EDITORIAL

Asturias reclama turismo, necesita turismo e invierte en turismo.
Asturias, gracias a su naturaleza incomparable, es un reclamo por sí misma para los visitantes que, sobre todo en esta época del año, vienen buscando paz y naturaleza.
Pero al llegar se encuentran con que las cabezas pensantes del Principado escogieron los meses más turísticos para hacer las obras más complicadas y crear así todo tipo de problemas a los que ya están cansados de ellas en sus lugares de origen.
Y la guinda la lleva el famoso cruce de Soto del Barco.
Ponerse a hacer obras, construir la dichosa glorieta, precisamente cuando más tráfico hay en todo el año, nos hace dudar de la cordura o de la capacidad de quienes tomaron la decisión, porque la única realidad que existe es que todo iba a estar terminado en junio o primeros de julio, como mucho, y nos pilló el toro de agosto con el culo al aire.
Lo mismo pasa en Oviedo y en otras ciudades o villas de Asturias, donde el visitante se encuentra con situaciones que no facilitan para nada la imagen de Asturias y donde los problemas, los mismos, se repiten todos los años sin que nadie encuentre soluciones.
¿Queremos turismo?, pues cambiemos de mentalidad, porque a nadie se le ocurre hacer limpieza general en su casa cuando espera visita.
Es cuestión de sentido común.