Asturias es una región con un alto índice
de población envejecida y ese hecho convierte en asunto primordial la
atención que debe dársele a este colectivo.
Pilar
Rodríguez es responsable de los temas que conciernen a los mayores
dentro de la Consejería de Asuntos Sociales del Principado. Desde ahí
aboga por un cambio en la visión y en la actuación sobre todos los
aspectos que afectan a este sector de la población asturiana, y que se
la tenga en cuenta en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
-Asturias es una región con una alta cota de población
envejecida. ¿Cómo se está gestionando esta realidad?
-Nosotros somos conscientes de que Asturias tiene unos índices
de envejecimiento bastante notables, por encima de la media. Este
fenómeno lo valoramos de manera positiva, puesto que es un logro social
que cada vez vivamos más años, que la esperanza de vida cada año suba,
porque es fruto del desarrollo social. Pero esto a su vez nos exige un
proceso de adaptación. La presencia de las personas mayores ha cambiado
el panorama de las sociedades, y en consecuencia, para los sistemas de
protección social es un reto muy importante.
Ocurre que en los últimos períodos de la vida es posible padecer un
proceso de enfermedad o de deterioro, que provoca dependencia, y por
tanto, necesidad de cuidados tanto sanitarios como sociales.
-Desde esta Consejería ¿con qué medios se cuenta para
facilitar la vida a este colectivo de personas?
-Desde la consideración de este fenómeno como positivo, pero
aceptando el reto que supone, el Gobierno actual del Principado y el
Presidente a la cabeza, ha hecho de este asunto de atención a las
personas mayores una prioridad política. Esta prioridad política se
expresa en un incremento sin precedentes de los presupuestos dedicados a
los recursos de atención a mayores.
"Curiosamente,
los principales demandantes de cursos de formación de informática son
mayores"
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-¿Cómo se cuantificaría ese hecho?
-Por dar algunos datos, a lo largo de estos tres años, el número
de personas que tienen ahora una ayuda a domicilio se ha doblado y en
algunos ayuntamientos se ha triplicado. En Centros de Día, que es un
recurso muy adecuado para atender a las personas mayores y también para
dar respiro a las familias, hemos pasado de veinte plazas a 750 plazas,
y de un centro a veintisiete centros extendidos por toda Asturias.
En cuanto a la atención en residencias, que es cuando las personas ya no
pueden estar en casa, estamos haciendo un esfuerzo inversor muy
importante en cuanto a adaptación y reconversión de toda la red pública
de residencias para atender las necesidades de las personas
dependientes. Hace unos años la política era diferente: las personas
mayores estaban en casa atendidas por su familia y cuando no tenían
familia iban a una residencia. Pero las residencias se concebían casi
como hoteles o establecimientos para personas con problemas sociales,
sin familia, sin vivienda adecuada. Con el devenir de los tiempos lo que
hemos visto es que las residencias deben ser lugares especializados y
por tanto, tener las características físicas y arquitectónicas
apropiadas, es decir, sin barreras, con espacios suficientes en las
habitaciones, con derecho a la privacidad, pero también con
oportunidades y desarrollo de programas de atención especializados según
el tipo de dependencia que tenga la persona.
Lo que demanda más atención son las demencias y el Alzheimer. Desde
luego todo esto va a significar un cambio importantísimo en el panorama
de lo que son los sistemas de atención a las personas mayores en
Asturias.
-Dentro de ese programa de atención a las personas
mayores el colectivo de mujeres es el más numeroso, ¿hay algo específico
para ellas?
-Normalmente el hecho de que el envejecimiento sea, sobre todo,
un asunto que concierne a las mujeres se dice muy poco. El Gobierno ha
incluido en el plan de igualdad de las mujeres de Asturias un módulo
entero dedicado a las mujeres mayores. Por parte de la Consejería de
Asuntos Sociales estamos promoviendo la mayor participación de las
mujeres en centros sociales, en los órganos decisorios de las
asociaciones. También estamos centrando mucha atención en la asistencia
cuando las personas tienen una dependencia, en qué problemas presentan
las mujeres a diferencia de los hombres, para adecuar los sistemas de
atención a las peculiaridades de cada caso. Téngase en cuenta que los
mayores destinatarios de los servicios sociales en el ámbito del
envejecimiento son mujeres, porque viven más tiempo y también porque su
historia de vida ha sido de mayor dureza y tienen más riesgo a tener
estos procesos de dependencia.
"Estamos promoviendo formas de
participación donde las personas mayores hagan oír su voz"
-Al parecer se está promoviendo acabar con el sentido
paternalista que caracterizó siempre a estos centros.
-Sí, nosotros estamos queriendo acabar con él. Consideramos a
las personas mayores como adultas que son, y además con una trayectoria
vital, y una experiencia que respetamos, lo que queremos es poner todo
ello en valor. Nosotros no hacemos políticas que segreguen a las
personas mayores, que las aparten y que las entretengan. Nosotros
estamos en el ámbito de una línea de trabajo que se llama envejecimiento
activo, promoviendo formas de participación donde las personas mayores
hagan oír su voz. Hemos puesto en marcha un Consejo de Personas Mayores
de Asturias cuya consulta es obligatoria cada vez que se realizan las
medidas de atención a personas mayores. Esto es así, porque consideramos
que los primeros interesados y que tienen que decir algo en el
desarrollo de políticas dirigidas al grupo de mayores, son ellos mismos.
Estamos promoviendo además, tanto en todas las asociaciones de mayores
que hay en Asturias, como en los centros sociales que dependen de
nosotros, un cambio de pautas y de programas de los que se ofrecen ahí.
No decimos que haya que dejar de hacer actividades de ocio, recreativos,
juegos, bailes, fiestas, no decimos eso, pero sí que hay que
acompañarlas de otras cosas, como son programas más de tipo formativo,
cultural, el acceso a las nuevas tecnologías. En esto último y por toda
Asturias, hemos puesto ciberaulas en los centros sociales que dependen
del Principado y hemos creado una red de voluntarios de informática, que
son personas mayores voluntarias, para que los vecinos de los pueblos o
de las ciudades donde están instaladas esas ciberaulas, capten a los
niños o a la gente que tenga interés por acceder a la informática.
Estamos haciendo cursos de acceso a la informática en todos los centros
y con ello se está rompiendo, si no la hemos roto ya, esa imagen social
de que la informática no tenía que ver con los mayores, que habían
llegado tarde. Curiosamente, se da el caso de que en los lugares donde
existe un telecentro, que no tiene que ver con nuestra red de centros,
los principales demandantes de cursos de formación de informática son
mayores.
-El bagaje de experiencia y conocimiento de estas
personas mayores, ¿se está aprovechando de alguna manera?
-Tenemos dos programas que consideramos prioritarios. Los
estamos introduciendo en todos nuestros centros e intentando que las
asociaciones también los incorporen. Son programas de voluntariado y
programas intergeneracionales. En nuestros centros sociales tenemos un
programa de voluntariado que se llama: "Te damos nuestra experiencia".
El título habla por sí mismo de lo que se ofrece. A través de ellos hay
diferentes proyectos muy variados que se están desarrollando en las
distintas ciudades donde tenemos centros sociales. Desde gente que hace
programas con inmigrantes, otros que hacen visitas a residencias, otros
a personas que están solas, otros programas con personas con
discapacidad, programas con niños, etc. Y luego, los programas
intergeneracionales, que nos están mostrando lo importante que es para
las generaciones más jóvenes conocer lo que puede aportar a sus vidas la
figura de una persona que ha vivido y que tiene experiencia de la vida,
porque de alguna manera es una historia viviente. Esa transmisión de
conocimientos y ese intercambio tan rico que se produce entre las
distintas generaciones, está dando unos resultados excelentes. Tenemos
sobre todo programas en colaboración con colegios e institutos. El éxito
que han tenido, está logrando que los propios colegios incluyan en su
programa todos los años hacer una experiencia intergeneracional.
"Asturias
tiene unos índices de envejecimiento por encima de la media" |
-¿Hay la suficiente sensibilidad en la sociedad
asturiana para captar toda esta labor?
-Yo llevo aquí desde el año 99, y yo sí veo un cambio, tanto en
el tratamiento de los medios de comunicación, como de la propia
sociedad. Existen todavía imágenes y estereotipos que se asocian con
vejez que no se corresponden con la realidad. Hay tópicos y mitos que se
mantienen muy arraigados y la única manera de contrarrestar esto es
proponiendo realidades diferentes. Por mucho que digamos que no es
verdad que todas las personas mayores estén enfermas, que no es verdad
que sean una carga, que ya no hacen nada, por mucho que lo digamos, si
los ciudadanos no ven que sí, que hacen otras cosas, pues no modifican
fácilmente su punto de vista. Creo que se está consiguiendo ese cambio
de imágenes porque la sociedad está viendo a las personas mayores hacer
otras cosas.
-¿Hacia dónde se encamina el futuro de todo esto?
-El futuro es conseguir una sociedad para todas las edades. Todas
las personas mayores no son iguales. Nosotros lo que hacemos es intentar
desarrollar programas adaptados a cada ciclo vital y a la circunstancia
individual de cada persona. A una persona si le presentas un abanico de
posibilidades puede elegir. Si solamente le enseñas a jugar al tute o al
dominó, no tiene otras oportunidades. Es positivo que una persona que va
a un centro encuentre que puede apuntarse a una excursión, o a un baile,
pero que también puede aprender informática, o que puede enrolarse en un
programa de voluntariado, o que puede él mismo ser voluntario en el
centro como responsable del aula de informática, pues eso abarca más
posibilidades para los deseos y la proyección que quiere desarrollar
cada persona. Las propias personas mayores cuando hay mitos muy
persistentes, mitos negativos que hay sobre el envejecimiento y se les
ofrece otra forma de estar en la vida te dicen: "Pero yo cómo voy a
aprender ordenador, o cómo voy a ser voluntario, o cómo voy a ir a ver a
los niños". Están desvalorizados e interiorizan esa imagen social.
Cuando se le va dando a la gente una inyección de autoestima el cambio
que se produce es impresionante. Las personas mayores que van de
maestras a los centros mejoran muchísimo de salud, porque se les
escucha, se les valora y hay un reconocimiento social. El asunto del
envejecimiento tiene que ver con toda la sociedad. En estos momentos
¿quién no tiene un padre o una madre con algún problema? Y luego,
pensando en nuestro propio futuro, ¿qué sociedad hacemos si lo que nos
espera es la marginación, la segregación, el olvido? Tenemos que tener
esperanza de que el fin de nuestra vida va a ser estupendo. /
L.G. |