Carlos Taibo escribe sobre temas de
política internacional en El País, La Vanguardia, El Periódico de
Cataluña y El Correo, y además, es comentarista habitual en la cadena
Ser. Su mirada crítica, que va más allá de la foto o la primera
información que llega hasta nosotros, es idónea para hacer un particular
recorrido por varios enclaves de actualidad política.
"Milosevic fue un personaje
lamentable y no tengo ninguna duda de su condición de criminal de
guerra. Pero también es verdad que en el planeta hay otros muchos que
comparten esa condición"
"Sería un grave error
estratégico reflotar la Constitución Europea tal y como se planteó hace
un año. El "no" de Francia y Holanda obliga a una reflexión"
"En el referéndum sobre la
Constitución Europea del pasado año se pidió simplemente que los
ciudadanos, sin leer un texto, emitiesen un voto favorable. No se
propició en ningún momento un espacio para el debate"
"¿Cómo se puede explicar que
algunos países pongan tanta atención en el programa nuclear iraní pero
se desentiendan del programa nuclear israelí, que ha producido ya varias
decenas de cabezas nucleares?"
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Texto: Mariló Hidalgo.
Foto: Nan
C on
agudeza Carlos Taibo examina cinco escenarios de actualidad internacional y nos
aporta nuevos elementos para el análisis y la reflexión. Como él ha comentado en
ocasiones, "hay que saber ver más allá de lo que nos cuentan".
Francia en
la calle
-En noviembre del
pasado año tienen lugar en distintos puntos de Francia graves revueltas urbanas,
que en aquel momento se achacaron al problema de la inmigración. Recientemente
los jóvenes franceses ocupan las calles en señal de protesta contra la Ley de
Empleo Juvenil. Le siguen varias huelgas generales. ¿Existe un nexo de unión
entre ambas cosas?
-Evidente. El nexo revela que muchos análisis erraron al tratar de interpretar
lo que ocurrió el pasado mes de noviembre. Es algo que comenté cuantas veces
tuve ocasión. Es un error vincular lo ocurrido con la inmigración. El origen del
problema es la injusticia o la falta de integración de millones de personas en
un sistema social, político y económico que les rechaza. Y esta cuestión no
afecta sólo a los inmigrantes sino a una buena parte de la población francesa.
Creo que el auge de políticas liberales -que se plasman por cierto en el tratado
constitucional- es objeto de contestación por parte de segmentos importantes de
la población francesa y habría que preguntarse qué es lo que ocurre entre
nosotros para que medidas de corte similar no clamen mayor reacción en España.
Me temo que en este sentido estamos muy por detrás.
-No es por tanto un
problema exclusivo de Francia.
-Ni mucho menos. Se trata de un problema general de la Unión Europea, de los
países desarrollados. Es una consecuencia del deterioro creciente del estado de
bienestar y de la ausencia de horizonte para capas altísimas de la población.
Sería un error pensar que es una causa privativa de Francia. Antes o después nos
acabará tocando a nosotros, o al menos... eso espero.
-Francia ha dicho
"No" a la Constitución europea, ha reaccionado contra la política social del
Gobierno y ante la Ley de Empleo Juvenil... ¿Qué explicación tiene tanta
reacción por parte de los ciudadanos franceses?
-Tiene que ver por un lado con la actitud provocadora de determinadas políticas
gubernamentales. Tiene que ver también con el hecho de que en Francia la propia
inmigración a la que antes nos referíamos tiene una presencia y tradición mucho
mayor que en España. Y en el caso del "No" al tratado de Constitución europea
tiene mucho que ver el hecho de que el partido socialista francés se dividiera.
Ello permitió un debate que desgraciadamente no hubo aquí. Estoy convencido de
que si el PSOE hubiese perdido las elecciones del 14-M habría llegado dividido a
una discusión sobre el tratado constitucional y hubiésemos tenido un escenario
parecido al francés. Fuera de micrófonos con ocasión de la campaña del pasado
año, escuché cómo significados representantes del PSOE -entre nosotros-, echaban
pestes del tratado constitucional.
La
trastienda de Bielorrusia
-Se celebran
elecciones en Bielorrusia que dan la victoria por amplia mayoría a Lukashenko.
Rusia muestra su apoyo mientras que la oposición y los observadores
internacionales hablan de fraude electoral. ¿Podría esto derivar en una
revolución como ocurrió en Ucrania o Georgia?
-No lo creo, aunque admito que se han dado circunstancias similares.
Lukashenko tiene las cosas mucho más atadas después de tantos años en el poder.
No obstante, he de confesar que me incomoda esta discusión porque creo que
existen dos cuestiones distintas. Por un lado no hay ningún motivo para defender
a Lukashenko, un dirigente político autoritario que simplemente está intentando
preservar los intereses del grupo humano que dirige. Tampoco creo que las
potencias occidentales que mueven los hilos en la trastienda estén actuando
-como lo hicieron en Ucrania- porque sientan una gran preocupación por la
democracia en esos países. Sino que les mueven intereses mezquinos que aconsejan
asumir ciertos comportamientos que sin duda deberían ser cuestionados. Me siento
incómodo cuando escucho que la mayoría de los analistas sólo recurren a una de
estas claves. Subrayan la condición autoritaria de Lukashenko o la miseria de
las políticas occidentales. Habría que mezclar ambos datos.
-¿Cuál sería tu
enfoque?
-Me gustaría que en esos países emergieran fuerzas políticas autónomas,
independientes de los intereses de las potencias occidentales y decididas a
desplazar a las viejas élites dirigentes y a generar sistemas asentados en la
satisfacción de las necesidades objetivas de la ciudadanía, no las de una
minoría burocrática, que es quien dirige los grandes capitales occidentales.
Entiendo que es un planteamiento demasiado general, visiblemente utópico... pero
bueno, esto es lo que a mí me gustaría que ocurriese.
-¿Qué está en juego
en aquella zona para que sea tan disputada por unos y otros?
-Se trata de una confrontación estratégica y económica entre Rusia y los
países occidentales. Las potencias occidentales temen que en algún momento Rusia
renazca como gran potencia, en la medida en que dispone al menos de recursos
brutos para hacerlo. Y creo que desean aprovechar la tesitura actual de
debilidad de Rusia para mover pieza y arrinconarla progresivamente. Si añadimos
que por medio hay también recursos en materias primas energéticas, pues
tendremos un panorama más o menos cabal de lo que guía a las potencias
occidentales. En la trastienda, si me preguntas cuál es el proyecto maestro de
nuestros países, te diría que el mismo de nuestros empresarios privados:
explotar una mano de obra barata y aprovechar allí donde haya, materias primas
energéticas muy golosas.
Victoria de
Hamás
-¿Qué cambios
introduce la victoria de Hamás en este histórico conflicto?
-Me he enfrentado a la visión dominante sobre la victoria de Hamás. Creo que
se trata de un honesto voto de protesta de la mayoría de los palestinos, incluso
de muchos que no simpatizan en absoluto con el rigorismo religioso de Hamás. Se
dice que Hamás debe abandonar la violencia y que debe reconocer al Estado de
Israel. Se añade que tiene además que acatar los planes de paz perfilados en el
decenio de 1990. Creo que nuestros gobernantes y la propia opinión pública están
dando la espalda a la realidad cuando defienden estos planteamientos. Los
palestinos votaron a Hamás porque rechazaban -cargados de razón- unos acuerdos
de paz que en "el mejor de los casos", perfilaban un estado palestino claramente
subyugado a la lógica colonial de Israel. Me hace gracia que todas las
exigencias en estos momentos se le planteen a Hamás cuando Israel ha violentado
sistemáticamente los términos de los acuerdos de paz que él mismo da por
muertos. Si no analizamos todo esto desde otra perspectiva tendremos conflicto
para largo.
-Se dice que el
hecho de que Hamás esté incluido en una lista internacional de grupos
terroristas, entorpece cualquier tipo de conversación sobre el futuro palestino
¿Cuál es tu opinión?
-Creo que este dato no nos puede llevar a engaño. Hamás no es el Al Qaeda
palestino, y no lo es porque hay que prestar oídos a la afirmación que recuerda
que esta organización tiene mucho de movimiento de resistencia frente a una
ocupación ilegal de su territorio. Y añado, ¿por qué el nombre del Estado de
Israel no está incluido en esa lista internacional de grupos terroristas? Creo
que el hecho de que Hamás haya arrasado en unas elecciones razonablemente
democráticas, obliga por lo menos a escuchar con consideración a sus dirigentes.
-Es curioso ver
cómo no sólo en Palestina sino también en otros lugares de la zona, el pueblo va
progresivamente mostrando su apoyo a grupos radicales.
-Es una muestra de la desesperación del pueblo cuando no ve otro horizonte.
El doble rasero que mantienen las potencias occidentales en relación con Israel,
difícilmente puede conducir a un escenario diferente. ¿Cómo se puede explicar
que nuestros países estén tan preocupados por el programa nuclear iraní pero se
desentiendan del programa nuclear israelí, que ha producido ya varias decenas de
cabezas nucleares?
-¿Qué piensas de la
postura que mantiene la UE ante este conflicto?
-La postura de la UE nos deja insatisfechos a una mayoría. ¿Cómo es posible
que la UE siga concediendo un trato comercial de privilegio a un estado, el de
Israel, que violenta los derechos humanos más básicos en Gaza y Cisjordania? El
hecho de que la UE defienda una política algo más independiente que los EEUU me
parece que no es suficiente para que valoremos de manera positiva su actitud
ante el conflicto.
Muerte de
Milosevic
-Milosevic fue el
primer jefe de Estado en comparecer ante un tribunal internacional, acusado de
delitos de genocidio y crímenes contra la humanidad. Murió en su celda de La
Haya. ¿Cuántos más Milosevic existen en el mundo que vivan en la más absoluta
impunidad?
-Existen muchos Milosevic en el planeta. Y es verdad que la concentración tal
vez abusiva en la figura del ex-dirigente yugoslavo conduce también a
determinados criterios de doble moral. Milosevic fue un personaje lamentable y
no tengo ninguna duda de su condición de criminal de guerra. Pero también es
verdad que en el planeta hay otros muchos que comparten esa condición. ¿Por qué
Ariel Sharon va a morir presuntamente en una cama, o Vladimir Putin, o George W.
Bush...? Estas son preguntas que habría que responder sin que la respuesta,
desde mi punto de vista, obligue a rebajar en un ápice las responsabilidades
centrales de Milosevic en la desintegración violenta de Yugoslavia.
-¿No crees que
todos contribuimos a crear personajes como Milosevic?
-Los crea un escenario internacional en el que se propicia que determinados
grupos humanos dirigentes -motu propio o con apoyos externos- acaben por
defender obscenamente, apoyándose en maquinarias militares abrasivas, sus
intereses más mezquinos. Si no los creamos pienso que al menos hemos sido muy
condescendientes. En estos momentos vemos cómo en los EEUU hay cierto
renacimiento en las encuestas de opinión, de hostilidad hacia la guerra de Irak.
Pero en cambio los ciudadanos no salen a la calle ni modifican su comportamiento
para obligar a los gobernantes a cambiar sus políticas. Esto supone una
responsabilidad que no es menor.
Crisis en la
Unión Europea
-Acabas de publicar
un libro que es una versión actualizada y ampliada de otro que vio la luz a
finales de 2004: "Crítica de la UE. Argumentos para la izquierda que
resiste"(Catarata). ¿Por qué ahora?
-Porque creo que falta entre nosotros una revisión crítica sobre la UE y sus
problemas reales. Ese sería el propósito fundamental del libro. Y creo además
que en el magma general de la izquierda, como tenemos enemigos mayores que la
UE, esta última ha pasado inadvertida y se ha beneficiado en cierto sentido de
una especie de bula que hace que a su alrededor no puedan emerger discursos
críticos.
-¿En qué situación
se encuentra la Constitución Europea después de aquel "No" de Francia y Holanda?
-La teoría dice que está muerta, pero cuando uno lee las cosas que escriben
determinadas personas descubre que hay quien piensa que el tratado
constitucional tal y como se expresó en su momento, no está muerto. Creo que es
llamativo que se hayan cancelado aquellos referendos donde se intuía el "No" y
se hayan mantenido en vigor los que se piensa que van a ser afirmativos. Todo
conduce a un escenario general de crisis de la UE. Y subrayo que la crisis no
tiene su origen en los referendos francés y holandés, sino que es anterior. El
referendos sería sólo la punta del iceberg que refleja la hondura de la crisis.
-¿Qué pasaría si el
tratado constitucional siguiese tal y como está, el calendario previsto?
-Yo creo que esto sería un grave error estratégico, porque si se reflotara
tal y como se planteó hace un año, suscitaría la lógica reacción airada de
quienes dijeron "No" y de quienes no se han visto beneficiados de la posibilidad
de hacer referéndum. Considero que sería una gran provocación que, sin ningún
género de dudas, suscitaría una agria respuesta popular y un alud deslegitimador
de la Unión que tenemos.
-¿Por qué se teme
el debate?
-La UE es un objeto políticamente frío que exige la no participación de la
ciudadanía. Y eso ya se vio en el referéndum del pasado año cuando se pidió a
los ciudadanos que, sin leer un texto, emitiesen un voto favorable o en su caso
se recurrió como argumento a eso de que "con Europa siempre nos ha ido bien". No
se propició en ningún momento un espacio para el debate. Los problemas de
calidad de la democracia en UE sin duda son visibles.
-Muchas veces has
denunciado su política de doble rasero...
-Lamentablemente, los intereses de la UE siguen primando por encima de los
principios que en el mejor de los casos enuncian retóricamente. Mencionaré
algunos ejemplos que todos conocemos. Qué llamativo es que los responsables
comunitarios prefieran no mencionar Chechenia cuando se entrevistan con Putin;
se callen ante las permanentes violaciones de derechos humanos en China;
transijan con muchas de las aberraciones que Washington ha generado en Irak o se
inclinen, como antes comentamos, por mantener ese trato comercial de privilegio
que mantiene con Israel. Al hilo de lo hasta aquí comentado, creo que conviene
rechazar ese mito de que la UE es un agente internacional comprometido con la
causa de la justicia, la paz y la solidaridad. ∆ |