-Sale Asturias beneficiada con el reciente cambio de gobierno de
nuestro país? ¿En qué sentido?
-Centraría la cuestión en dos razones fundamentales. Desde el punto de
vista formal -y esto es muy importante en una democracia porque tiene que
ver con las reglas del juego- se normalizan plenamente las relaciones
institucionales. Ahora no hay ningún canal, ninguna forma de relación que
las condiciones y las determine de una manera que no sean los canales
habituales de las relaciones entre el Gobierno de la nación y el gobierno de
la comunidad autónoma. Con el gobierno anterior estaban mediatizadas por
algunos ministerios, que tenían una determinación mayor que otros, y por
tanto una influencia decisiva y no necesariamente de diálogo con el gobierno
del Principado de Asturias. Esto por tanto, es un hecho objetivamente
positivo sobre todo para una comunidad como Asturias donde se daban algún
tipo de déficit en esas relaciones institucionales.
-Pero la normalización institucional es la base de nuestra convivencia
nacional.
-Efectivamente, es la base de nuestra convivencia, la base de
nuestras relaciones y por tanto la base del progreso. El Gobierno actual de
Zapatero asumió en el programa electoral y en los compromisos públicos que
hizo, algunas cuestiones directamente relacionadas con el desarrollo y el
progreso de Asturias. Una tiene carácter general y se refiere a la reforma
en su momento de la Constitución, para permitir la reforma del Senado. La
cámara tendrá entonces una responsabilidad mucho mayor en las políticas
autonómicas y por tanto, la voz y la influencia de Asturias se dejará sentir
con mayor fuerza en el concierto general de España. En segundo lugar, hubo
una serie de compromisos explícitos tanto en infraestructuras generales,
como en los sectores estratégicos de desarrollo económico, social y cultural
que a mí me parecieron muy importantes para el futuro de Asturias, desde el
carbón hasta el desarrollo de infraestructuras o el compromiso en procesos
de reindustrialización; en definitiva, toda una política social, educativa,
de salud, que significa un compromiso especial con Asturias. El compromiso
del Gobierno es lógicamente llegar a un modelo de cohesión, de solidaridad,
que creo que va a beneficiar el desarrollo futuro de nuestra financiación.
Por tanto, las perspectivas son positivas para el futuro de Asturias y no
sólo para Asturias.
-¿Significa que con la entrada del gobierno socialista de Zapatero se
quiere acabar con ciertos feudos regionales?
-Exacto, creo que se acaba cualquier malentendido o falta de
articulación del tejido institucional, del diálogo y de la cooperación,
respetando obviamente las instituciones y sin pasar por las determinadas
personalidades que en un momento determinado ocupan un cargo.
-¿Desde su posición cómo ve que están fluyendo a día de hoy esas
relaciones entre el Principado y el Gobierno de la nación?
-Voy a decirlo primero con una imagen y luego con un dato. En la
última conferencia que tuvo ocasión de dar el Presidente de nuestra
comunidad en Madrid, en el Foro de la Nueva Economía, el número de personas
e instituciones que estuvieron presentes tanto en la conferencia como en el
posterior coloquio fue realmente notable. Había más de cuatrocientas
cincuenta personas que representaban a instituciones públicas y privadas, la
mayoría de ellas empresas. A mi modo de ver hay una conclusión importante y
que nos hace ser razonablemente optimistas sobre nuestro futuro, y es que ya
Asturias ha entrado en la senda normal del desarrollo del progreso económico
y social de España. Ya se ha abandonado la Asturias dependiente y la
Asturias del pasado para situarnos en una comunidad, como el resto, que
aspira al desarrollo económico, social y cultural que le corresponde en el
concierto de España.
-¿Quiere decir que Asturias ha remontado la crisis que padecía?
-Creo que todos los indicativos de una región en crisis están
superados, y lo que estamos haciendo es crecer en un desarrollo muy
positivo. Esto no significa que se hayan acabado los problemas, lo que se
han acabado son las crisis estructurales. Estamos en una economía siempre
difícil, competitiva y donde hay que buscar los mercados y la mejor
competitividad. Asturias tiene algunas fortalezas enormes, que vistas desde
Madrid creemos que tienen mucha potencialidad. Una es el capital humano tan
extraordinario que tiene; otra son las condiciones de ese capital en un
contexto tan singular como es nuestra tierra, que permiten una
competitividad razonable en todo el ámbito de la productividad. Asturias en
este momento es una región muy atractiva para invertir. Nos adentramos en
una etapa muy apasionante. Los fantasmas del pasado han quedado atrás y lo
que importa ahora es hacer ese tejido social que permita realmente olvidar
nuestro pequeño ombliguismo y caminar en una economía abierta, sacando todo
nuestro potencial.
-¿Qué se ve en el horizonte asturiano?
-Esa Asturias emergente, por fortuna está viva y tratando de cambiar
de modelo cultural y de mentalidad, cosa que no se hace de la noche a la
mañana. Me parece por ejemplo mal pensar que todavía hay una parte de
nuestra sociedad que cree que su modelo es el ser prejubilado. Ese no puede
ser el horizonte de las personas. Sin embargo al mismo tiempo hay una
sociedad emergente, emprendedora, que está demostrándose con un incremento
espectacular del número de empresas, especialmente de los autónomos. Creo
que ese es el futuro de nuestra región. ∆