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ABRIL 2008

Calle Mayor

Reinosa (Cantabria)

               Todo el año

 

Las cuatro estaciones, los doce meses y todos los días del año Reinosa permanece de guardia. Siempre hay paseos naturales que organizar, fiestas a las que asistir o monumentos que conocer en la capital campurriana.

Textos: Mar Castaño

                                    Foto: Valvanera

 Enero

Reinosa suele recibir el año vestida de color blanco. Reina el silencio cuando caen los copos y es momento de refugiarse junto a una chimenea. Sin embargo, cuando la nieve se ha asentado, la actividad toma el relevo. Son muchos los que salen a pasear y dejan sus huellas sobre un manto inmaculado, o construyen muñecos de nieve. No podemos faltar a la cita con la Estación de Esquí y Montaña Alto Campoo, que ya ha abierto sus puertas en noviembre. Esta estación invernal de referencia de la Cordillera Cantábrica recibe cada año a miles de personas que vienen a disfrutar de sus casi veintiocho kilómetros esquiables y múltiples servicios. Y hablando de deportes, los que más en forma están tienen una cita cada enero con el Triatlón Blanco de Reinosa. Carrera a pie por las calles de la villa, esquí de fondo y ciclismo de carretera se suman para poner a prueba a los más osados, que se atreven con las tres modalidades. Otra opción es formar un equipo de tres participantes, y que cada uno de los miembros compita en una modalidad.
Dejando a un lado el ejercicio y puesto que ya hay apetito, recordamos que el 20 de este mes se celebra la festividad de San Sebastián donde tiene lugar un Concurso de Ollas Ferroviarias, realizadas a base de patatas y carne. El mismo día también hay degustación de vinos, una costumbre que se remonta a 1774, cuando el párroco invitó a los obreros a vino, al finalizar las obras de reforma y ampliación de la Iglesia de San Sebastián.

 Febrero

Febrero puede ser un buen momento para deleitar el paladar con el famoso cocido campurriano, plato contundente para combatir los rigores del frío invierno. Alubias blancas y berza de la tierra, hierven acompañadas del chorizo, tocino y morcilla que provienen de la matanza. Otra opción es elegir una receta elaborada con caza mayor de la zona, como corzo, jabalí o venado, o un chuletón campurriano. Para las truchas preparadas con torreznos de tocino hay que esperar a que se levante la veda de pesca, y para probar las setas en revueltos o guisos tendremos que volver en otoño. Lo que no falta en todo el año son los postres típicos: rosquillas del Ebro, hojaldres de invierno, arroz con leche o pantortillas. Estas últimas sólo pueden hacerse a determinada altura y con un clima concreto, así que si no te las comes aquí no podrás probarlas en ningún otro sitio.

 Marzo

Este es el mes en el que llega la primavera, visita muy esperada en la zona. En su honor, la víspera del 1 de marzo los mozos de la villa van a cantar a las casas de las mozas canciones tradicionales de esta zona montañosa. Además de esta bella costumbre, paralelamente se celebra ese día el Concurso de Marzas, en el que participan rondas de todos los pueblos del valle de Campoo. A menudo, entre los copos de nieve se escuchan bellas tonadas cuyos acordes se pierden en el recuerdo.
Pero los reinosanos son también grandes enamorados de las artes escénicas. Sólo así se explica el gran éxito de público y participación que tiene cada año el Certamen Nacional de Teatro de Aficionados que se celebra este mes. En él participan seis grupos nacionales, previamente seleccionados, que optan a grandes premios. A la vez tiene lugar la Muestra Escolar de Teatro, donde los alumnos muestran sus dotes artísticas y atraen a público nuevo para futuras ediciones del Certamen.

 Abril

Ahora que remite el frío y las plantas despiertan de su letargo, a todos nos entran ganas de salir de casa. Puede ser un buen momento para conocer la Reinosa monumental, que se muestra ante nosotros con sus mejores galas. Son muchos los que comienzan el recorrido por la Iglesia y Convento de San Francisco, impresionante templo a las afueras de la ciudad. Luego podemos ir al centro de la ciudad por el Paseo de San Francisco, con sus columnas dóricas, atravesar el Parque de los Obesos o elegir el Paseo El Quintanal para llegar. Allí se entremezclan obras maestras de todos los estilos: la Iglesia de San Sebastián, la Casa de Pano, la Casa de las Princesas y el Puente de Carlos III. Un poco más allá están la Torre de los Manrique y la Iglesia de San Roque. Nos quedan más a desmano la Iglesia de los Carmelitas y la Casa la Niña de Oro, pero merece la pena acercarse. Como respiro, la ciudad tiene multitud de parques municipales de gran tamaño que sirven de esparcimiento semanal o cuando no se puede salir a los alrededores. Podemos elegir entre el Parque las Eras, el Parque de las Fuentes, el del Campo Colorado o el de Híjar. Todo entremezclado da lugar a un gran equilibrio arquitectónico.

 Mayo

Este es el mes de los amantes de la montaña, como bien saben desde la Asociación Cultural y Deportiva Amigos de Mel. Ya no hay tanta nieve y el hielo se deshace. A mediodía es posible sentir calorcito en la cumbre, y nos evitamos el sofocón de las altas temperaturas. Por ello es buen momento para que los menos experimentados disfruten con menor riesgo de las montañas que los alrededores de Reinosa tienen para ofrecer. Desde esta asociación nos dan varias alternativas de diferente dificultad: subir hasta la Fuente del Chivo, leer el himno al Pico Tres Mares y subir a esta cumbre para disfrutar de la vista; también recomiendan acercarnos a Hoyo Sacro, bajo la falda del Pico Cuchillón; y por último visitar la zona de Sejos y el entorno de Fuentes. Para los que buscan mayor dificultad la opción es subir al Tres Mares, luego al Cuchillón y terminar en la Fuente del Chivo. Si no tienes experiencia montañera, puedes unirte a su Asociación para conocer diferentes rutas y aprender a orientarte.

 Junio

Por fin la naturaleza ha tomado el relevo. ¿Qué tal iniciarse en un nuevo deporte? Muy cerca de las amplias campiñas de Reinosa se encuentra el Campo de Golf Nestares, al que acuden jugadores expertos e iniciados. Además de practicar esta disciplina, se disfruta de la naturaleza en un entorno natural dominado por las montañas. Si después nos apetece seguir caminando recomendamos perderse en los caminos rurales que antiguamente se empleaban para ir de un pueblo a otro. Hoy se han reunido en una Guía de Senderos de Pequeño Recorrido, donde nos dicen cómo realizar la Ruta de los Vallucos, la Ruta de los Aguayos, la Ruta de Montesclaros y la Vuelta al Valle de Campoo. Ermitas, bosques de hayas y robles, pueblos ancestrales e incluso un castillo nos dan a entender que aquí vamos a relajarnos.

 Julio

El calor de julio nos pide agua y la mejor respuesta la tiene el río Ebro, que acaba de nacer en Fontibre. Dotado de un gran caudal, atraviesa Reinosa para un poco más allá remansarse en el Pantano del Ebro, al que se asoman retazos de bosque y alguna población. El lugar se ha convertido en el reino de los deportes acuáticos, ya que permite practicar piragüismo, natación y otros deportes náuticos. Por esa razón los fines de semana el pantano se llena de familias que organizan su día en torno a este centro acuático de primer orden.
En cambio, si se desea más acción, el curso del río tiene tramos en los que se pueden organizar descensos con kayacks y rafting. Puesto que para todas estas actividades tenemos que desplazarnos unos kilómetros, durante la semana emplearemos las piscinas que nos ofrece la villa.
Los meses estivales son también los destinados a las fiestas populares, y Reinosa se estrena con las dedicadas a Santiago Apóstol, que son precedidas el 22 y 23 de julio por el Mercado Campurriano. La gastronomía local y la música tradicional son las protagonistas de este encuentro en el que se pueden comprar y degustar productos de la zona y también de otros lugares de la Península y Europa, como miel, repostería, quesos, conservas o mermeladas campurrianas.

 Agosto  

Deseamos ahora conocer los otros municipios que conforman Campoo, así que nos subimos al coche para empaparnos del ambiente que se respira en Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Hermandad de Campoo de Suso, San Miguel de Aguayo, Pesquera, Santiurde de Reinosa, Las Rozas de Valdearroyo, Valdeolea, Valdeprado y Valderredible. Además de gentes conversadoras y acogedoras como sólo saben serlo en los pueblos, encontramos sorpresas monumentales: ruinas romanas en Julióbriga, un poblado cántabro que se ha reconstruido en Argüeso, menhires en Valdeolea, Iglesias rupestres en Arroyuelos, Cadalso y Santa María de Valverde. La naturaleza no se queda atrás y tenemos el placer de descubrir el nacimiento del río Ebro. Por cierto, dejemos la comida en casa, porque el paseo completo incluye gastronomía típica en cualquiera de estos pueblos.

Día de Campoo
Foto: Ayuntamiento de Reinosa

 Septiembre

Se despide el verano y lo hace a lo grande, ya que el 21 de septiembre se celebran las Grandes Ferias y Fiestas de San Mateo, donde la cultura tiene mucho que decir. El pistoletazo de salida lo dan las Justas Literarias, un certamen literario internacional que ya lleva medio siglo dando voz a los que tienen el alma de poeta. En reconocimiento, la Reina de las fiestas entrega al ganador de poesía la Flor Natural. Se va incrementando la intensidad festiva hasta que el 21 salen a desfilar por las calles de Reinosa espectaculares Carrozas Artísticas, al son de charangas y acompañadas por gigantes y cabezudos. Los artífices de estas maravillosas obras son artistas reinosanos que desean sorprender a sus conciudadanos. No faltan romerías, verbenas, espectáculos de calle, el tradicional concurso de bolos y la Gran Feria de Ganado Vacuno y Caballar. Aunque estas fiestas terminan, el ánimo no decae porque el último domingo del mes de septiembre se celebra el Día de Campoo. La capital campurriana se convierte en centro de encuentro de todos los pueblos vecinos, que se unen en torno a la tradición. El Desfile de Carretas es nuestro primer acercamiento a los trajes típicos, los utensilios tradicionales del campo, la música popular amenizada por pandereteras y tañedores de rabel, y los bailes. El carácter fraternal entre los asistentes garantiza un día de hermanamiento.

 Octubre  

Ya hemos dicho que los reinosanos son adictos al teatro, y ahora vuelven a repetir programación. Si en marzo se subían al escenario, con la llegada del curso escolar se sientan en las butacas del Teatro Principal a disfrutar de la Muestra de Teatro de Otoño. Esta vez los nervios del estreno se quedan a un lado y se cambian por el placer que se siente al ver las últimas producciones de las compañías profesionales. El aforo se llena enseguida, así que conviene comprar las entradas cuanto antes.
Y muy unido al teatro está el cine. Además de los estrenos de cartelera de los fines de semana, la oferta se completa con películas de calidad que proyecta las tardes de los miércoles la Filmoteca de Cantabria. Para los que todavía quieren una dosis más, no hay problema: cine de autor en la Muestra de Cine Europeo.

 Noviembre

Todavía no nos levantemos de la butaca, que le toca el turno a los ciclos de conferencias. Los aficionados a la montaña tendrán el placer de escuchar las experiencias que varios escaladores van a compartir con nosotros durante la Semana Cultural de Montaña "Homenaje a Mel". Alpinistas de la talla de Kurt Diemberguer, los hermanos Pou, Juanito Oiarzábal u Oscar Cadiach son algunos de los que han relatado sus ascensiones en esta localidad. De la mano de estos amantes de la montaña podremos conocer la ruta que se sigue para llegar a la cima del K-2, imaginar que caminamos sobre la nieve de Groenlandia o saber cómo debemos aclimatarnos para evitar el mal de altura.

 Diciembre

Ponemos fin a un año de encuentros con Reinosa, pasando las Navidades con ella. Ya conocemos todas las posibilidades que nos ofrece, a las que ahora se suman las actividades típicamente navideñas que tiñen de fiesta la ciudad. Podemos combinar el turismo rural en los alrededores con una tarde de compras. Cualquiera de las artesanías que aquí se elaboran puede ser un buen regalo. Para elegir hay desde miel, quesos o repostería, hasta un rabel hecho a mano, muebles tallados artesanalmente, una réplica en piedra de un monumento de la zona, y piezas de cerámica y vidrio. Bajo los copos que caen suavemente nos volvemos al calor de la chimenea para disfrutar de unas fiestas diferentes: lejos de casa, pero muy cerca de la naturaleza y de nosotros mismos, al fin y al cabo. §

 

 

Tomás Macho
Maestro rabelista

Sonidos campurrianos

A los nueve años vio el primer rabel de su vida. Le puso un puente y cuerdas de cola de caballo, y elaboró un arco rudimentario. No logró sacarle ni un solo sonido musical. Con el tiempo se hizo profesor, pero su pasión por el rabel le ha acompañado toda su vida. Los construye de forma artesanal, los tañe, enseña melodías, ha publicado un cuadernillo para aprender a tocarlo y pretende rescatar del olvido los romances de la zona. Texto: Marta Iglesias.

Tomás Macho
Foto cedida por T. Macho

-¿Cuáles son los orígenes de este instrumento?
-Todo el mundo admite, aunque siempre hay alguna excepción, que su origen es árabe. A nosotros nos llegó desde el sur a través de las rutas de la trashumancia. Tengo el testimonio de un pastor que venía con sus compañeros a traer sus ovejas a los montes próximos a la estación invernal de Alto Campoo. Traían el tambor, la gaita de tres agujeros y el rabel, y con eso hacían música.

-¿Dónde se esconde la magia de un buen rabel?
-Para mí lo más personal son las tallas, los dibujos, las cadenetas, los rosetones, que yo hago siguiendo esa tradición pastoril. Creo que el pastor hacía rudimentarios dibujos con su navaja, para personalizar el rabel. Yo he evolucionado en la construcción en estos veinte años, y los últimos que he hecho son de madera de manzano porque los árboles frutales soportan muy bien la talla, aunque utilizo todo tipo de maderas. Me guía siempre la tradición: el primer rabeluco que vi, que era de mi tío, o los que tenía el maestro que me enseñó a tocar -Francisco Sobaler Barrio-, que era un rabelista de los clásicos, el mejor que hemos conocido en Campoo.

 

"El rabel es de origen árabe y a nosotros llegó a través de las rutas de la trashumancia"

-¿Qué representa el rabel para el folclore campurriano?
-Aunque sea mucho decir, creo que es el mejor exponente del folclore campurriano. Aquí tenemos las rondas y la interpretación de las marzas, algo muy importante. No obstante creo que el rabel es lo que más nos identifica. Mientras que en zonas ya ha desaparecido, aquí el Día de Campoo hay una manifestación folclórica que incluye un certamen de rabel que es de los más antiguos de España porque se celebra desde hace más de cincuenta años. Y lo más importante es la calidad con la que se ha mantenido, fruto de la solera, la tradición, el haber bebido de las fuentes clásicas y tradicionales del instrumento.

-¿Dónde podemos escuchar este instrumento en Reinosa y alrededores?
-La Asociación de Rabelistas Campurrianos -que fundé en 2000- actúa el último sábado de diciembre en el Concierto de Fin de Año de Rabel y Música Popular. Es la mejor manifestación que puede verse porque tocamos los mejores rabelistas de Campoo. Ese es un día muy bueno para escuchar rabel en el Teatro Principal de Reinosa. Después, desde la Asociación también organizamos el Día del Rabel Campurriano el último domingo de julio. En el Parque de Las Fuentes se toca el rabel, se come en romería y por la tarde hay más actuaciones de rabel. Damos orujo y se reparten torreznos con pan. Es una fiesta donde este instrumento es el protagonista. §

 

Turismo natural en Campoo                                                          

Cuatro paseos inolvidables

Esta tierra plagada de tradiciones rurales despliega sus encantos ante el viajero que desea conocerla. Desde el centro, que es Reinosa, su brújula marca en todas las direcciones para llevarnos hasta la antigua ciudad romana de Julióbriga o mostrarnos el nacimiento del río Ebro. De los valles dirígete a las cumbres de Alto Campoo, pasando por amplios bosques como el Saja-Besaya, y déjate acariciar por el murmullo de las hojas. Fotos: Valvanera / Texto: E.V.

 Camino Natural del Ebro

Nacimiento del río Ebro
Foto: Valvanera

Imagínense un largo trayecto que cruza la Península y sigue los pasos del río Ebro hasta su desembocadura en el mar. Impresiona sólo de pensarlo. Pero la realidad es que este trayecto existe y está señalizado. El punto de partida es Cantabria para continuar por varias comunidades y provincias, atravesar ciudades como Logroño, Zaragoza y Tortosa, hasta llegar a orillas del Mediterráneo. Es el Camino Natural del Ebro, un sendero de gran recorrido que se distingue con la abreviatura de GR 99. Las cuatro primeras etapas discurren por tierras cántabras y la posibilidad de realizar una de ellas la tenemos muy cerca de Reinosa. Porque a unos seis kilómetros de esta población nace el Ebro en Fontibre en medio de un paisaje rocoso dominado por frondosa vegetación. Encontramos aquí el origen del Camino Natural del Ebro y la Etapa 1, que va de Fontibre al Monasterio de Montes Claros. Aquellos que deseen dar un paseo por este tramo se van a encontrar con un primer trecho enlosado al que se le ha adaptado un vial peatonal y un carril bici que pasa por Salces y Nestares hasta alcanzar Reinosa. Dentro de la villa hay que cruzar el Puente de Carlos III y la avenida que lleva el mismo nombre hasta llegar a la orilla del río y continuar destino a Requejo y Bolmir. En este último pueblo hay que hacer una parada para ver la iglesia románica de San Ciprián que pertenece al siglo XII, aunque este reconocimiento al patrimonio es sólo la antesala a lo que queda por ver. Porque el siguiente punto de encuentro es Retortillo, donde se sitúa la ciudad románica de Julióbriga y su centro de visitantes. El Camino del Ebro descrito hasta aquí se realiza en un tiempo estimado de dos horas. Para algunos puede ser suficiente, pero para aquellos a los que les guste andar durante varios kilómetros, aún queda mucho recorrido por delante con paisajes de gran belleza. El siguiente paso es ascender por una ladera de montaña hasta la cumbre de El Cotío. Desde allí arriba se pueden ver a lo lejos las cumbres de Peña Labra, Pico Tres Mares o Pico Cuchillón, el embalse del Ebro y los meandros que forma el río. Hacia el sur se observa el camino que sigue hasta los pueblos de Arroyo, La Aguilera, Bustasur y Montes Claros en tierras de Valdeprado del Río, donde finaliza esta primera Etapa del Camino del Ebro.

 Julióbriga, la ciudad romana

Julióbriga
Foto: Valvanera

Los romanos de la antigua Julióbriga controlaban desde su ciudad el paso de mercancías entre la meseta y la costa cantábrica.

Muy cerca de Reinosa, por la carretera que bordea el Pantano del Ebro, a pocos kilómetros se encuentra Retortillo. En las inmediaciones de este pequeño pueblo se ubican los yacimientos de una ciudad romana que tuvo un gran esplendor en su época y era conocida con el nombre de Julióbriga. En torno al siglo I y la primera mitad del siglo II creció hasta tal punto que llegó a tener una plaza porticada y un templo dedicado a Júpiter. Después de tantos siglos aún se pueden distinguir sobre el terreno el trazado de las calles y los cimientos de las casas. Tan sólo se levantan unos pocos centímetros del suelo, pero permiten visualizar los restos de una pequeña ciudad que llegó a ser la más importante de la Cantabria romana, en palabras del escritor Plinio. No era para menos, ya que desde su emplazamiento estratégico podía controlar el paso de mercancías entre la meseta y la costa cantábrica.
Los estudios arqueológicos han descubierto viviendas sencillas, donde vivían ganaderos y agricultores, que contaban con pocas estancias, corral con pozos, establos y graneros. Pero en Julióbriga había también casas de atrio y mansiones con decenas de habitaciones, que pertenecían a familias de clase acomodada o de la aristocracia local. Estas residencias se completaban con un jardín central y pórticos con columnas. Algunas de ellas aún se mantienen en pie, como testigos de piedra. Si pudieran hablar contarían detalles de una ciudad caracterizada por una intensa vida pública, marcada por el ocio, la política y la religión. Para conocer mejor cómo era la vida cotidiana en aquella época conviene visitar la Domus romana, un recinto situado a escasa distancia del yacimiento. En su interior se ha recreado con todo detalle una vivienda romana, con su alcoba, un altar o capilla, despensa y cocina con sus utensilios, y un amplio comedor con una cena sobre la mesa. La visita se completa con piezas encontradas y otros espacios didácticos que resultan muy amenos para el visitante. Julióbriga y la Domus romana están abiertas al público todo el año con visitas guiadas en horario de 10:30 a 13:30 y de 16:00 a 19:00 horas.

 Parque Natural Saja-Besaya

Los campurrianos se sienten orgullosos de tener entre sus fronteras el acceso al Parque Natural Saja-Besaya, el espacio protegido más grande de Cantabria. Con sus 24.500 hectáreas ocupa un extenso territorio compartido por varios municipios, uno de ellos la Hermandad de Campoo de Suso. Así que queda a un paso para los que quieran conocer la riqueza y calidad de esta reserva, dominada por sus hermosos bosques atlánticos, su fauna y sus paisajes en buen estado de conservación. La carretera regional que asciende desde la población de Espinilla al Puerto de Palombera en dirección a Saja, es una de las entradas al Parque. A partir de ahí hay que apartarse del asfalto y dejar el coche porque no se permite circular por los caminos en vehículos de motor que no estén autorizados. Cualquiera de las diversas pistas que se reparten por la zona nos llevan a adentrarnos en rincones únicos y espacios privilegiados tan importantes como los robledales de Ucieda, Bárcena Mayor, Cieza y Los Llares. Son así mismo reconocidos por su belleza otros bosques de abedules y acebos, también los hayedos que se extienden en las cabeceras del río Saja y su afluente el Argoza.

El Parque Natural Saja-Besaya es el espacio protegido más grande de Cantabria.
Parte de él está en el municipio de Hermandad de Suso.

El entorno es el adecuado para sacar los prismáticos y agudizar la vista por si observamos algunas especies animales que se refugian entre la vegetación. Porque abundan los ciervos, corzos y jabalíes que dejan sus marcas entre los matorrales. Con algo más de suerte incluso se puede llegar a ver algún urogallo, águilas reales o el oso pardo en las zonas más altas. En los territorios de media montaña se han conservado las formas tradicionales de aprovechar las laderas para pasto, por eso hay brañas en las que se alimenta el ganado, igual que hace siglos. El Parque Natural Saja-Besaya es un lugar lleno de rutas para realizar a pie o en bicicleta, donde los visitantes pueden vivir la agradable experiencia de contemplar espacios protegidos que se mantienen en estado puro. §

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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