En su día dejó la mina por la cámara. Decidió entonces entregarse por entero a
una profesión cuando menos arriesgada: la fotografía. Juanjo es de los que descubren la
foto en cualquier momento y lugar. Nunca se sabe dónde se esconde una buena imagen, por
eso es difícil verlo sin su cámara.
Sus fotos son conocidas y valoradas en toda la región, porque sin lugar a dudas podría
decirse que es la cámara de Asturias.
-¿Dirías que Asturias es cuna de buenos fotógrafos?
-Sí, sí por supuesto. Hay buenos profesionales, tanto entre los fotógrafos
de estudio como entre los que hacemos nuestro trabajo fuera de dicho estudio, como
fotografía industrial y cosas de este tipo. El problema es que en Asturias no nos
enteramos de lo que tenemos, y por eso se está reclamando a profesionales de fuera de la
región. Y en este sentido, puedo contar miles de ejemplos. Pasa lo de siempre: a la
fotografía no se la considera. Como todo el mundo hace fotos, se piensa que es muy fácil
o que cualquiera puede realizar un reportaje. Yo me encuentro muchas veces con que voy a
realizar un trabajo, por ejemplo a un hotel, y la gente piensa que voy a tardar un cuarto
de hora, cuando a lo mejor para hacer el reportaje completo necesito un día. Eso la gente
no lo ve porque están acostumbrados a llegar y con su cámara disparar, y creen que el
fotógrafo, por profesional que sea, va a hacer lo mismo.
-¿Un fotógrafo nace o se hace?
-Creo que tienes que tener algo que te llame, que te empuje a querer plasmar en una
fotografía lo que ves, lo que sientes, lo que te gusta. Después, te vas haciendo. En mi
caso, mi afición inicial, en el colegio y en la escuela, fue la pintura. Después las
circunstancias me llevaron a empezar a trabajar en la mina, y la pintura quedó un poco
apartada. Pero yo seguía teniendo una inquietud, y cuando posteriormente cayó en mis
manos una cámara de plástico empecé a hacer fotos. Aquello me gustó. Empecé a
trabajar con un aficionado, a pasarme muchas horas en el laboratorio con él, viendo cómo
trabajaba, cómo hacía las fotos, cómo las revelaba, hasta que decidí empezar yo
también a hacerlo. No fui a ninguna escuela. Comencé tirando muchísimas fotos, viendo
dónde tenía fallos y mejorando poco a poco.
-En Asturias, Juanjo Arrojo es un nombre ya conocido gracias a sus trabajos
de fotografía industrial y paisajística. Pero también tienes otras facetas, mucho más
desconocidas...
-La fotografía es tan diversa que lo ideal es especializarse. Yo me dedico a
tres temas. Por una parte, lo que yo llamo fotografía regional, que es reflejar Asturias
en general, en todos sus ámbitos, paisaje, arquitectura, artesanía, costumbres, etc.
Otra rama que es la fotografía industrial, que es hacer un reportaje de una fábrica, de
una industria. Por último, el interiorismo: hoteles, casas de aldea, casonas asturianas,
restaurantes, comercios, etc. Son los tres campos en los que trabajo, porque como dice el
refrán, el que mucho abarca poco aprieta.
Además de eso, hago fotografías que no tienen nada que ver con ninguno de estos tres
apartados, aunque están dentro de ellos. Imagínate que en un momento dado veo un tronco
de árbol muerto que tiene una plasticidad tremenda, o unas vetas del acantilado... Son
detalles que quizás se le escapan a la mayoría de la gente, pero que expresados
fotográficamente dan una plasticidad preciosa.
-¿Nunca pensaste hacer una exposición de tus trabajos más intimistas?
-Tengo como meta para el año 2002 ó 2003 poder montar algo en ese sentido.
Lo haría con cosas que a mí me llenan, que son esas otras fotos que la gente no está
acostumbrada a ver, esos detalles plásticos que se encuentran en la naturaleza.
Fijándose un poco se encuentran montones de cosas que por sí solas son una foto. Pero
montar una exposición lleva tiempo y tienes que dar mil vueltas, así que de momento
prefiero dejarlo.
-¿De qué depende una buena foto?
-En principio depende del fotógrafo, de que tengas ganas de hacerla, de que
la veas. Y en segundo lugar, depende de la luz, es lo más importante. Además de eso
también hay que tener en cuenta que la foto esté compensada en general, que esté
equilibrada.
-Algo que aún no hayas tenido oportunidad de fotografiar...
-Muchas cosas. Ahora estoy con los hórreos, que parece un tema muy manido, pero la
realidad es que aún queda mucho por hacer. El problema es que ante la demanda de trabajo
me queda poco tiempo para investigar sobre los hórreos, o sobre la arquitectura popular,
o sobre cuestiones como el románico y el prerrománico, que también me gustan
muchísimo.
-¿Se puede hoy día vivir de la fotografía?
-Por una parte están los fotógrafos de galería, que son los que hacen bodas,
comuniones, actos sociales, estudio... Con todo este tipo de cosas yo creo que sí pueden
vivir, aunque casi siempre lo complementan con una tienda abierta al público.
Los que nos dedicamos a otro tipo de fotografía, como por ejemplo la industrial, creo que
económicamente estamos infravalorados. Nosotros cuando vamos a trabajar lo primero que
tenemos que dar es calidad. Hacemos un trabajo, y esas fotos tienen que estar más allá
de lo impecable. Cuando surge la cuestión económica con los clientes, yo siempre digo lo
mismo: que yo las fotos las regalo, lo que cobro es mi trabajo y el saber hacer el
trabajo. Lo que falta es una mentalización del público de la profesionalidad del
fotógrafo.
-¿Qué pasa cuando utilizan alguna fotografía tuya sin tu consentimiento?
-Muchas veces ocurre por desconocimiento, pero yo ya estoy un poco cansado de que
cuando llamas a quien las utilizó te diga "es que yo no sabía nada". Yo de
hecho he demandado a una persona porque durante cuatro años se estuvo riendo de mí y
publicando unas guías con fotos mías. Además les está sacando rendimiento económico,
porque las guías tienen un precio de venta al público de 2000 pesetas; y esta persona
saca en publicidad entre 10 y 11 millones de pesetas. Hasta hace tres o cuatro años
estábamos bastante indefensos en ese tema, te quedabas con el cabreo y con el gasto de
teléfono, pero ahora ya se están haciendo mejor las cosas y se protegen los derechos de
reproducción. Ya es hora de que la gente se vaya enterando de que una foto, lo mismo que
un texto o un cuadro, es una propiedad intelectual.
En cuanto al tema en cuestión, hace un año salió una sentencia favorable a mí, y él
ahora la tiene recurrida.
-Un consejo para quien quiera iniciarse en esta profesión.
-Primero que aprendan, que hagan muchas fotos y estudien a fondo la fotografía. La
técnica hay que saberla, y una vez que la dominas ya entra en juego la creatividad.
Entonces te fijas más en los encuadres, en la luz, etc. Y si quieren vivir de la
fotografía que sean profesionales, que se metan en lo que crean que les gusta, porque si
un fotógrafo un día retrata una comunión, al día siguiente un restaurante, y al otro
un paisaje, al final nunca hará nada bien.