta. Si la naturaleza es atractiva en Brañosera, también lo son las fiestas populares, algunas tan arraigadas como la de "comer la borrega". Antiguamente los ganaderos traían de tierras lejanas a pastar las ovejas a los cinco puertos de la zona. Al finalizar la temporada regalaban una borrega al pueblo y se celebraba una comida popular. Con el tiempo se ha convertido en una tradición que todos los años tiene lugar en este municipio.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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