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OCTUBRE 2007

Al fondo el pico Tambarón, en Omaña

Cuatro Valles

-León-

Descubre sus secretos

                                           Foto: Fusión

Sigue el camino del agua que baja de las montañas con las primeras nieves, que refresca la hierba en los prados y riega las riberas. Déjate llevar por la corriente de los ríos y arroyos que atraviesan el espacio geográfico denominado como Cuatro Valles. Verás paisajes con una riqueza natural que desconocías porque nadie te había contado todavía acerca de la belleza que conserva este lugar, situado al norte de la provincia de León. Te hablaremos de hermosos valles que mantienen con celo sus costumbres, su patrimonio y su propia identidad. Las cualidades medioambientales del entorno y las rutas de senderismo son un aliciente para el turismo verde. También lo son las tradiciones y la cultura popular que promocionan los municipios y la Asociación Cuatro Valles. Este Grupo de Acción Local gestiona ayudas para explotar los recursos de la zona. Entre sus últimos logros está la edición de un manual sobre los juegos tradicionales y la puesta en marcha de la primera escuela de escalada en esta zona donde se han equipado y abierto numerosas vías.
Este otoño ven a descansar entre estas montañas.
En este reportaje empezaremos una aventura por los valles del Alto Sil, Babia, Omaña, Luna y La Cepeda, que no terminará hasta el próximo mes, con un recorrido muy especial por los valles del Alto Bernesga y el Alto Torío.
Textos: Eli Cañadó

Alto Sil  -  Babia  -  Omaña  -  Luna  La Cepeda
  Vista desde Sosas de Laciana
Foto: Valvanera

 

Valle del Alto Sil


Voces de agua

El padre Sil nos acompaña por el Valle de Laciana, que es como se conoce desde muy antiguo al municipio de Villablino. A su cauce se unen otros arroyos trucheros que bajan de las brañas y poco a poco el río crece de camino a Palacios del Sil. El rumor de la corriente se hace eco en un paisaje forjado por su silueta y su eterna voz acuática.

El río Sil nace en la oscuridad de la roca, que emerge en La Cueta, un pueblo de la vecina Babia. Este cauce fluvial entra en el valle por un tajo de vértigo -la Hoz de las Palomas- para luego continuar por la imponente garganta conocida como el Padruño. A partir de ahí empieza su viaje por los montes lacianiegos, una zona de excepcional belleza que ha sido declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Sus hábitats son de una importancia singular dado que acogen una enorme variedad de flora y fauna, incluidas especies animales en peligro de extinción. Se puede decir con orgullo que por estos bosques se pasean los osos cantábricos y los urogallos, que se acercan hasta la orilla para beber. La frescura del río aporta frondosidad a un paraje de abundante vegetación en la que se aprecian robles, abedules, serbales y árboles excepcionales como los tejos centenarios. Esta es una tierra llena de cicatrices dejadas por las minas de carbón y las explotaciones a cielo abierto. El valle está teñido por el esfuerzo y el trabajo duro de sus gentes, que conservan sus fuertes raíces, su identidad, su cultura, y el valor de las tradiciones.

Cada uno de los pueblos de Laciana tiene su braña, zona de pasto de alta montaña donde antes se llevaba al ganado.

Podríamos hablar entonces de historia y modos de vida, de romerías y fiestas populares, de artes populares, de una lengua autóctona llamada patsuezu y de costumbres relacionadas con las antiguas labores del campo. Una característica particular es que cada uno de los pueblos de Laciana tiene su braña, zona de pasto de alta montaña que antaño se aprovechaba para llevar el ganado durante parte de la primavera y el verano. Aún se pueden distinguir los interminables muros de piedra que delimitan estos praderíos donde se asientan viejas cabañas de pizarra. Allí los ganaderos ordeñaban y tras bajar la leche al pueblo subían por la tarde para dormir.

 Villablino

Si Laciana es el valle, Villablino es su capital. Ésta concentra los principales organismos como el Ayuntamiento, multitud de servicios y gran parte de los vecinos que habitan en este municipio. Como población predomina su aspecto moderno donde los edificios de nueva construcción han desbancado las trazas de aldea rural que un día tuvo. Sin embargo los lacianiegos siguen fuertemente arraigados a su tierra, por ello apuestan por su conservación. Aunque la explotación minera ha sido la principal fuente de ingresos de la zona hasta ahora, poco a poco empieza a surgir la posibilidad de potenciar otros recursos naturales como reclamo turístico. La protección del paisaje, la recuperación del patrimonio etnográfico o la valoración de la cultura popular son medidas que ayudan. Por eso se han realizado distintas inversiones en los pueblos, para arreglar dos lavaderos antiguos en Villaseca, uno en Caboalles y otro más en Rabanal. Por otra parte, en Rioscuro se está reconstruyendo un puente del siglo XVIII a cargo de la Escuela Taller Urogallo. Como complemento diremos que el Ayuntamiento va a firmar un convenio con la Fundación Ciudad de la Energía para habilitar el entorno del pozo María en Caboalles de Abajo, un proyecto que pertenece a otro mayor denominado La Mina en Vivo. Por si fuera poco ya está en marcha la construcción del Parador de Turismo en Villablino que también atraerá a viajeros y visitantes.
La riqueza natural de Laciana llama la atención y es motivo de excursiones por la zona. Pero a menudo las visitas también tienen como objetivo la actividad social y cultural que hay en Villablino. El punto de máxima referencia es la Fundación Sierra Pambley y las escuelas creadas en 1886 por uno de los componentes de esta familia: Don Francisco Fernández Blanco. En la iniciativa colaboraron personajes ilustres de la época. El método educativo de estas escuelas, que conectaba con una nueva filosofía de libre enseñanza, era una propuesta muy avanzada para aquellos tiempos. Aquel espíritu progresista se mantiene vivo en los lacianiegos que todos los años celebran importantes acontecimientos en los que participa gente procedente de otras comunidades, incluso del extranjero. Hay que destacar los Cursos de Verano de la Universidad Carlos III de Madrid que se organizan en colaboración con la Universidad de León, el Ayuntamiento de Villablino y la Fundación Sierra Pambley. Tan importante como el movimiento cultural son las celebraciones populares que tienen lugar en este valle, principalmente en verano. Por una u otra razón Villablino y Laciana son referencia turística, un rincón en la montaña leonesa donde las ofertas de ocio se multiplican. Siempre hay un lugar para conocer en este valle, un acontecimiento en el que participar y un paisaje por descubrir. §

 Palacios del Sil

El río que reúne a todos sus afluentes en Laciana se abre camino por tierras vecinas para regar y dar nombre al municipio de Palacios del Sil. Los bosques de abedules, acebos y tejos son parte de la belleza natural que tiene el lugar, donde habitan especies de la fauna como el jabalí, el venado o el rebeco. Es en primavera y ahora en otoño cuando el paisaje es un espectáculo cromático, una época muy recomendable para visitar la zona. En los pueblos las casas de piedra y pizarra empiezan a encender las chimeneas y el ambiente se vuelve acogedor. En unos meses caerán las primeras nieves y señalarán las cimas que despuntan por su altura: Catoute, Nevadín y el Cueto del Oso. Podemos aventurarnos a llegar hasta allá arriba en un día despejado para asegurarnos de tener buenas vistas. O bien elegir otra de las rutas trazadas, como la sencilla subida que lleva al Castro de Palacios, un paseo a las Brañas de Tejedo en bicicleta y la ascensión a Pico Lago desde Salientes. A medio camino podremos ver pueblos con sus típicos hórreos, molinos de agua, lavaderos y cortines, una antigua construcción de piedra para proteger las colmenas de incendios y ataques de los osos. §

 

 La vida pintada por... Manuel Sierra

Es lacianiego y se crió en Babia. Sus raíces se alimentan de los paisajes, de la vida cotidiana y los sentimientos que luego imprime en sus cuadros. Cada una de sus obras es un festival de color, de formas sencillas que entran por los ojos y llegan directas al corazón. Es Manuel Sierra un mago de la pintura, ilustrador de libros y creador de murales turísticos muy conocidos. Texto: Mª José Bayo

¿Cuáles son las musas particulares de Manuel Sierra?
-Tengo dos motivos básicos que me sirven de inspiración. Dicho de otra forma, tiro de una soga que tiene dos extremos. Por una parte pinto aquello que me emociona o conmueve, con lo que me identifico y tengo a mi alrededor. Por otra, para saber cosas que no conozco y me llevan a indagar, basándome en la memoria que guardo a veces desde la niñez.

-En sus serigrafías predominan el color y las líneas sencillas. ¿Cuál es el mensaje que trata de transmitir a través de sus trabajos?
-Pienso que todos necesitamos comunicarnos y contar nuestra propia visión de las cosas. Aunque mis trabajos tengan una elaboración compleja, trato de hacer una pintura cuyo resultado final sea de mucha sencillez para no establecer distancias con la gente y que entonces pueda meterse en el cuadro. Intento proyectar las imágenes sin dificultades. Esta es mi filosofía. En mis trabajos casi siempre elijo motivos muy relacionados con la sencillez de la vida, paisajes, objetos cotidianos, animales o el cuerpo humano.

-Se define como un pintor cíclico. ¿Qué temas ocupan su labor artística?
-Soy cíclico y obsesivo. Para empezar necesito sentirme bien para pintar lo que me gusta y eso me lleva a meterme muy profundamente en el tema elegido una y otra vez. Eso se traduce en una actitud ciertamente obsesiva, que termina cuando entiendo que en ese diálogo con la pintura, el color y la forma encuentro la respuesta, que es el cuadro terminado. Ahora estoy trabajando para una exposición que planeo realizar en diciembre en Oviedo. Aunque siga con el paisaje, últimamente me he centrado en figura humana, algún retrato y desnudos, figuras del circo, músicos de jazz y de blues.

-Estuvo vinculado algún tiempo al mundo del circo...
-Sí, es uno de esos focos de atracción que me hace volver una y otra vez a ello. Viajé un tiempo con un circo y esa vinculación pictórica me capacitó para memorizar imágenes y notas concretas. Fruto de esa relación, cíclicamente vuelvo a pintar criaturas de circo, tanto humanas como animales que entonces aprendí a dibujar, como anatomía de los caballos, las yeguas y los felinos.

-Sus trabajos son conocidos también como imagen turística. ¿Qué tipo de encargos le hacen y por qué cree que gustan tanto sus cuadros?
-Creo que gustan porque quien me lo encarga sabe que son imágenes que están en la memoria colectiva. Yo las rescato de los deseos, de los sueños, de dibujos que aparecen en los bordados tradicionales o en el arte pastoril. Al fin y al cabo el mural es una propiedad de todos, no sólo por el resultado sino por la propia concepción de lo que describo. Y al trabajar de esa manera necesito tener una gran capacidad de síntesis. Aquí en Castilla hay muchas asociaciones -por lo general de carácter progresista y de interés colectivo- que cuentan con imágenes hechas por mí.

-Como amante de su tierra, ¿qué ve que necesita Laciana para ser promocionada sin dañar su naturaleza?
-No sé lo que necesita Laciana con certeza, pero en estos casos me gusta argumentar de abajo a arriba. La tierra es nuestro patrimonio, no como una propiedad que te hace ser excluyente, sino como la madre o la amante a quien hay que querer y cuidar. Ama a tu tierra, cuida los ríos, los montes, no llenes de porquería los espacios, cuida el lenguaje. Hay que abandonar la idea de que el dinero es el único fin y así evitaríamos vendernos al mejor postor. Cuando tengas claro que tu comportamiento es honesto, entonces puedes exigir honestidad a los demás. Hay que buscar solución. Pero si no hay solución hay revolución. §

 

 

 Estación de Esquí y de Montaña Leitariegos

Cuando la nieve invernal cubre las montañas, hay un lugar en el Valle de Laciana que reúne a los aficionados al deporte blanco. Es la Estación de Esquí y de Montaña Leitariegos que año tras año presenta nuevas mejoras para dar un mejor servicio a los usuarios. Las instalaciones están bien equipadas y las pistas están en perfecto estado. Esto es posible gracias a las fuertes inversiones realizadas en la temporada anterior, que permitieron la ampliación de las pistas en la estación que este año cuenta con un total de siete kilómetros esquiables. Por otra parte se instaló un bar cafetería en la zona alta de la montaña, a 1.700 metros de altitud. Aunque, la inversión estrella del pasado invierno fueron los setenta y ocho cañones de nieve artificial que se probaron la anterior temporada para que este año funcionen al cien por cien. Para 2007-2008 se anuncian otros estrenos: un telesquí que dará acceso a dos pistas nuevas y la puesta en funcionamiento de un edificio de usos múltiples en la parte baja de la estación. Félix Luque, Jefe de la Explotación de la Estación de Leitariegos, está convencido de que "la forma de promocionar estas instalaciones frente a otras cercanas es ofrecer cada temporada un mejor servicio".
Dada la especial orografía de la zona ésta es una estación ideal para iniciarse en el esquí, para disfrutarla en familia, en un ambiente tranquilo y acogedor. Tampoco faltan los que vienen a estas montañas para apuntarse a los programas de multiaventura que organiza la Escuela Española de Esquí de Leitariegos. Sin olvidar a los amantes del snowboard que también acuden para probar su destreza. "Como en todas las estaciones, este deporte ha crecido en Leitariegos -nos confirma Félix Luque-, se nota aquí un especial incremento". §

 En octubre La Feriona

Un año más la cita emblemática de los lacianiegos es La Feriona, que se celebra el 12 de octubre en Villablino. Ese día gran cantidad de puestos ambulantes se disponen por las calles para poner a la venta productos de lo más variado: ristras de ajos, bacalao, prendas de ropa, calzado, productos del campo… Pero el tradicional motivo de esta feria viene desde muy antiguo, cuando Alfonso X "El Sabio" autorizó al concejo de Laciana a celebrar mercado semanal. Otoño era buena época por ser la estación de los San Martinos, fiesta en la que se sacrificaban reses y cerdos, para llenar las despensas de cara al invierno. El ganado era el producto de compra y venta que se acompañaba con otros agrícolas de temporada como patatas y cebollas. Así fue que hasta bien entrado el siglo XX La Feriona llegó a ser una de las más importantes de la provincia. Y todavía lo sigue siendo. Miles de visitantes llegan cada año para pasear por las calles de Villablino, que se convierte en un inmenso bazar donde se puede encontrar prácticamente de todo. Hoy en día pervive en Villablino la presencia de los ganaderos que llegan con sus cabezas de reses para concentrarse en el ferial de Las Rozas, donde aún es posible ver cómo se cierran los tratos a la antigua usanza: con un apretón de manos. Esta imagen es parte del encanto que tiene esta feria y si no nos lo queremos perder se recomienda acudir a primera hora de la mañana, porque es entonces cuando las transacciones tienen su máximo apogeo. Tampoco podemos irnos de La Feriona sin probar el pulpo á feira que preparan en ricas tapas las pulpeiras y los bares de la zona. El 12 de octubre es una fecha memorable para el valle, la ocasión para "feriar" algo como dirían los lacianiegos, y compartir con ellos una feria emblemática. §

Indice

 

Torre de Babia
Foto:Valvanera

 

Valle de Babia


Pura esencia

"Estar en Babia" no es sinónimo de estar despistado, sino un regalo para el viajero que busca tranquilidad. Según la leyenda, este valle fue lugar de retiro para los reyes hace muchos siglos. Pero aquí sus majestades son las montañas, el paisaje, y los ríos Sil y Luna que nacen y recorren estas praderías.

 Cabrillanes

Las copiosas nevadas del invierno que caen en estas montañas han contribuido a que la presencia de agua sea abundante y generosa. Al norte de este territorio, en las faldas del Pico Cuetalbo y Peña Orniz nace el río Sil. Unos kilómetros más al sur se forma otro cauce fluvial que tiene nombre femenino. Es el río Luna, que como una madre abraza la tierra y recoge el agua de varios arroyos y afluentes. En su largo trayecto da de beber a los campos y cruza otros valles lejanos al encuentro del río Omaña, para diluirse en él y formar el Órbigo. El Luna tiene su origen en el municipio de Cabrillanes, conocido también como la Babia Alta. Cada gota de agua que llega hasta su cauce es testigo de un paisaje grandioso de hermosas cumbres y pueblos típicos, algunos aislados de la carretera principal.
Los paneles con el logotipo identificativo de Babia dan la bienvenida al viajero. Mostrando un pájaro y una ventana abierta donde aparece un paisaje verde y soleado con las montañas al fondo. Esta imagen colorista ofrece al viajero un valle considerado Espacio Natural por la Junta de Castilla y León, que además ha sido reconocido como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Sorprende la belleza de los paisajes y los prados, donde abundan las vacas y el caballo babiano, conocido por su gran resistencia y capacidad para las labores del campo. Algunos caminos son conocidos por el trasiego de la ganadería trashumante que tuvo lugar en estas tierras durante siglos. Los grandes rebaños de merinas que pasaban los inviernos en las dehesas extremeñas, en la meseta o en La Mancha, eran conducidos hasta los pastos de verano en estas montañas para alimentarse de hierba fresca.

La ruta ‘Laguna de Las Verdes’ nos lleva desde Torre de Babia a un circo glaciar.

El pastoreo y las tradiciones están muy arraigadas en algunos pueblos, que también son parte de la riqueza y el valor turístico que tiene Babia. Estos conservan las antiguas casas de piedra, con tejados de pizarra y estructura de madera, que era empleada de forma generosa en forjados y cubiertas. Ante esta evidencia, el Ayuntamiento de Cabrillanes ha puesto todo su empeño por cuidar el aspecto rural en los núcleos urbanos. Tanto en las reformas como en las nuevas construcciones deberán emplearse los materiales típicos de la arquitectura popular. Es importante apostar por este valle y por la calidad medioambiental de su paisaje para evitar que se degrade. En esta zona abundan los recursos naturales, algunos tan característicos como la genciana o la seta de San Jorge, que se encuentra en varios cotos.
Babia tiene un gran potencial turístico en la Montaña Occidental Leonesa. Las rutas de senderismo son importantes reclamos turísticos para los que quieren conocer rincones naturales y llegar hasta ellos por su propio pie. Una posibilidad es ir a las Fuentes del Sil por una senda que parte de La Cueta de Babia, o visitar una hermosa laguna de origen glaciar que dista dos kilómetros de la población de Lago de Babia por una pista que no tiene pérdida. La ruta Laguna de Las Verdes es otra de las opciones para recorrer en este valle. El camino empieza en Torre de Babia y conduce hasta un circo glaciar de densa vegetación, rodeado de montañas.
Después de todo, ningún viajero debería irse de este valle sin conocer el Santuario de Carrasconte situado en los límites entre Babia y Laciana. Allí existe desde tiempos remotos "la piedra furada", un megalito que posiblemente fue un objeto de culto y un lugar sagrado. En verano el lugar se vuelve muy concurrido, en concreto el 15 de agosto, fecha en que se realiza una popular romería famosa en toda esta parte de la montaña. §

 San Emiliano

El río Luna sigue su camino y atraviesa la Babia Baja, que es como llaman aquí al territorio que corresponde al municipio de San Emiliano. En estos valles su caudal crece y toma fuerza. Es donde van a parar arroyos como el de Riolago, también Majúa y Alcantarilla a través del río Torrestío, que bajan agua fresca de las montañas en los límites de la Cordillera Cantábrica. En esta parte del valle el pueblo de Riolago es uno de los más bellos. Todavía conserva un hermoso conjunto urbano con casas de piedra como la Casa del Escribano o el palacio de los Quiñones, del siglo XV. Por otra parte, la iglesia de Candemula, la casona blasonada de los García Lorenzana en Villasecino o la ermita de Pruneda son parte del patrimonio arquitectónico que bien merecen una visita. Desde la carretera principal un desvío lleva hacia Pinos. En este típico pueblo babiano está el punto de partida de una ruta sencilla que se dirige a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, situada en una pradera. Desde allá arriba la pista continúa hacia Asturias por el Puerto de Cubilla, donde la altura permite una amplia visión de las montañas. A lo lejos se divisan Pajares, el Negrón, y en la frontera con estos valles Peña Ubiña, una cumbre emblemática para toda Babia. §

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Última revisión: abril 07, 2011. 
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