o puede vivir sin
pintar, es una necesidad que le obliga a la expresión constante. Estudió
Bellas Artes en la Escuela Superior de San Fernando y tras varias
experiencias profesionales ha decidido que el momento de cumplir el
objetivo de su vida es ahora. "No puedes dejar de lado aquello por lo
que has nacido, sería traicionar tus ideales y tu honradez". Clemente
Roiz mantiene su espíritu a través de la pintura. Una pintura que le
hace estar más cerca del paraíso.
-¿En qué momento creativo te encuentras?
-Estoy en una etapa en la que lo único que necesito es tranquilidad y
trabajo, dejar que las cosas vayan saliendo. Lo que quiero es ir
evolucionando dentro de mi mundo. Rechazo ya las influencias, no me
interesan. Lo que me interesa es a dónde me lleva mi propio trabajo.
Últimamente ya no sé lo que es el ocio, no hago otra cosa que trabajar
como una hormiga, estoy entregado. No puedo vivir sin pintar, la única
forma en que me encuentro tranquilo es delante del cuadro.
"No puedo vivir sin
pintar, la única forma que me encuentro tranquilo es delante
del cuadro" |
-De tus obras llama la atención la presencia de tres
cosas: las figuras, el agua y el color. ¿Qué quieres expresar a través
de estos tres elementos?
-La figura humana es lo que más me interesa y como ser humano lo
considero lo más lógico. Mis figuras humanas son más que nosotros,
tienen ese contacto con la divinidad que nosotros perdemos y están
libres del pecado original. Están a nivel del paraíso y la felicidad, lo
único que hacen es gozar de la respiración, del bienestar, de la
satisfacción y la tranquilidad, que es a lo que yo aspiro. Quizá por eso
tengo la necesidad de dibujarlos.
Habiendo desarrollado mi infancia entre Gijón y las orillas del Sella,
es inevitable que el agua esté presente en mis cuadros. El agua, para
mí, es un símbolo de vida y pureza. El agua es la vida.
Por otra parte yo, en realidad, trabajo con el dibujo y el color, no me
interesan para nada las texturas. En el color es donde más gozo y donde
más me puedo expresar conteniéndome o dejándome ir
-Los títulos son, casi todos, una palabra que
transmite una idea. ¿Se pueden entender como un posicionamiento?
-No estoy muy satisfecho con los títulos porque es lo más contaminado de
mi obra. Actualmente todo es mensaje y comedura de tarro para que la
gente esté donde tiene que estar. Me gusta más otro mundo antes que no
el cotidiano, donde la máquina machaca al individuo. En algunos títulos
se puede ver un intento de que el individuo se pueda reír de la máquina,
pero la realidad es que la máquina suele destrozar al individuo y
alienarlo. El momento de felicidad se está reduciendo al consumo de
alguna droga esporádica o a un ocio muy controlado y dirigido que no
lleva a ningún lado. Cuanto más bienestar podríamos tener, más atados
estamos. ∆