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Valle de Omaña
Agreste y salvaje
Entre todos los ríos que dibujan la montaña
occidental leonesa, el Omaña es uno de los más interesantes por sus
excelentes condiciones naturales. Su curso configura el paisaje de este
valle que lleva su nombre, y las aguas cristalinas reflejan la vida
tranquila de unos pueblos y municipios llenos de historia y tradiciones.
Murias de Paredes
Como un maestro escultor con su cincel, el
río Omaña ha modelado el paisaje de este valle montañoso de altas
cumbres redondeadas. Desde Murias de Paredes, donde tiene lugar su
nacimiento, su cauce se abre paso en medio de un territorio que es
refugio de vida salvaje y especies animales tan escasas como el urogallo
ibérico. Los bosques tupidos de robles, hayas o abedules, los montes de
Urz y las escobas forman parte de la riqueza vegetal que cubre un
territorio que por sus propiedades medioambientales es Reserva de la
Biosfera.
Al paisaje se unen los pueblos donde aún permanece el espíritu de la
vida tradicional. Las antiguas casas de piedra con corredor de madera,
los viejos molinos, lavaderos, lecherías y pisones, batanes, fuentes y
potros son un buen ejemplo. También los puentes medievales en los
caminos. La Omaña era una zona de tránsito entre León y Asturias donde
se trazaron rutas y calzadas romanas que fueron utilizadas durante
siglos. Poco queda de la estructura original de estos puentes al ser
sometidos a sucesivas remodelaciones, sin embargo todavía se pueden ver
algunos de especial interés en Fasgar, en Barrio de la Puente y en
Murias de Paredes. Viendo el valor de estas y otras construcciones, uno
de los propósitos del Ayuntamiento es precisamente realizar actuaciones
orientadas a la conservación y restauración del patrimonio municipal,
histórico y etnográfico.
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Algunas de las sendas que recorren el
municipio son de especial interés, como la ruta Las Fuentes de Omaña, un
trayecto de diecisiete kilómetros que se completa en seis horas.
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El objetivo es promocionar la zona como destino de turismo rural, dar a
conocer la gastronomía, así como rescatar las fiestas populares y
tradiciones de la tierra. La ventaja de estar en plena naturaleza es que
aquí el viajero puede practicar deportes al aire libre como senderismo,
bicicleta de montaña, caza y pesca. Otra medida que el Ayunta-miento
prevé llevar a cabo es la recuperación de los cauces y arroyos, y
también conservar y señalizar los caminos. Algunas de las sendas que
recorren el municipio son de especial interés como la ruta Las Fuentes
del Omaña que está perfectamente señalizada. El trayecto de diecisiete
kilómetros de distancia, es de dificultad media alta y se realiza en un
tiempo estimado de seis horas. El punto de partida es la localidad de
Murias de Paredes, y a partir de Montrondo el camino asciende hasta
llegar a un bosque de abedules, donde un panel explicativo muestra las
cualidades naturales que alberga el entorno. Más arriba se alcanza la
falda del Tambarón, una de las cumbres más conocidas de la zona, para
acercarse a la Fuente del Miro Viejo, donde nace el río Omaña. De
vuelta, la ruta pasa por varias colladas que a gran altura ofrecen unas
vistas excelentes. Desde allí se llega al valle del Fasgarón y el Puerto
de la Magdalena antes de regresar por un antiguo camino a Murias.
La gente en los pueblos conoce bien los recursos naturales de la zona,
donde el principal modo de vida es la ganadería. Las viejas labores
artesanales también forman parte del pasado, y a menudo están en riesgo
de desaparecer debido a que muy poca gente se dedica a ello. En este
sentido el Ayuntamiento quiere realizar talleres dedicados a actividades
tradicionales y autóctonas, para aprender a elaborar quesos, dulces,
cestos, madreñas, jabón, y conocer el típico "baile chano". Entre
otros objetivos se desea fomentar la cultura, la convivencia y el
entretenimiento entre los vecinos. Muestra de ello es la reciente
creación de la Asociación Cultural "Ecos de Omaña" que abre las puertas
a todo aquel que quiera hacer algo por mejorar Omaña o aportar sus
ideas, a través de su e-mail:
ecosdeomaña@yahoo.es.
Riello
En este municipio el gran atractivo es la
ribera del Omaña, tan frondosa que los árboles de ambas orillas llegan
incluso a tocar sus ramas. Así es como se forma uno de los bosques de
galería mejor conservados de la provincia de León. Bajo la espesura de
la vegetación, las aguas del río albergan una importante población de
trucha común. Ella es la reina para los pescadores más experimentados,
que acuden al reclamo de los cotos trucheros. Dadas las condiciones
naturales que mantiene este curso fluvial, aún pueden verse de forma
ocasional nutrias y hurones, mamíferos acuáticos que han conseguido
sobrevivir en estas corrientes. Otra curiosidad que nos lleva a
acercarnos al río es la antigua práctica de cruzar sus aguas con zancos.
Los vecinos construían esa especie de andaderas con ramas de negrillo
que tuvieran una buena horquilla, donde trenzar un asiento para el pie
con una vara flexible de sauce. Para los que no conocen esta costumbre,
hay una ruta guiada que se realiza en verano en estas orillas, cerca del
pueblo de La Omañuela. Allí los visitantes podrán aprender a andar entre
las piedras del río, algo que no parece nada fácil. §
Valdesamario
A lo largo del arroyo de Valdesamario se
asienta este municipio que adopta su nombre. Los pueblos que lo forman
son Murias de Ponjos, Ponjos, La Utrera, Paladín y Valdesamario, este
último compuesto por El Castro y los barrios de La Garandilla, La
Velilla y La Parte. El Valle de Samario es una zona de suaves montañas,
compuesta por una pequeña vega de praderío y suaves laderas. La erosión
fluvial y la actividad geológica cambiaron el paisaje hace unos dos
millones de años. Un reajuste tectónico dejó al descubierto restos
fósiles de la flora de la zona que se han conservado hasta hoy, y son
objeto de estudio por su interés científico. Se pueden encontrar algunos
de ellos en la escombrera de una mina que hay próxima a Ponjos. Hasta
allí se llega a pie siguiendo la ruta El Valle de Samario que recorre
gran parte de este municipio. El camino está señalizado de tal forma que
es posible realizarlo en varios tramos independientes siendo el punto de
partida La Garandilla. En este mismo barrio por el puente viejo se puede
enlazar con otras rutas: Ribera del Omaña que discurre por el municipio
de Riello, y Las Miédolas por el de Las Omañas.
Las caminatas en plena naturaleza son un regalo para el viajero, que
descubre rincones que no conocía hasta entonces. Uno de los más
pintorescos que tiene este municipio es el puente colgante que cruza el
río Omaña, situado entre los pueblos de La Utrera y Paladín. Otro lugar
de visita es el Santuario de La Garandilla, que está dedicado a Nuestra
Señora de las Angustias. Este templo, construido en piedra labrada, fue
levantado en el siglo XVIII, sobre otro anterior que pudo pertenecer al
siglo XII. Aquí se celebra cada 8 de septiembre una gran romería. No en
vano este santuario es muy conocido en la zona y está considerado como
la catedral de Omaña. §
Las Omañas
Los romanos encontraron oro en estas
tierras por medio de un sistema de explotación ‘en peines’, que
resultaba muy útil para extraer el preciado metal por el método del
bateo. Estos surcos o canales todavía se aprecian sobre el terreno cerca
de la localidad de Las Omañas, donde tiene su punto de partida la ruta
que lleva a Las Miédolas. Este trayecto de gran interés turístico
permite al viajero caminar sobre los restos de una enorme obra de
ingeniería minera. Valiéndose del ingenio para canalizar el agua y el
esfuerzo de los astures, el Imperio Romano consiguió llevar grandes
cantidades de oro de la antigua Hispania a Roma. En verano la Asociación
Cuatro Valles organiza un itinerario guiado por Las Omañas que recorre
los antiguos canales. La experiencia es muy amena y los que se apuntan a
la excursión aprenden a batear como han hecho los pobladores de La Omaña
durante miles de años.
De cara al otoño tenemos otras propuestas para conocer Las Omañas y los
alrededores. La ruta Las Miédolas enlaza con dos recorridos a través de
la cañada real de La Vizana. Uno de ellos es la ruta la Ribera del Omaña
que discurre junto al río en Riello con la posibilidad de conocer usos
tradicionales y muestras de la arquitectura omañesa. El Valle de Samario
es otra ruta a elegir, que permite visitar los pueblos de Valdesamario y
una zona de restos fósiles.
Las localidades que componen el Ayuntamiento de Las Omañas tienen el
aspecto típico de las zonas ribereñas, al hallarse situadas en los
últimos tramos del río Omaña. Estas son San Martín de la Falamosa,
Pedregal, Mataluenga, Santiago del Molinillo y Las Omañas, la población
que encabeza este municipio. El paso de los siglos ha dejado huellas en
la historia del lugar. Se sabe de la existencia de un asentamiento
castreño entre los dos barrios del pueblo de Pedregal. También hay
referencia de que hubo un castillo en San Martín de la Falamosa, donde
perviven los restos de una torre y un muro. Algunos dicen sin embargo
que el reclamo turístico es el río Omaña, truchero por excelencia, que a
la altura de Santiago del Molinillo se junta con el cauce del Luna para
formar el río Órbigo. §
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Valle de Luna
Por sendas de pastores
El río Luna recorre este valle de un
extremo a otro. Su cauce se dibuja como una gran arteria que desciende
entre montañas y se ensancha a medio camino, en un gran embalse. La
presencia del agua ha sido fundamental en esta zona que aúna a seis
municipios. En ellos encontramos muestras del patrimonio histórico,
rutas de senderismo, fiestas memorables y tradiciones que son de gran
interés turístico.
Sena
de Luna
Alrededor del embalse del Luna se sitúa
este municipio con sus típicos pueblos de montaña. Con algo de suerte,
es posible descubrir el relieve de algún fósil en las piedras labradas
de las casas y las fuentes, lo que determina el pasado remoto de esta
zona. Pero en estos valles lo que tiene peso es el turismo, por eso se
promociona tanto el potencial natural que tiene Sena de Luna. Cuenta con
paisajes tan curiosos como la Hoz del Pincuejo, un tajo entre montañas
fruto de la erosión que la fuerza del arroyo Pincuejo ha realizado en la
roca. Las rutas señalizadas en este municipio también conducen a lugares
que vale la pena conocer, por su belleza o su relevancia tradicional o
cultural. El itinerario llamado El Cordel de Merinas discurre por
antiguos caminos de la trashumancia, y Las Brañas de Caldas es otro
recorrido que permite conocer las cabañas y los pocos vestigios que
quedan de la cultura de las brañas en estas montañas.
Soto
y Amío
En los límites del Valle de Luna con
tierras de La Omaña, se encuentra el municipio de Soto y Amío. Los
pueblos que lo componen son Garaño, Bobia, Quintanilla, Villayuste, Lago
de Omaña, Villaceid, Santovenia de San Marcos, Camposalinas, Irián,
Carrizal de Luna, Canales-La Magdalena y la población de Soto y Amío
donde se encuentra el Ayuntamiento. Las montañas rodean este paisaje
donde abundan los robles y destaca una pequeña vega a orillas del río
Luna. Los caminos de toda la vida han sido recorridos desde hace siglos
por la gente del lugar, y en concreto uno de ellos era utilizado por el
correo y conducía a León. Este antiguo trayecto ha sido recuperado como
una oferta de senderismo en el municipio, porque invita a estirar las
piernas y cuenta con una zona de robles con mirador que permite divisar
buenas panorámicas. El recorrido circular tiene unos tres kilómetros y
medio de distancia, y se denomina Caminos a León.
Los
Barrios de Luna
A finales del verano este municipio vive
cada año un día especial: la Fiesta del Pastor. Es un evento dedicado a
exaltar la actividad económica más arraigada en estas montañas y en sus
habitantes, que llevan impreso en los genes y en la memoria la tradición
pastoril como forma de vida. Este encuentro se realiza en los jardines
de El Colchón, un recinto situado a las afueras de Los Barrios de Luna
que reúne todos los años a una gran cantidad de gente atraída por la
animación. El motivo es el Concurso Monográfico de Mastín Español, una
prueba a la que acuden ganaderos, pastores, criadores y propietarios de
mastines procedentes de ésta y otras provincias -incluso algún
extranjero-, con sus perros. Pero este can no es el único protagonista
de esta celebración.
Cada año la Fiesta del Pastor nombra un Pastor Mayor de los Montes de
Luna y dos Rabadanes, títulos que recaen en personajes reconocidos por
su labor en defensa de la cultura pastoril de la zona.
Los visitantes que asistieron a la fiesta, que se celebró el 9 de
septiembre, recordarán el éxito de esta edición, que destacó por la
elevada participación y la calidad de los ejemplares de mastín. Como
cada año, desde primera hora de la mañana ya está instalada la
Exposición de Artesanía de la comarca, en el paseo que conduce a los
jardines. Allí se pueden encontrar desde objetos hechos en madera,
antigüedades, cacharros de barro y prendas de ropa, hasta madreñas y
cestos de todas las medidas. En algún tenderete cuelgan ristras de ajos,
en otro se venden unos quesos riquísimos. El olor del pulpo que prepara
el pulpeiro se mezcla con el aroma de las calderetas de cordero cocinado
en calderas sobre las ascuas. Poco a poco van llegando coches con
remolques que portan animales. Hay que darse prisa porque a las diez y
media se cierra la inscripción. La música de los Dulzaineros de León
anuncia cada una de las competiciones y crea un ambiente popular. A la
una hay Santa Misa en Los Barrios de Luna con presencia de las
autoridades, y una actuación de bailes regionales a la salida de la
ceremonia. Por la tarde se entregan los títulos, trofeos y premios, y es
el alcalde quien abre el acto con un discurso. En 2007 se nombró a Don
Cándido Alonso Hidalgo como Pastor Mayor de los Montes de Luna 2007 y
los Rabadanes fueron Don Abel Fernández González, de Viadangos de Arbas
y Don José García Gutiérrez, de Robledo de Caldas. El objetivo final de
esta fiesta es dar a conocer y recuperar las tradiciones de la zona, así
como mostrar la importancia del mastín leonés, el guardián de los
rebaños por excelencia. Pero el perro que dirige al ganado y siempre
acompaña al pastor es el carea leonés, por eso y dada su labor
indispensable, en la pasada edición se hizo un homenaje a esta raza
autóctona.
Rioseco de
Tapia
Las ermitas y las pequeñas iglesias rurales
son frecuentes en este municipio, sin embargo la construcción más
destacada sigue siendo la torre de Tapia de la Ribera. Esta altiva
fortaleza que todavía mantiene en pie uno de sus muros, fue levantada a
finales del siglo XIV con el fin de controlar el valle del Órbigo y las
tierras linderas. La tradición popular a menudo sugiere que este tipo de
torres las edificaron los moros. Pero ésta en concreto la hizo la
familia Osorio para defenderse de sus enemigos y parientes, los señores
de Luna. Junto a este monumento del pasado se puede ver en los pueblos
la arquitectura típica de las viviendas.
Carrocera
Desde uno de los extremos del Valle de Luna
el cerro de los Amargones preside el territorio que ocupa el municipio
de Carrocera. A primera vista se aprecia que las colladas suaves
predominan en el entorno, también los riscos y las laderas escarpadas
que descienden de las peñas calizas. Las guías turísticas promocionan
esta zona de la montaña leonesa, así como los distintos recorridos que
muestran paisajes interesantes del Valle de Luna. Los pueblos que agrupa
este Ayuntamiento son Benllera, Camposagrado, Cuevas de Viñayo, Otero de
las Dueñas, Barrio La Magdalena, Barrio General Yagüe, Piedrasecha,
Santiago de las Villas, Viñayo y Carrocera, la localidad que encabeza
este municipio.
Sus vecinos conocen mejor que nadie las leyendas y fabulaciones que
rodean lugares tan enigmáticos como el desfiladero de los Calderones.
Hay historias que se refieren a este estrecho pasadizo de altas paredes
de roca situado en un extremo del valle de Santas Martas. Antiguamente
era un lugar infranqueable para la gente, que lo relacionaba con el
infierno y las enormes calderas de Pepe Botero. Lo cierto es que se
trata de un enorme tajo de roca que la erosión del agua fue esculpiendo
durante siglos y siglos. Bajo las piedras se oye el rumor del agua que
baja con fuerza con el deshielo y su sonido tenía atemorizados a los que
pasaban por allí. En los años 40 del siglo pasado el hombre quiso
aprovecharlo como zona de tránsito y lo dinamitó para habilitarlo. Hoy
en día el camino resulta cómodo y accesible a pie para el viajero que
quiere aventurarse en la senda. Ir bien equipado y seguir las
indicaciones es básico a la hora de adentrarse en Los Calderones. La
ruta poco a poco asciende hasta el Collado del Fito y luego a las Vegas
del Palomar, para volver de nuevo a pasar el desfiladero y llegar así a
Piedrasecha. Al final del recorrido en la pared de roca hay una escalera
que sube a la Cueva de las Palomas que servía de refugio a los pastores
en los días de tormenta. En su oquedad y tras una verja de hierro se
encuentra actualmente una imagen de la Virgen del Manadero, que cuenta
con la admiración de los vecinos de estos pueblos quienes le dedican una
romería cada verano.
El paisaje de Carrocera tiene un gran aliciente turístico, y sus pueblos
cuentan que este municipio fue de dominios señoriales. En Benllera es
evidente la presencia de algunas viviendas solariegas como la conocida
"casa de la señorita". Este es un edificio del siglo XVI flanqueado por
dos torres que porta en su fachada los escudos de armas de las familias
Tusinos y Álvarez de Miranda. Además, el linaje de Tusinos que tuvo su
origen en Benllera dicen que es el más antiguo de España.
La riqueza truchera del río Luna, los pueblos, el
senderismo, los deportes acuáticos y la espeleología son los
principales reclamos turísticos. |
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Santa María de
Ordás
Las tradiciones y las leyendas acompañan la
larga historia de la Tierra de Ordás, un territorio que ya aparece
citado como tal en el año 875. Antaño el paisaje estaba dominado por los
campos de cultivo y los montes se utilizaban para el pastoreo. Los
árboles, y en concreto los robles, eran recursos preciados: alimento
para el ganado y leña para vender. Algunos de estos ejemplares han
pervivido al paso del tiempo como El Rebollón de Formigones, y otros
incluso han cobijado bajo sus ramas antiguas celebraciones. Hay una mata
de roble entre los pueblos de Callejo, Villapodambre y Formigones
cercada por veinticinco mojones de piedra. En este lugar el día 22 de
febrero se reúnen los representantes de las tres pedanías justo a las
14:40 horas, ante un reloj de sol. La sombra proyectada sobre una peña
indica el principio del ritual "el remurio", que consiste en recorrer
todos los mojones o murias para comprobar que todos están en su lugar.
Esta es la tradición de San Pedro de Valdepadierna, que se termina con
un festín de vino y sardinas. Es importante llegar puntual a la cita del
remurio, porque el que se retrase paga la invitación. §
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Valle de La Cepeda
Serena quietud
La Cepeda está cuidada por los cuatro
costados. Cobijada por las montañas de La Omaña al norte y por la cálida
tierra maragata al sur, por la ribera del Órbigo al este y por la
frondosidad del Bierzo al oeste. Los ríos que la cruzan forman embalses,
cascadas y vegas que dan frescura a esta tierra legendaria.
Villamejil
Los paisajes llenos de rincones pintorescos
son uno de los principales recursos turísticos que tiene La Cepeda, con
una naturaleza prácticamente intacta y muy bien conservada. Los campos
que en esta época visten sus colores otoñales están bañados por un
caudal de agua que refresca los cultivos y las riberas. Es el río
Tuerto, llamado así por ser serpenteante y tortuoso, que después de
beber de otros arroyos empieza a discurrir en el municipio de Villamejil.
Cerca de la orilla se asientan los siete pueblos que reúne este
Ayuntamiento, enlazados por la nueva carretera de Astorga a Pandorado.
Las obras están bastante avanzadas y son la mejor noticia para una
comarca que de esta forma mejora sus infraestructuras.
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La nueva carretera de Astorga a Pandorado es la mejor noticia para una comarca que mejora sus
infraestructuras.
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Cada vez es más fácil y cómodo viajar a La Cepeda. El ambiente rural y
los paseos tranquilos son una terapia para la gente que viene a pasar
unos días. Los que se animen a caminar pueden realizar la ruta de La
Laguna Gallega que parte del núcleo urbano de Villamejil para llegar a
un oasis para los patos salvajes y los rebaños trashumantes. Pero el
recorrido no se acaba aquí y como es circular incluye una parada en
Sueros de Cepeda, la localidad más poblada del entorno. En sus
alrededores han recuperado un lavadero antiguo, y si prestamos atención
advertimos que la ruta se acerca a un antiguo pisón donde la fuerza de
las aguas movían antaño un batán de lino. El camino de regreso discurre
corriente abajo y finaliza en Villamejil, con un merecido descanso en el
nuevo Parque de Valbuena.
Otras poblaciones del municipio también muestran su lado más atrayente
al viajero. Ahí está Castrillos de Cepeda que todos los veranos celebra
la "Fiesta del Turista". Fontoria, que significa fuentes de oro recibe
agua de cinco fuentes nada menos. Sus mayores atractivos son la piscina
fluvial y una iglesia con un original artesonado. En Revilla, la campana
de la torre tiene la facultad mágica, según dicen, de ahuyentar las
tormentas si se pone boca arriba. En Villamejil hay un camping junto al
río, situado en un rincón arbolado con buenas instalaciones, bar-terraza
y playa fluvial. Si pasas por allí acércate a la orilla. El sonido
relajante del río en las tardes soleadas es un placer al que pocos
pueden renunciar.
Magaz de Cepeda
El río Porcos junto a otros pequeños
arroyos baña las tierras de Magaz de Cepeda. La presencia de agua
siempre ha sido importante para los habitantes de este municipio, que la
utilizaron en molinos, fábricas de luz y necesitaron aprovecharla para
el regadío. Por eso en los años 70 construyeron con sus propias manos el
Pantano de La Raldona, que ahora se ha convertido en un lugar para el
baño y la práctica de los deportes náuticos. Desde Benamarías se puede
ir hasta allí por la ruta de El Celemín. Los caminos después se enlazan
uno tras otro hasta llegar a Zacos, donde nació el reconocido poeta
leonés Eugenio Nora. En esta localidad existen ruinas romanas,
abundantes fuentes y templos religiosos bien restaurados: la ermita
dedicada al Bendito Cristo y la iglesia de Zacos, una de las más
interesantes de La Cepeda, que conserva un retablo barroco y una Virgen
románica del siglo XII. Al final de la ruta, cerca de Benamarías, se
encuentra la población Vega de Magaz. En sus inmediaciones, en el paraje
de "La Iglesia Caída" se sabe de la existencia de un castro documentado.
La llegada del tren a este pueblo le trajo crecimiento y desarrollo en
los años de la posguerra. Fueron tiempos de esplendor, de actividad
comercial e industrial que tuvieron su efecto en los almacenes de
patatas y en una fábrica de harinas que aún funciona. Muy cerca está la
capital del municipio, Magaz de Cepeda, donde la historia habla de
castros y las leyendas dicen que hay un tesoro de oro escondido y un rey
dispuesto a castigar a quien intente descubrirlo. Le sigue por la
carretera la pequeña población de Vanidodes, donde se pueden realizar
paseos junto al arroyo Rodrigatos o caminar por un robledal hasta el
pantano de La Raldona. Por otra vía secundaria, tan sólo unos kilómetros
distan de Vega de Magaz hasta Porqueros, que cuenta con un castro y una
palloza restaurada que evoca la vida de los antepasados. La iglesia
guarda varias muestras de arte y una bella custodia donada por el Conde
de Catres. Este pueblo nos deja de nuevo a la vera del río Porcos,
testigo inmutable de esta tierra y sus gentes que apuestan por la
belleza y promoción turística de este municipio. §
Quintana del Castillo
Paseos inolvidables
El municipio es rico en historia, ya que
por aquí pasaron pobladores de castros, romanos que llevaron a cabo
explotaciones auríferas, nobles que construyeron castillos, peregrinos
que tomaban aquí una ruta alternativa al Camino de Santiago, e incluso
siguen llegando pastores conduciendo sus rebaños trashumantes. De todos
ellos quedan huellas que podemos seguir a través del rastro de sus
obras.
£Tras las huellas de antiguos pobladores.
Estamos en Castro de Cepeda. Se deduce que su nombre procede de la
existencia de estas antiquísimas construcciones, pero estos pobladores
castreños también dejaron sus huellas en Ferreras de Cepeda. No fueron
los únicos que se dejaron seducir por esta zona, que entonces se
caracterizaba por sus amplios bosques de robles. Hasta aquí llegaron los
romanos, llevando la bandera del Imperio para explotar el oro que había
en Escuredo y La Veguellina. Todavía queda su recuerdo a través de los
canales y los caminos romanos.
£Pobladores ilustres. En el siglo XII, la comarca de La Cepeda se
convierte en Señorío. Los historiadores aseguran que fue entonces cuando
se levantó la fortaleza que da nombre a Quintana del Castillo. La zona
era un lugar muy apreciado, así que en las mismas fechas comenzaron las
obras del castillo de La Veguellina. Posteriormente, este pueblo sería
elegido por los Marqueses de Astorga para levantar uno de sus palacios,
del que sólo quedan ruinas. En nuestro ilustre viaje aún debemos
detenernos en Ábano para admirar su casa señorial y su enigmático
escudo. Por su parte, Palaciosmil parece querernos indicar la existencia
de estas construcciones, aunque los historiadores aseguran que el nombre
proviene de ‘Palacio de Osmiro u Omir’, personaje desconocido.
£Tradición y cultura. En una comarca de importantes raíces como es La
Cepeda, quedan muchas tradiciones que se pierden en el origen de los
tiempos. En Morriondo, por ejemplo, todavía se celebra una Novena
dedicada al Bendito Cristo, al que se le atribuyen propiedades
milagrosas. Villarmeriel es un pueblo histórico con Ordenanzas desde
1602, lo cual da idea de su historia, y Donillas guarda con celo su
imagen de la Virgen del Socorro. Pero si hay una tradición que sigue
viva hoy es la trashumancia. Todavía pasan miles de ovejas por Riofrío,
Ferreras y Escuredo recorriendo la cañada de La Vizana.
£Camino alternativo. Por la comarca pasaba anteriormente una ruta
alternativa al Camino de Santiago, que ha dejado restos jacobeos en casi
todos los pueblos. Desde cruceros, a santos y romerías. Atendían a los
peregrinos la Cofradía de Santa María Magdalena de Cerezal y los
Hospitalarios, que tenían un monasterio en el Cueto de San Bartolo y
asentamientos en San Feliz de las Lavanderas y La Veguellina de Cepeda.
£Paseos de agua.
El municipio está surcado por los ríos Valeo, Barbadiel
y Gándara, pero la mayor extensión de agua es el pantano que toma el
nombre del cercano pueblo de Villameca. El lugar es punto de encuentro
para actividades acuáticas durante el verano, el sitio donde se celebra
la Fiesta Comarcal de La Cepeda cada 25 de julio y da lugar a una ruta
de senderismo.
£Cabecera municipal. Gran parte de la actividad de la zona se concentra
en Quintana del Castillo. Aquí, las zonas emblemáticas, se entremezclan
con las más modernas, como el telecentro y el futuro edificio de usos
múltiples. §
Villagatón-Brañuelas
En el límite nororiental de La Cepeda se
encuentra Villagatón-Brañuelas, donde la naturaleza y el paisaje son
algunos de los principales recursos turísticos. Las aguas de los arroyos
riegan los campos y van a parar muy lejos hasta desembocar en el río
Tuerto. En este municipio las corrientes fluviales tienen un
protagonismo destacado, bajan por sonoras cascadas, tienen propiedades
medicinales y encuentran descanso en el Embalse de Villagatón. Gente de
toda la provincia acudía antiguamente a Valbuena de la Encomienda a
"tomar las aguas" de sus manantiales. También hay quien asegura que el
Conde Gatón -fundador de Villagatón- tenía una braña en el barrio de
Mediavilla de Brañuelas. Hasta allí subía su ganado para alimentarlo de
los pastos regados por abundante agua ferruginosa de la zona.
Pero los tiempos han cambiado y hoy la presencia de agua constituye un
atractivo para el paisaje y las visitas turísticas. Hay una sorpresa
escondida para el caminante que se aventura en Los Cañones del Górgora ,
una ruta que tiene su inicio en el pueblo de Montealegre. La senda
completa recorre cuatro kilómetros y transcurre un trecho bajo castaños,
que en esta época del año empiezan a dar sus apetecibles frutos. Poco a
poco se estrecha y va al encuentro del arroyo Mostruelo donde el sonido
que hace el agua al brotar hizo que la gente le cambiara el nombre por
el arroyo del Górgora. Su cauce circula encañonado y desciende en
pequeños saltos y cascadas rodeado por una vegetación abundante. El
paisaje está repleto de lugares para conocer en este municipio, donde
los pueblos poseen su riqueza histórica. Por Manzanal, La Silva y
Montealegre pasaba una vía romana principal. Hoy en día el Puerto del
Manzanal es un lugar de paso muy transitado hacia El Bierzo y Galicia,
además por la localidad de Manzanal pasa una ruta jacobea alternativa al
Camino de Santiago. En Requejo existió la ermita de San José labrada en
piedra, y en el valle del arroyo La Silva se creó una casa de
hospitalarios en el siglo XII, en el antiguo Monasterio de San Martín de
Montes. Otros templos sí se han conservado con el paso de los años, como
la iglesia de Santa Marina en Los Barrios de Nistoso y la iglesia de
Villagatón con su interior restaurado.
Las obras han ayudado a mejorar poco a poco los servicios de un
municipio que tiene planes de futuro. De momento está en construcción la
carretera de Brañuelas a Quintana del Castillo con fondos Miner. La
nueva vía será una circunvalación que salvará los pueblos, y como
complemento se asfaltará un camino, de Ucedo a Porqueros, el próximo
año. Otra iniciativa ambiciosa para Villagatón-Brañuelas es la creación
de un circuito que abarcará hasta Torre del Bierzo, con pistas para 4x4,
trial, motocross, quad’s y una T para pruebas de camiones. Se llamará
Mundo Motor y tendrá además un circuito de velocidad, lo que significará
un incentivo para el turismo en la zona y para el sector hostelero. §
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