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MUJER MADRE
Si se
pudiera sintetizar la creación entera, el resultado sería la Madre,
porque la Madre, tal y como fue soñada por el Creador, por el Uno, recoge
en sí misma el misterio de la vida, el Sacrificio, el Amor, la belleza,
la melodía de la naturaleza y el movimiento de la Espiral, donde los
cuatro Elementos se combinan para que la nueva criatura refleje la
perfección y la esperanza de la continuidad.
La mujer que ha sintonizado con su aspecto Bruja, que ha sentido dentro de
sí su naturaleza de Hija, que ha desarrollado su faceta como Guerrero,
encuentra la culminación a su proceso en su realización como Madre, pero
como madre que asume su papel en la Creación, que siente en sí la
necesidad de recoger la semilla para convertirla en fruto, que se ve
proyectada en la inmensidad de la Idea Original y convierte su maternidad
en una prolongación del Sueño, para ser así la imprescindible
colaboradora del Uno en la transformación genética de la nueva raza.
El vientre de la Madre es el crisol donde se funden las energías que
componen los mundos que participan en el Sueño.
Los pechos de la Madre son las fuentes por donde mana la esencia de la
creación, el alimento que recoge la nueva criatura que será una fusión
de vidas, de razas, de cualidades.
Los ojos de la Madre son las ventanas que nos muestran la sabiduría
ancestral que recoge en sí misma la historia de todas las madres, el
sacrificio de todas las vidas.
La Mujer Madre sabe, por intuición, que todo el camino recorrido
anteriormente fue para ganarse el derecho a procrear, a ser vehículo
receptor y transmisor de seres nuevos, que traen en su frente la marca de
la nueva estirpe, de la nueva raza cósmica.
La Mujer Madre sabe también que su cuerpo es una fuente de Guerreros, y
que tendrá que amarlos sin posesión, cuidarlos sabiendo que volarán
solos cuando sean fuertes, enseñarlos para que sean dignos exponentes de
Su Creador.
Pero esos nuevos Guerreros llevarán también en sí la magia de la Bruja,
herencia de su Madre, y el poder del reconocimiento de la Hija,
conquistado con esfuerzo también por su Madre.
Por ello, el Uno, el Soñador, verá que su Idea germinó primero en la
mujer, liberándola de las cadenas que la mantenían esclava del hombre y
convirtiéndola en un ser libre y consciente de su papel en la creación.
Luego, esa mujer, ya convertida en Madre, colaborará para la creación de
una nueva raza que romperá la hegemonía de la oscuridad y construirá
una nueva humanidad basada en el Amor, en la fraternidad y en el
desarrollo del Sueño.
A diferencia de ahora, en que la maternidad es la consecuencia de una
atracción física y del deseo de tener hijos, la futura Madre será
consciente de su responsabilidad y sólo accederá a tal estado cuanto
sienta que su preparación interna ha sido culminada, para que así la
nueva criatura pueda recibir ya los beneficios de lo conseguido por su
Madre.
Porque la futura Madre no será una parte aislada de un Todo, sino que
será consciente de ese Todo y de su responsabilidad como vehículo
portador de vida.
Pero la Mujer Madre no se limitará, con todo lo importante que es, a la
procreación, sino que extenderá su influencia al entorno, cubrirá con
su manto todas las vidas, al igual que la Madre Tierra recoge, cuida y
alimenta a todas las criaturas.
La Mujer Madre será Una con la Madre Tierra y disfrutará del privilegio
de velar por la Idea, por el Sueño del Uno, por su desarrollo, por su
realización.
Y así, la Bruja, la Hija y el Guerrero, serán absorbidas y sintetizadas
en la Mujer Madre para el nacimiento de una nueva raza cósmica. ∆
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