Una vez más, este escritor y viajero empedernido
nos deleita con un libro que invita a la reflexión. Esta vez, se trata
de un cuento para viajar hacia la búsqueda del niño que cada uno lleva
dentro, a través de la tolerancia, la comprensión y el amor. Es El viaje
de Leo.
"Nuestro vecino puede ser
mahometano, budista, o venir de una realidad totalmente diferente.
Debemos reflexionar sobre ello, porque nos puede aportar cosas positivas
si estamos abiertos al diálogo, a la cooperación, a la tolerancia" |
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Texto: Lupercio González
Foto cedida por Juan Peláez
-De "El viaje de Leo" se va a publicar la 2ª
edición. ¿Sorprendido por el éxito?
-Sí lo estoy. Creo que la estrategia editorial ha sido buena, porque ha entrado
por los colegios y la primera edición prácticamente se ha vendido a estos como
libro de referencia para el trabajo en valores, la historia de las religiones,
el diálogo, la cooperación, etc. Ha habido que hacer una segunda edición para
que esté disponible en todas las librerías de España.
-¿Por qué la
necesidad de hablarle a los niños sobre las distintas religiones?
-Durante mucho tiempo he sido corresponsal en diversos países del mundo y eso me
ha permitido conocer distintas realidades culturales y religiosas, y también ver
que en la esencia no hay tanta diferencia. En España somos católicos, en la
India son hinduistas, en otros sitios practican el zen, y en los países árabes
son musulmanes. Todas las religiones muestran algo que cada ser humano busca, y
es el ansia de amor, tanto por sí mismo como por los demás. Cualquier religión
que se precie tiene como fondo el amor, y por tanto no cabe el enfrentamiento,
la intolerancia o la incomprensión. La realidad que vivimos hoy, tanto a nivel
nacional como internacional, nos lleva precisamente hacia la intolerancia, la
incomprensión y la falta de diálogo. Desde el 36 España no estaba en guerra, y
de repente hemos vuelto a estarlo por la decisión unilateral de un señor, o de
un partido político, o un gobierno, en este caso del PP. Estamos en guerra como
consecuencia de unos intereses económicos. Esto está haciendo que se maldiga a
las personas que tienen una religión diferente, por ejemplo los musulmanes. Hace
poco un amigo sirio me comentaba que por desgracia, cada vez que ahora sale al
extranjero, tener un pasaporte de Siria ya es ser sospechoso de terrorismo.
-¿El libro es una
invitación a la búsqueda de ese niño interior que cada uno lleva dentro?
-Tiene dos planos de lectura diferente. Lo puede leer un niño y tendrá un nivel
de lectura acorde a su edad, pero también lo puede leer un adulto y va a
conectar quizá con la búsqueda del niño interior que había olvidado. A veces
perdemos la capacidad de sonreír y de jugar con nosotros mismos. Esa búsqueda
del niño interior nos hace volver hacia atrás o hacia adentro; y lo hacemos como
lo haría un niño, con esa capacidad de adaptación, de absorber nuevas reglas, de
captar todo lo que tiene a su alrededor. Un niño no ve al otro como un enemigo,
sino como alguien que le puede enseñar, complementar y acompañar en ese proceso
de aprendizaje que al fin y al cabo es la vida. Eso es lo que "El viaje de Leo"
intenta despertar en los adultos.
-La montaña aparece
como un elemento importante en tu obra; aquí también.
-La montaña es una parte importante en mi vida, en mi territorio vital. Sin
embargo las montañas son algo importante no sólo para mí, sino para todas las
culturas. Son lugares donde se polarizan las fuerzas, donde el hombre es capaz
de elevarse y de tener un punto de vista distinto, donde encuentra la
espiritualidad, a Dios, o la divinidad que busque. Cuando subes a una montaña te
quitas el punto de vista que tienes y ves las cosas desde otra perspectiva.
-¿Qué es lo más
importante a la hora de escribir un libro?
-Para mí lo fundamental es conseguir que el lector se enganche al libro. Estamos
en un mundo en el que hay que dar de alguna manera la posibilidad a que alguien
que lea bien, que vea televisión o escuche la radio, se enganche y sea capaz de
cambiar de realidad. Es por eso por lo que mi manera de escribir está un poco a
caballo entre la literatura y el periodismo. Procuro conectar rápidamente al
lector con el libro.
Por otro lado, a las personas que lean "El viaje de Leo" me gustaría aportarles
un toque de reflexión sobre el punto de vista personal. En el cuento cada pueblo
es una religión diferente, y es a la vez una metáfora de la sociedad en la que
vivimos. Es una realidad que se vive ya en cualquier ciudad española, donde
nuestro vecino puede ser mahometano, budista, o venir de una realidad totalmente
diferente. Debemos reflexionar sobre ello, porque nos puede aportar cosas
positivas si estamos abiertos al diálogo, a la cooperación, a la tolerancia, a
valores que son fundamentales en el ser humano. Sin ellos, lo que uno va a ver
enfrente es un enemigo, alguien que viene a invadirme y que me va a quitar el
puesto de trabajo.
-¿En qué proyecto
estás embarcado ahora?
-Desde el punto de vista literario estoy ultimando una novela que forma parte de
una cuatrilogía en la que trabajo desde hace cinco años, en la que se abordan
los problemas de la pareja. Es un trabajo que he preparado en paralelo a otros
proyectos. Se trata de cuatro novelas centradas cada una en una ciudad. Estoy en
el proceso de corrección y espero que el año próximo vean la luz. ∆ |