-La mayoría de los países de Europa no cuenta con
recursos propios en energías fósiles como el carbón, petróleo y gas
natural. ¿De quién dependen?
-En 2001 la UE suministró solamente el 24% del petróleo que se
consumió en Europa, y el 57% del gas natural utilizado ese mismo
año. El resto hubo que importarlo. Si vemos los porcentajes de
petróleo importado en 2002, observamos que de Europa del Este y
Rusia llegó el 27%, de Oriente Medio el 25%, de África el 20% y de
Noruega el otro 20%, según datos de Eurostat.
-En el caso de España, ¿qué países nos abastecen?
-Para el petróleo tenemos prácticamente los mismos porcentajes
que Europa. Pero en cuanto al gas natural, a nosotros no nos llega
de Rusia sino de Argelia principalmente. En carbón tenemos minas,
aunque sean pocas, pero muchísimo del carbón que importamos -porque
es mucho más barato que el que tenemos aquí- llega de Australia. Y,
por último, España no tiene casi uranio para las centrales
nucleares, así que éste llega mayoritariamente de Australia, pero
también de Sudáfrica y Rusia.
-Visto lo que sucedió con la ola de frío de enero
y la falta de suministro de combustibles, ¿es segura esa
distribución de la que depende Europa?
-España, Alemania, Italia y Francia son los mayores importadores
netos de energía de Europa. La distribución energética depende del
sistema comercial y sobre todo de decisiones políticas, de acuerdos
bilaterales. El discurso es que si dependemos energéticamente de
fuera, siempre tendremos un problema. La seguridad del
abastecimiento sería total si te basases totalmente en energías
renovables, porque ese abastecimiento dependería de tu política
interna, no de la política exterior. Uno de los grandes puntos
positivos de las renovables es que son locales y por tanto no
necesitas importar. Nadie te va a quitar el viento, ni te va a poner
una capa para oscurecer tu sol que produce energía fotovoltaica.
-Los países de los que nos surtimos, ¿qué
reservas reales tienen?
-Tenemos suficientes reservas mundiales de combustibles fósiles para
cargarnos un par de veces el planeta. Pero no tenemos que funcionar
esperando a que se termine el petróleo, porque ya estamos en niveles
de contaminación por CO2 y gases de efecto invernadero muy alejados
de los indicados por el protocolo de Kioto. Incluso cambiando a las
energías renovables no se anularía el cambio climático. El cambio
climático ya está aquí, se trata de amortizar el golpe que vamos a
darnos.
-Paralelamente, el cambio del clima trae
inviernos cada vez más fríos y veranos más cálidos. ¿Acelerará esto
la crisis energética anunciada, debido a un mayor consumo?
-No creo que las condiciones climatológicas puedan influir sobre
la demanda tanto como la política y la concepción social. Mientras
que en Europa hay un crecimiento de PIB muy alto y sin embargo está
bajando la demanda de energía, en España se está disparando esa
demanda energética. Esto se debe a un complejo de nuevos ricos;
pensamos que podemos derrochar energía, calor, frío. Construimos muy
mal, las casas no están aisladas, utilizamos muchísimo el coche con
una persona sola en lugar del transporte público, dejamos encendidas
las luces, utilizamos electrodomésticos que no son de clase A y no
tenemos ninguna información transparente sobre la energía... Es un
gasto brutal. Ponemos en invierno la calefacción a 25-30ºC y en
verano el aire acondicionado a 18. Cada grado es un gasto de un 7%
menos o más según bajes o subas. Eso implica muchas cosas. Un
estudio reciente afirma que el 9% de la energía que usamos en las
casas se podría ahorrar tranquilamente con sistemas de
electrodomésticos más eficientes, con más aislamiento... ¡Pero es
que ese 9% corresponde a todo el consumo anual de la Comunidad
Valenciana! Estamos hablando de cifras muy grandes.
-¿Qué alternativas debería plantearse Europa si
desea ser energéticamente independiente a corto plazo?
-Antes de todo medidas de ahorro y eficiencia energética. No
estoy hablando sólo de casas, sino de procesos industriales y de
construir las ciudades de forma más lógica. Buena parte del consumo
relacionado con el transporte es debido a una edificación ilógica,
muy lejana de los centros de trabajo y con poco transporte público.
Otro hecho es que se produce cada pieza de un producto en sitios muy
lejanos entre sí y luego hay que trasportarlos a otro lugar para
montar el componente. Son gastos energéticos muy fuertes que con
lógica se podrían reducir y que darían un margen de ahorro
energético muy grande. Y luego hay que poner en funcionamiento
energías renovables. Un informe de Greenpeace estudia los
potenciales de España en tema de renovables y afirma que sólo con
ellas se podría abastecer cincuenta y seis veces la electricidad
demandada en 2050.
-¿Cualquier país de Europa podría ser
energéticamente independiente con renovables?
-Sí. Pero hay que reorientar las inversiones que estamos
haciendo en carbón, petróleo y gas natural, para dirigirlas a las
renovables. Ten en cuenta que la electricidad generada por
combustibles fósiles o la nuclear son falsamente baratas, ya que
nosotros la pagamos a bajo precio porque está controlada por el
Estado. Pero la generación de esa energía es tres o cuatro veces más
cara de lo que nosotros pagamos. Además actualmente en Europa más de
la mitad de las plantas operativas tienen más de veinte años, por lo
tanto en los próximos diez años el sector eléctrico tendrá que decir
cómo se construirá la nueva generación de electricidad: o
combustibles fósiles y nuclear, o ahorro energético y renovables. Y
hay que empezar a planear ahora. En concreto en España ya se están
diseñando veintiuna nuevas térmicas de ciclo combinado. Esa
inversión en vez de hacerse en una térmica se debería de hacer en
energías renovables, medidas de ahorro de energía y medidas de
control de la demanda energética. Estamos en un momento
importantísimo. Por eso es tan crucial este debate en la UE, porque
es el momento de decidir hacia dónde queremos ir y por lo tanto si
vamos a cumplir o no el Protocolo de Kioto. ∆