ntes que otra cosa,
Jorge Marquínez es un profundo enamorado de su tierra. Sabedor de que el
agua es un elemento vital cada día más escaso, defiende una política que
aborde soluciones en previsión de un futuro próximo en el que el
problema de la escasez de agua cobrará gran relevancia. "El agua es un
elemento básico de la vida -señala Jorge Marquínez. Poco a poco estamos
siendo conscientes de que realmente es un recurso escaso. Eso está
dándole a la política del agua un peso que no tenía".
-Se suele decir que Asturias es una región rica en
recursos hídricos. ¿En qué medida esto es cierto?
-Es cierto, pero con muchos matices. Aquí llueve mucho más que
la media española y eso significa que la cantidad de agua que recibe la
región es muy grande, pero tenemos un relieve muy fuerte, cauces que son
muy pendientes. Digamos que el agua permanece muy poco tiempo en
Asturias. Estamos ante un ciclo hidrológico muy rápido, diferente por
ejemplo al de la Meseta del Duero. Allí llueve menos, pero una gran
parte de esa agua que llueve queda almacenada en profundísimos
acuíferos. Estos acuíferos tienen un ciclo lento. Son muy fértiles en
cuanto a capacidad para almacenar el agua, que luego se libera
lentamente. Nosotros, debido a que el agua circula con mucha rapidez,
tenemos problemas para la utilización del recurso. No tenemos grandes
acuíferos que almacenen agua y la liberen lentamente a los cauces. En
Asturias, por ejemplo, podríamos tener una situación de sequía si no
lloviera durante tres meses, cosa impensable para las cuencas
mediterráneas.
-En verano es curioso ver zonas en nuestra región
padeciendo sequía, o restricciones de agua.
-En efecto. La regulación natural es baja porque los manantiales
tienen un régimen también muy rápido, funcionan con mucho caudal en la
época de lluvia y cuando cesa la lluvia el caudal se reduce con una
rapidez muy superior a la media española. Y hay más cosas, tenemos una
población muy dispersa también alimentada desde sistemas muy
vulnerables, pequeños manantiales. Cuando no llueve durante un período
de tiempo largo suele haber restricciones con facilidad. Desde ese punto
de vista somos una región vulnerable.
-Y a ello hay que añadir los efectos del cambio
climático.
-Sabemos que el cambio climático se está produciendo a escala
global. No es un modelo científico, sino algo constatado. Lo que es más
difícil es hacer modelos predictivos: ¿qué va a pasar?, ¿cómo nos va a
afectar? En las predicciones es donde hay un poco más de literatura y
menos seguridad. Hay modelos que apuntan a que los recursos se
incrementarán en el norte de Europa y se reducirán drásticamente en la
zona mediterránea. Pero ¿qué pasará en Asturias? Nosotros estamos en una
zona de transición y es difícil hacer una predicción adecuada. Se apunta
a que va a haber menos agua y que se van a incrementar los eventos
extremos; esas predicciones, aunque son muy preocupantes y negativas, no
ofrecen una garantía absoluta.
"El
esfuerzo de depuración ha dado ciertos resultados,
especialmente en los ríos de las cuencas, pero tenemos mucho
camino todavía que recorrer" |
-Asturias, a pesar de ser una región privilegiada por
sus acuíferos, en los años sesenta presentaba una situación dramática en
cuanto a suministro de agua a la población e industrias de la región, y
también en cuanto al estado de los ríos en la Zona Central. ¿Cómo ha
cambiado esta situación a día de hoy?
-Hay dos cosas: una es el agua como recurso y otra son los
ecosistemas acuáticos. El esfuerzo de depuración ha dado ciertos
resultados, especialmente en los ríos de las cuencas. La calidad ha
mejorado, pero tenemos mucho camino todavía que recorrer. La garantía de
suministro de agua también ha mejorado, aunque no demasiado. No tenemos
más infraestructura. Como sabemos, nuestros ríos son muy rápidos y
estamos abasteciéndonos de aguas fluyentes, por lo que muchas veces
Asturias tiene escasa cantidad de suministro y eso es algo preocupante.
En cuanto a los ecosistemas acuáticos, a los fluviales les hemos dado un
varapalo impresionante al edificar polígonos industriales y ciudades
enteras en la zona inundable de nuestros cauces. Esto lo considero muy
preocupante, porque esa ocupación es bastante irreversible y tiene un
coste ambiental enorme que no hemos sabido valorar. Dada la naturaleza
de nuestro sistema fluvial, es una pérdida dolorosa y muy grave para una
región como Asturias. En resumen, tenemos más calidad que la que
teníamos antes, pero debemos mejorar. Tenemos en suma una garantía de
suministro escasa y un ecosistema fluvial fuertemente afectado por la
ocupación urbana e industrial.
-La zona central de Asturias se va a convertir en un
gran área metropolitana y eso implicará una mayor demanda de agua. ¿Qué
previsiones hay al respecto?
-En Asturias tenemos una geología muy complicada que hace que
los sistemas acuíferos sean más pequeños, aislados y más difíciles de
explotar. La concentración de población en la zona urbana, aún previendo
que no va a haber un aumento muy grande, exige incrementar las garantías
para el futuro de esta zona. Este es uno de los caballos de batalla de
la gestión del agua en Asturias y una de las discusiones de peso que
están puestas encima de la mesa. En España, en general, el 82 u 83% del
consumo de agua es para uso agrícola, en Asturias es casi un 7% menos.
En este punto cabe un ahorro tremendo. Si sólo ahorráramos un 25% del
agua agrícola duplicaríamos los recursos para otros usos. Si logramos
optimizar el uso del agua especialmente de ese gran 82 u 83% de consumo
agrícola, la población no tendría que tener problemas de suministro, o
serían sólo problemas locales. Sin embargo en Asturias el consumo
industrial es el 50% y el consumo urbano es altísimo. Nosotros estamos
en una situación muy diferente al resto de España. Tenemos unos cauces
con unos índices de escorrentía muy rápidos, muy altos, muy poco
regulados. No tenemos acuíferos importantes explotables, o están todavía
poco investigados, en fin, no tenemos acuíferos mesozoicos y terciarios
como los de la cuenca del Duero o de la cuenca del Ebro, o del Guadiana,
que son zonas llanas, de arenas y gradas repletas de agua.
-Al parecer la presa de Caleao es una opción, pero está
originando polémica por su ubicación dentro del Parque de Redes. ¿Es
necesario captar agua a cualquier precio?
-No; no debemos captar agua a cualquier precio. La mayor parte
de las captaciones que hacemos ahora en los ríos es agua de un enorme
coste ecológico, porque nuestros cauces tienen mucha agua sobrante en
invierno pero en verano están todos incluso por debajo del caudal
ecológico estimado por el antiguo Plan Hidrológico. A pesar de eso, en
verano muchas de nuestras poblaciones están quitándole al río los
caudales ecológicos propios. Esto no pasa sólo en Asturias, es una
característica general de los abastecimientos en el norte peninsular. En
definitiva, no debemos extraer el agua a cualquier precio. Necesitamos
un modelo de consumo y de disposición del recurso que sea sostenible, lo
menos malo posible para el medioambiente. En este sentido aparece esta
infraestructura de Caleao, un pequeño embalse de unos treinta o treinta
y cinco hectómetros de almacenamiento. Para nosotros es una cifra
importante, pero en el contexto de nuestros embalses españoles que
superan muchos los quinientos hectómetros, es un pequeño embalse. Es
posible que Caleao no sea la única opción que tenemos para el
abastecimiento del Área Central, pero es una opción válida, una opción
segura, porque permite regular una cantidad suficiente para incrementar
la garantía del recurso, tiene calidad y la afección es local. ¿Hay
alternativas a Caleao? Es probable que las haya. ¿Son mejores o peores?
No lo sé, porque hay que estudiarlas individualmente. Lo cierto es que
Caleao es una solución posible que resuelve el problema con un coste
ambiental limitado. Yo no creo que Caleao sea un desastre ambiental. El
Area Central necesita una garantía de recursos que hoy no tiene, para no
depender del caudal ecológico de los ríos en verano, y que sea una
solución medioambientalmente aceptable.
"En Asturias
podríamos tener una situación de sequía si no lloviera
durante tres meses, cosa impensable para las cuencas
mediterráneas" |
-¿No se han planteado captaciones de aguas subterráneas?
-La búsqueda de la garantía subterránea es algo que está por
hacer con seriedad. Como geólogo conozco bien el tema y me cuesta
trabajo hacer afirmaciones rotundas al respecto. No obstante la empresa
Aguas de la Cuenca del Norte está poniendo en marcha ahora dos trabajos
sobre este tema para investigar aguas subterráneas en la Zona Central
que pudieran ser utilizables. El esfuerzo es muy importante y el estudio
va a ser de gran intensidad, porque los acuíferos son pequeños y
problemáticos para su explotación debido a que sobre ellos hay una
enorme cantidad de población, industrias, usos agrarios y ganaderos. Eso
los hace vulnerables a muchas cosas y tenemos que dar garantía a la
población de un agua de calidad. Esto es muy serio y exige que se aborde
con mucha responsabilidad.
-Saneamiento, depuración, vertidos industriales. ¿Con
qué nivel contamos?
-La labor de depuración que se ha hecho en Asturias en los años
80 y 90 ha sido muy importante. Se ha mejorado la situación de los
grandes núcleos urbanos, pero además, tenemos grandes polígonos
industriales cuyo saneamiento hemos resuelto razonablemente y que aún
puede ser mejorado. Nos queda acabar el saneamiento de la Ría de Avilés
o el saneamiento de Gijón, por ejemplo. En Asturias tenemos tres
aspectos que nos hacen tener una problemática grande de saneamiento.
Uno, tener una actividad industrial dispersa en muchas pequeñas
unidades, muy intensa y que crea peligro de vertidos, no sólo de
vertidos cotidianos, sino vertidos industriales de sustancias peligrosas
en distintos puntos de la región. Luego, una población muy diseminada a
la que es muy difícil resolver el problema de saneamiento, a unos costes
altísimos, de ejecución, de saneamiento y de mantenimiento. Y por
último, somos una región de actividad ganadera que genera una
contaminación dispersa orgánica que también afecta a la calidad de las
agua y que aún no tenemos bien resuelta. Por todo ello, aunque hemos
mejorado mucho, nos quedan muchas cosas que hacer. El Gobierno Regional,
los ayuntamientos y los responsables de saneamiento en general, están
desbordados por esa problemática y se requiere mucho tiempo y esfuerzo,
además de un control estricto de las actividades, digamos, más
peligrosas.
-¿Estamos empezando a tomar conciencia?
-Sí, creo que la sociedad está tomando conciencia del valor del
recurso y la política del agua ha pasado a primera plana, de lo cual me
alegro muchísimo. En España se están viviendo las primeras limitaciones
de uso, afortunadamente no en nuestra región, y eso hace que en algunos
puntos la discusión sobre el agua tenga una virulencia y una fuerza que
aquí no hay todavía. Pero tenemos muchas asignaturas pendientes. La
última directiva europea sobre la gestión del agua, obliga a que se haga
transparentemente con participación de la ciudadanía en general, porque
en definitiva todos somos usuarios del agua. ∆