-Como naturalista ya habías trabajado antes con las aves, ¿no es cierto?
-Sí. Cuando empecé a colaborar con Félix Rodríguez de la Fuente le propuse ir al Estrecho de Gibraltar a rodar las grandes bandadas de aves cruzando el mar. Luego en "Silencio roto", mi primera serie como director, incluí un capítulo sobre la migración de las aves. Así que este tema no era nuevo para mí. La migración es uno de los espectáculos más apasionantes que existen, si no el que más, de cuantos ofrece la naturaleza. Todo ese complejo mundo mental donde están implicados centenares de miles de aves con sus estrategias, proezas, misterios. Para mí se trata de la historia romántica jamás contada.

-Introducirse en la vida secreta de las aves, dejarse contagiar por ellas es algo que ha cautivado al hombre desde siempre. ¿Qué aportan las aves al mundo humano?
-Aportan cosas fundamentales. Sin ir más lejos, son parte esencial en nuestra alimentación. Acabo de ver un documental sobre las gallinas, y sólo en EEUU ponen unos 18.000 millones de huevos. Un porcentaje parecido al resto de los países. Tocamos a más de un huevo cada dos días por persona, año y país. Desde un punto de vista más estricto, las aves también son las más eficaces controladoras de los insectos. Gratuitamente se encargan de controlar las plagas en los campos y además sin consecuencias negativas, de una forma limpia, inocua y mecánica, no como los insecticidas. Seguramente serían cientos de miles de millones de euros lo que costaría sustituir el trabajo que llevan a cabo las aves en la naturaleza. Desde otra perspectiva, siempre han sido fuente de inspiración en el mundo de la poesía, la literatura y el arte en general. En cuanto a la música, son precisamente las aves las que ponen la sintonía a los paisajes. Es inacabable la cadena de beneficios, alegrías y aportaciones insustituibles, desde mi punto de vista. Personalmente creo que son símbolos irrenunciables del espíritu de aventura, de viaje, de libertad y de belleza. La mayoría de las aves son notas de calidad estética en los paisajes.

-"Nómadas del viento" tiene una página web llena de sonido y bonitas imágenes. La primera frase que aparece es: "Vuela por encima de tus sueños..."
-Precisamente esa frase es mía.

-¿Qué relación existe entre los sueños del hombre y el vuelo del ave?
-Creo que tiene mucho que ver. Los mejores sueños son los que conseguimos al lanzarnos y sobrevolar los paisajes -o lo cotidiano- para tener una perspectiva aérea, como las aves. Precisamente acabo de terminar un libro que es "España vista desde el cielo". Ahí me descuelgo con muchas afirmaciones literarias sobre cómo practicar esa ensoñación. El sueño del hombre y el vuelo de un ave son muy fáciles de relacionar. Creo que es muy estimulante vestirse de vez en cuando de pájaro.

-Hay una cosa que se percibe en muchas de las personas que estáis conectadas con la naturaleza y es la sensibilidad, la presencia de lo femenino. ¿Conectar con la Madre Tierra supone despertar la parte femenina que llevamos dentro?
-Para mí desde luego lo es. Hace muy poco he dado una conferencia sobre la mujer en el mundo rural, explicando la vinculación de lo femenino con la tierra, con la naturaleza, haciendo especial hincapié en que esta relación se potencie. Creo que la destrucción de la naturaleza es una de las secuelas del machismo. Lo masculino a lo largo del tiempo ha potenciado la destrucción, el dominio, la agresividad, la racionalidad, la exclusión, en un afán de competir continuamente por todo y con todos. A mí lo femenino me inspira y lo masculino me repele. Acordarse de la naturaleza es sintonizar con muchos de los atributos de lo mejor que tiene la condición femenina. El predominio del macho, como hemos comprobado, es una de las torpezas más grandes de la historia, porque ha sido una cruenta lucha contra sí mismo. Mientras que lo femenino ha sido generoso, oportuno, fértil.