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SUPLEMENTO ASTURIAS 

Más de cien playas asturianas han resultado afectadas por el galipote.

 

ASTURIAS SE TIÑE
 DE NEGRO


Las costas de nuestra bella Asturias no se han librado del pringue del fuel vertido por el Prestige en aguas gallegas.


Texto: Carolina Fernández
Foto: Juanjo Arrojo


Finalmente llegó el vertido a nuestras playas. Los primeros días de diciembre, a merced del nordés, llegaban las primeras manchas. A partir de ahí, y hasta la fecha en que se escriben estas líneas, el fuel arriba a nuestra costa un día sí y otro no. El trabajo de los voluntarios y del personal movilizado por el Principado trata de contener la catástrofe, pero la preocupación es constante, la tensión crece ante un desastre ecológico cuyas consecuencias aún no se pueden evaluar.
Asturias no es el centro de la diana, pero se encuentra en la ruta que recorren diariamente cientos de barcos. Se trata de un eje de concurridísimo tráfico marítimo que recorre en vertical las costas desde Suecia hasta el Peñón de Gibraltar. Afortunadamente nuestra región, a pesar de formar parte de esta ruta, no está entre las comunidades más visitadas por este tipo de petroleros. Aún así, no se puede descartar la posibilidad de que un accidente similar pudiera producirse frente a nuestras costas.

"En Asturias, como en el resto de España, no hay capacidad para actuar ante una situación así"

El caso es que esta vez sucedió en Galicia, que es como decir en la puerta de al lado. La naturaleza no entiende de fronteras ni de líneas divisorias entre comunidades, de modo que los vientos y las corrientes marinas se encargaron de repartir el vertido por prácticamente toda la costa gallega y de doblar la esquina hacia el Cantábrico. En cuanto se vio que sobrepasaba Estaca de Bares, la línea divisoria imaginaria que separa el Océano Atlántico del Mar Cantábrico, los presidentes de las distintas Cofradías de pescadores empezaron a manifestar su preocupación y a pedir medios técnicos a la Administración para afrontar lo que se les venía encima. A nuestras playas llegaron las primeras manchas a finales de noviembre, dispersas y poco densas, además de las primeras aves petroleadas. Fueron los primeros avisos, ante los cuales la Administración asegura que habrá medios para defenderse del fuel si fuese necesario. Las informaciones que parten del Gobierno Asturiano, resaltando la normalidad de la situación, contrastan con las de los pescadores que las avistan al salir a faenar con sus barcos y las que brinda el CEPESMA, que advierte con mucha más antelación de la presencia de bolsas de fuel en aguas asturianas. Más de cien playas resultaron afectadas por el galipote.
Paralelamente, y mientras la catástrofe en Galicia adquiría dimensiones descomunales, y la descoordinación y la falta de interés y de previsión del Gobierno levantaban las protestas de todo el país, tanto Francia como España dan un paso adelante para exigir mayor seguridad y establecen controles sobre los petroleros que transporte materiales peligrosos, los que tengan más de 15 años y no dispongan de doble casco. Todos ellos podrán ser expulsados a más de 200 millas de la costa. Una iniciativa, quizás apropiada, pero que en todo caso llega demasiado tarde para evitar el desastre. El último gran accidente tuvo lugar en diciembre de 1992. Fue el Mar Egeo, que encalló frente a las costas de La Coruña. Todos se preguntan: ¿es tan difícil aprender de los errores del pasado?

"Asturias tiene mucho acantilado, y ese fuel se pega mucho a la roca y es muy difícil de separar"

El director del CEPESMA, Luis Laria, reclama la creación de un protocolo de actuaciones "que tenga en cuenta el riesgo antes de que se magnifique. Es en el inicio, cuando un petrolero tiene problemas, cuando hay que tener todas las posibilidades barajadas y controladas. Cuando ya se han vertido toneladas de hidrocarburo se escapa la posibilidad de actuar de forma positiva". Laria destaca que no estamos preparados para afrontar un desastre de estas características de forma inmediata, antes de que se desencadenen las consecuencias. "En Asturias, como en el resto de España, no hay capacidad para actuar y minimizar una situación así. Aquí siempre hablamos de problemas, pero lo que hay que hacer es buscar soluciones, crear infraestructuras en el mar, igual que se crean en tierra, para poder minimizar este tipo de accidentes. En zonas como Finisterre, donde pasan del orden de los 500 ó 600 mercantes diarios, hay que estar en situación de prealerta permanente, y crear infraestructuras para actuar de inmediato".
El mal ya está hecho, aunque todavía se desconozca su dimensión, y ahora queda pensar en la recuperación de todo lo que se ha dañado. Luis Valdés, responsable del Instituto Oceanográfico de Gijón, se suma a las voces que reconocen que no sólo Asturias, sino ningún otro lugar de España tiene "los medios materiales necesarios para afrontar un incidente como este en las primeras fases". Según Valdés, las consecuencias de un vertido son variables, en función del tipo de hidrocarburo -si es ligero o pesado- y de la manera cómo se vierta -de forma más concentrada, como fue el caso del Mar Egeo, o más dispersa, como el Prestige-. En el caso que nos ocupa, el vertido es pesado y disperso. Una de sus "ventajas" es que es muy viscoso, forma capas muy gruesas y no se mezcla mucho con el sedimento, de tal manera que la limpieza superficial de playas es trabajosa, pero a cambio hay posibilidades de que se restaure el estado primitivo de la playa fácilmente. En el caso del vertido del Mar Egeo, en La Coruña, los moluscos y otros animales que viven enterrados en la arena tardaron en recuperarse unos dos años y medio; las comunidades móviles, como los peces, tardaron unos cuatro años.

"Después de largo tiempo, el mar acabará limpiando las rocas, aunque no cien por cien"

La evolución de las consecuencias del vertido puede estudiarse gracias al conocimiento de las llamadas "líneas de base". "Tenemos medios y datos suficientes para saber cuál es el estado del ecosistema en Asturias. Conocemos bien las líneas de base del ecosistema y eso nos permitirá evaluar el impacto y saber cuándo se acaba de recuperar".
¿Y cuánto tardará en restablecerse el equilibrio? "En este caso, que el fuel es mucho más pesado, yo creo que las comunidades que viven en contacto con el sedimento van a sufrir de manera inmediata, pero se van a recuperar rápido". Sin embargo en el sustrato rocoso la situación es distinta. "Asturias tiene mucho acantilado, y ese fuel se pega con mucha fuerza a la roca y es muy difícil de separar. Pero ahí el mar trabaja constantemente. En las rocas bate con fuerza y después de largo tiempo, acabaría limpiándolas, aunque no al cien por cien, por eso las comunidades de roca, por mucho que el mar trabaje constantemente, tendrán una recuperación mucho más lenta".
¿Cómo de lenta? Imposible precisar. "Estamos hablando de años", responde Luis Valdés. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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