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SUPLEMENTO ASTURIAS  

INCONFORMISTA Y REBELDE

LAURA GONZALEZ
Texto y foto: Lupercio González

LAURA GONZALEZ

Hace más de cinco años que esta eurodiputada por IU trabaja en el Parlamento Europeo. Este hecho le ha permitido ver las cosas que suceden en el mundo desde una atalaya privilegiada. Sabe, como siempre supo, que si se quieren cambiar las cosas de esta sociedad injusta, no se puede tirar la toalla. Por eso el espíritu inconformista de Laura sigue batallando por hacer realidad su sueño: una sociedad más justa y solidaria.

 

 

 

 

 

 

 

 

"No se puede vivir a gusto mientras se sepa que hay tantísima gente que no vive, que no come, que se muere...¡Es terrible!"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Si no fuera por el espíritu rebelde de algunas mujeres no se habría avanzado en estos últimos años tanto como se avanzó"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"La situación de los hombres mejora cuando la situación de las mujeres mejora"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Recuerdo con muchísimo cariño cómo mi abuela y mi madre atendían a los niños de un grupo de gitanos. Mi madre los traía a casa, los bañaba y los vestía con la ropa de mi hermano"

En el Hospital San Agustín de Avilés fue donde aún muy joven inició su actividad sindical. Sin ella proponérselo se vio inmersa en un conflicto defendiendo a las mujeres de la limpieza que reclamaban mejores condiciones salariales. Más tarde vinieron las primeras elecciones democráticas municipales, en las que fue elegida como concejala del PCE en el Ayuntamiento de Avilés. Posteriormente llegó a ser diputada regional y Presidenta del Parlamento Asturiano: fue la primera mujer en ocupar este cargo. "Al año de dejar la presidencia del Parlamento Asturiano -rememora Laura- dimitió un compañero en el Parlamento Europeo, y nuestra organización consideró que yo debía ocupar ese lugar. De forma sencilla, sin yo buscarlo, me vi desempeñando el papel de eurodiputada".

-En la trayectoria de tu vida tuviste que asumir responsabilidades que no te gustaban, más por la necesidad de los demás que por ti misma. ¿Para ti la vida ha sido siempre un reto?
-Sí, yo creo que sí. Eso no quiere decir que a veces por ejemplo no hubiese querido ser cabeza de lista. No quiero que dé la sensación de que estoy en esto por obligación. Yo lo considero un privilegio. Sin quererlo pasé por una vida hasta ahora privilegiada, porque ser presidenta del Parlamento de la región en la que vivo es una maravilla, no es cualquier cosa; ser hoy eurodiputada es interesantísimo... He tenido la oportunidad de visitar Cuba, el Salvador, Nicaragua, países a los que yo quiero mucho y que tienen muchas dificultades. Y todo eso es un privilegio. En el año 99 se cumplirán veinte años desde que estoy ocupando cargos públicos. La verdad es que ya necesitaría que gente joven se pusiera en mi lugar.

-La mujer siempre ha jugado un papel fundamental en la transformación de la sociedad. ¿Qué valores debería tomar el hombre de la mujer?
-En términos generales hay excepciones en uno y otro campo. Lo que yo veo de las compañeras de trabajo, o de las mujeres de matrimonios amigos, es que en general, no tienen ese afán competitivo de ser más que nadie, hay más bien afán de colaboración, por mucho que en la sociedad lo de la competitividad esté de moda. A mí me parece que es un valor el no tener que ser más que nadie sino ser uno mismo. A las mujeres cuando se les da una tarea la realizan con total rigor y seriedad. Las mujeres son más autodisciplinadas y más constantes en el trabajo. La prueba es que incluso por defender los derechos de la mujer hay menos dificultades para que se unan mujeres de diferentes grupos. Hay más problemas a la hora de defender el derecho al aborto, porque hay diferencias, pero si se trata de defender derechos salariales, derechos de atención social para que las mujeres puedan trabajar o derechos sociales, ahí las mujeres de todos los grupos se unen muy fuertemente y no se ve que haya diferencias ideológicas. Esos son algunos de los valores que la mujer lleva a la sociedad, a la política, y que todavía no están tan extendidos como debieran.

-La mujer hasta ahora no sólo ha tenido que ocuparse de las cuestiones domésticas sino que también trabaja y atiende perfectamente las dos cosas. Su capacidad de autoorganización y de organización ¿es lo que el hombre tiene que aprender?
-En las directivas que se han aprobado desde el año 75 en la UE y que tiene que ver con los derechos de la mujer, en algunos de los párrafos se dice: "No será posible alcanzar la igualdad salarial, la igualdad con el derecho al trabajo, la igualdad con el derecho a la educación, si no hay un reparto equitativo de las tareas domésticas". Una de las cuestiones que más pesan en las mujeres a la hora de trabajar o estudiar es que tienen a veces una, dos y hasta tres jornadas de trabajo. Hubo un momento de mi vida en el que yo trabajaba como concejala del ayuntamiento de Avilés, trabajaba en el Hospital San Agustín y trabajaba de ama de casa: eran tres jornadas. Claro, eso es durísimo. Muchas mujeres quizás no entran en el mundo de la política o de la educación o en otros terrenos en donde están los hombres porque para ellas es mucho más duro. Ahora mismo ya está aumentando la presencia de la mujer en el mundo del trabajo, y no queda más remedio que repartirse las tareas domésticas, porque si no va a llegar un momento en que la mujer se va a rebelar.

-¿Te sientes rebelde?
-Sí me siento rebelde. Sobre todo rebelde no por mí, que ya estoy un poco "amortizada", sino por las mujeres del futuro, por mucha gente joven que ahora tiene muchas ilusiones.

-¿Crees que la mujer tiene espíritu rebelde?
-Yo creo que si no fuera por el espíritu rebelde de algunas mujeres no se habría avanzado en estos últimos años tanto como se avanzó. Si miro veinticinco años atrás y veo la vida de mi madre y la de otras mujeres, me doy cuenta de que el salto cualitativo es enorme. Si ese espíritu de lucha es suficiente o no, pues no lo sé, porque todavía vemos que hoy pervive del 25 al 30% de diferencias salariales entre hombres y mujeres para un trabajo del mismo valor. La indepencia económica es fundamental para la independencia de la vida de cualquier persona, y en las mujeres en concreto. Es verdad que se avanzó y se luchó mucho, pero se necesita seguir luchando.

-Alguien dijo: "Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación, hay un hombre que descubre el camino hacia la libertad".
-Sí, puede ser verdad, porque al principio los hombres se resisten, pero después ven que el que la mujer salga adelante, permite algo tan simple como mantener conversaciones diferentes en la casa.
Un proyecto de la UE con las indígenas guatemaltecas en poblados fronterizos en México, consistía simple y llanamente en enseñar a las mujeres indígenas a leer, a escribir, a atender un parto y nutrición infantil. La experiencia nos la contó una indígena. Decía que si tú enseñas a una mujer, automáticamente estás enseñando a sus hijas, a su madre, a sus hermanas, a sus amigos... El efecto es multiplicador. Ocurrió que la mortalidad infantil descendió y la mortalidad de madres en partos también, que su calidad de vida mejoró muchísimo... La indígena contaba que al principio cuando ellas iban al curso, los maridos, que no estaban habituados a hablar con ellas, les decían que a qué iban a esas casas de putas. Pero con el tiempo empezaron a aceptar que era mucho mejor que sus mujeres supieran esas cosas.
Esto quiere decir que efectivamente la situación de los hombres mejora cuando la situación de las mujeres mejora.  

-¿Piensas que el espíritu de lucha de la mujer asturiana en la actualidad está adormecido?¿Piensas que el espíritu de lucha de la mujer asturiana en la actualidad está adormecido?
-Quizá los tiempos cambiaron, si miro para mi familia, cuando los llamados nacionales apresaron a mi abuelo, al que luego mataron, mi abuela se quedó sola con la casa, dos hijos y una hermana. Mi abuela materna, Mercedes, era una mujer extraordinaria. Sabía leer y escribir, y desde los 20 años fue independiente económicamente. Después de casarse siguió trabajando, y así hasta los 78 años. Quiere esto decir que en aquel momento había mujeres con un espíritu enorme de independencia, aunque no tuviesen una preparación enorme. Uno se asombra de la lucha de muchas mujeres por mantener el espíritu de sus maridos, y por prestarles su ayuda en las huelgas de la minería en las Cuencas Mineras en la década de los sesenta. La situación en Asturias hoy en día no es que sea muy buena, pero en determinados ámbitos mejoró y eso produce que la gente baje la guardia.

-Hablas de tu abuela, de la resistencia antifranquista... ¿qué recuerdo guardas de tu infancia?
-Yo vivía en una casa con una huerta en lo que se llamaba el barrio de San Sebastián, donde está ahora ENSIDESA. Mi padre, que era naturista, vegetariano y anarquista, cuando llegaba el invierno y nevaba, nos decía "vamos a poner unas tazas en el tejado con pan y leche para los pájaros para que no se mueran por el invierno", y yo recuerdo eso con mucho cariño. Recuerdo cuando empezaron a venir a trabajar a ENSIDESA personas de Extremadura y de Andalucía que llegaban con muchas dificultades económicas. Detrás de mi casa había unos cobertizos, y como ellos venían sin muchos medios siempre se les proporcionó la posibilidad de quedarse allí. Comían en mi casa más de 40 personas de lo mismo que nosotros, pues teníamos un bar. También recuerdo con muchísimo cariño cómo mi abuela y mi madre atendían a los niños de un grupo de gitanos que vivían en aquella zona. Mi madre los traía a casa, los bañaba y los vestía con la ropa de mi hermano.
También recuerdo -y yo creo que eso fue lo que más me llevó a la conciencia que hoy tengo-, cómo teniendo distintas ideologías políticas repartidas entre mi familia, en las discusiones políticas que hubo durante tantos años prevalecía que eran hermanos por encima de todo. Eso fue creando en mi una conciencia que me llevó a la izquierda, pero también a la tolerancia. A veces cuando en la izquierda se decía que lo de la familia estaba pasado de moda, yo pensaba: "¡caray!",porque la mía era una familia plural y extraordinaria".

-Dicen que los deseos son sueños que uno quiere hacer realidad. ¿Cuál es el tuyo?
-Mi sueño, sobre todo por una experiencia que tengo del Parlamento Europeo, es que quería que las cosas cambiaran. Desgraciadamente es difícil, aunque haya signos de esperanza. Yo intervine recientemente en el pleno del Parlamento Europeo con un informe sobre el comercio justo y solidario, que se va extendiendo en el mundo. Son pequeñas actividades alternativas que nos permiten tener alguna esperanza ante esta sociedad tan injusta, insolidaria y mercantil. En toda Latinoamérica la población permanece en unos índices de analfabetismo, de pobreza, de marginación y de desempleo, verdaderamente abrumadores. El Sida se extiende en Africa y en Asia de forma galopante porque los tratamientos que se dan aquí en el Primer Mundo son imposibles de pagar para ese Tercer Mundo. Mi ilusión sería que las cosas se revertieran, de momento es difícil y quizá yo no lo vea, y por tanto, lo que podemos hacer quienes estamos trabajando por otra sociedad es no tirar la toalla. No se puede vivir a gusto mientras se sepa que hay tantísima gente que no vive, que no come, que se muere... ¡Es terrible!

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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