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Foto: Jose M. López |
CATASTROFES:
LA MANO
DEL HOMBRE
Las catástrofes naturales
se multiplican año tras año. A pesar de los avances tecnológicos, hasta
la fecha aún es imposible predecir sus riesgos o evitar sus consecuencias.
En 1999 murieron 75.000 personas en el mundo por estas causas y se
contabilizaron 22 billones de pesetas en pérdidas. El origen -según los
expertos- se encuentra en el calentamiento de la Tierra. Todas las
investigaciones realizadas señalan al hombre como directo responsable de
este cambio climático de mortales consecuencias.
Texto: Mariló
Hidalgo
DESASTRES NATURALES:
más fuertes y más frecuentes
"Esto es un desastre nacional", comentaba el ministro jefe del
Estado indio de Bengala Occidental, Jyoti Basu, hace unas semanas,
refiriéndose a las lluvias caídas en la región. Más de cuatrocientas
personas han muerto en la India y más de quince millones han quedado sin
hogar. En esta ocasión las lluvias monzónicas, que durante seis días
cayeron en la zona, fueron las más fuertes registradas desde hace treinta
años. Arrasaron poblaciones enteras, miles de cabezas de ganado,
destrozaron cultivos y cosechas, y han dejado a un gran número de
población incomunicada y pendiente de la ayuda humanitaria. Las pérdidas
se contabilizan en miles de millones de dólares.
Una vez más organismos de ayuda humanitaria y ONG han puesto manos a la
obra y han iniciado una operación de ayuda internacional al pueblo indio.
¿Esto se podría haber evitado?
Foto: Jesús Domínguez
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Ocurre
cada año. Las lluvias monzónicas producen corrimientos de tierra que
llegan a los ríos y alteran sus cauces; como consecuencia se producen las
esperadas inundaciones. China y Bangladesh son las dos naciones más
afectadas por estas catástrofes. "En el pasado -señalan Geoffrey Lean
y Don Hinrichsen en su Atlas del Medio Ambiente- cuando el Himalaya estaba
cubierto de árboles, las grandes inundaciones afectaban a Bangladesh
solamente una vez cada 50 años; en los años 70 se producían cada cuatro
años aproximadamente y su frecuencia ha ido en aumento desde
entonces". En la actualidad las inundaciones tienen lugar cada menos
tiempo y constituyen uno de los fenómenos más letales entre los desastres
naturales, ya que producen el 40% de las víctimas. ¿Existe alguna
relación entre el deterioro del medio ambiente y estos desastres?
Thomas E. Homer-Dixon, director del programa de estudios sobre la Paz y
Conflictos en la Universidad de Toronto, explica que más de tres mil
millones de personas dependen de la agricultura como principal fuente de
sustento. A ello hay que añadir que más del 40% de los habitantes del
planeta -unos dos mil millones de personas- usan leña, carbón, paja o
estiércol de vaca como principal fuente de energía. Pero tanto las tierras
de cultivo y los bosques, como el agua de la que dependen el sustento y el
bienestar de estos miles de millones de personas, son renovables. A
diferencia de los recursos no renovables, como el petróleo y el mineral de
hierro, estos recursos se reponen con el tiempo mediante procesos naturales.
Si se utilizan con prudencia, como ha ocurrido hasta el siglo pasado, estos
recursos mantendrían el nivel de vida indefinidamente. Por desgracia, en la
mayoría de las regiones donde las personas dependen en grado elevado de
estos recursos, se están agotando o degenerando más deprisa de lo que se
renuevan. Además, los países pobres con fuerte deuda externa se ven
obligados a vender sus propios recursos medioambientales, sus mejores
bosques, sus mejores tierras, abusan de los cultivos para poder exportar y
no dejan descansar a la tierra. Talas, incendios y cultivos abusivos
empobrecen y desertizan los terrenos. Con todo ello el manto vegetal va
desapareciendo, los terrenos quedan desprotegidos y la erosión,
corrimientos de tierra y riadas hacen el resto. La tierra fértil es
arrastrada hacia los ríos, los desiertos avanzan. Este proceso es continuo
precisamente en los países azotados por las inundaciones.
Foto: Gervasio Sánchez |
En sólo unos segundos, las casas de Izmit
(Turquía) se convirtieron en ataúdes. El terremoto, de una magnitud de 7,4
en la escala Richter, se cobró la vida de cuarenta mil personas. La
mayoría de ellas vivían en casas humildes, no preparadas para este tipo de
catástrofes, cuando Turquía es un país acostumbrado a los terremotos, ya
que está situado sobre la falla del Norte de Anatolia, confluencia de
varias placas tectónicas.
Para la próxima centuria se espera que haya 10 millones de víctimas
mortales a causa de los terremotos y que tres megaciudades sufran un
terremoto en el que morirían más de tres millones de personas.
Existen en todo el planeta zonas de alto riesgo sísmico: entre ellas están
los bordes del Mediterráneo, la franja Irán-Pakistán-Afganistán, Asia
central, Suramérica, Japón, India, Nueva Zelanda y Norteamérica. Pese a
todo, se siguen eligiendo estos lugares como asentamiento humano. Una de las
ciudades más peligrosas del planeta, situada en plena falla de San Andrés,
es la ciudad de Los Angeles. En este lugar se está esperando desde hace
tiempo el Big One -como allí lo denominan-: el superterremoto que
indican las estadísticas que aún está por llegar y que será de una
intensidad catastrófica.
Más de
tres mil millones de personas viven de la agricultura. El 40% de los
habitantes del planeta usan leña, carbón o paja como fuente de energía.
Si estos recursos se utilizasen con prudencia, mantendrían el nivel de vida
indefinidamente.
En estos momentos y a pesar de los adelantos,
no es posible predecir un terremoto con certeza. La incongruencia hace que
según el Informe sobre Desastres Naturales, cuarenta de las cincuenta
ciudades de más rápido crecimiento del mundo, están ubicadas en zonas
sísmicas. Tal es así, que muchas compañías de seguros y reaseguros se
han negado a concluir polizas de seguro en zonas del Caribe.
El interior de la tierra es fuego, de cuando en cuando se asoma a la
superficie a través de los volcanes. La mayoría de estos volcanes se
encuentran bajo el mar.... y están vivos.
Sin ir más lejos, el pasado mes de octubre aparecía la noticia de que la
isla de La Palma en las Islas Canarias era geológicamente inestable y que
su derrumbamiento bajo el mar provocaría una tsunami de 560 mts. de altura
que se trasladaría hacia el oeste a una velocidad de 720 Km. por hora. El
grupo de científicos británico que realizó estas declaraciones, apuntaba
no sólo a la inestabilidad de la isla, sino también al peligro de una
nueva erupción del pico Cumbre Vieja, que ha explotado en alguna ocasión.
"Puede pasar en cualquier momento. Dentro de 10 años o 10
décadas", manifestó el doctor Simon Day a la BBC.
Foto: Jose M. López
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Aludes, corrimiento de tierras, tsunamis, sequías... las catástrofes
golpean cada vez con más fuerza a los países con índices graves de
deforestación, erosión o exceso de cultivo y pastoreo. Y en esto tiene
mucho que ver el desarrollo económico de un país con el sufrimiento
provocado por los desastres. Los países pobres son los que pagan más caro
el calentamiento del planeta por varias cuestiones: las probabilidades de
que se desaten fenómenos devastadores son mayores en la zona tropical;
también dependen económicamente más de sus recursos naturales, que al
final resultan más dañados por el cambio climático; la pobreza y el
llamado subdesarrollo producen sociedades más frágiles y vulnerables.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y Media Luna Roja
recogen una serie de datos alarmantes en su Informe Mundial sobre
Desastres-1999. Durante la década de los 90 -explica-, las pérdidas
económicas provocadas por los desastres fueron nueve veces mayores que en
la década de los 60. El informe de ambas instituciones atribuye esta cadena
de "desgracias" a la explosiva combinación del cambio climático
provocado por el hombre y a la rápida transformación de las condiciones
socieconómicas. "El clima ha cambiado en los últimos 150 años
-informa el científico español Josep Enric Llebot en su trabajo El
cambio climático- como consecuencia de las actividades humanas. La
temperatura global ha aumentado entre 0,3 y 0,6 grados centígrados desde
1860, ha habido cambios regionales y el nivel del mar ha subido entre 10 y
15 centímetros". Un aumento de temperatura puede hacer por ejemplo,
que se derritan los hielos de los polos, los océanos crezcan, se expandan e
invadan las líneas del litoral. Como consecuencia, el nivel de las mareas
subiría lentamente poniendo en grave peligro a los habitantes de las
costas. Esto ha dejado de ser un supuesto y desgraciadamente ya está
ocurriendo. A principios de agosto, científicos de Harvard alertaban al
mundo del deshielo en áreas del Polo Norte donde habían descubierto la
existencia de un lago de dos kilómetros cuadrados en una zona que desde
hace 50 millones de años tenía nieves perpetuas. En otros lugares del Polo
también se ha comprobado que la capa de hielo ha disminuido su espesor,
circunstancia que permite el paso de luz y está produciendo una alteración
demasiado rápida en los ecosistemas. De seguir esta progresión se espera
que para mediados del próximo siglo el nivel de las mareas haya subido
alrededor de 44 centímetros. Esta cuestión no parece importar al hombre,
que sigue modificando el paisaje litoral, "conquistando" terreno
al mar para edificar a lo largo y ancho de sus costas.
Existen en
todo el planeta zonas de alto riesgo sísmico. Pese a todo, se siguen
eligiendo estos peligrosos lugares como asentamientos humanos.
Pero si hablamos de aumento de las temperaturas y de la influencia
directa de la mano del hombre, tenemos que referirnos al efecto
invernadero. Ya no es tema de discusión para ningún científico: el efecto
invernadero está produciendo el mayor y más rápido cambio climático
en la historia de toda la civilización. En la década de los noventa,
trescientos de los mejores especialistas del mundo recogieron en un informe
declaraciones como éstas: "Estamos seguros de que las emisiones
causadas por la actividad humana están incrementando sustancialmente la
concentración atmosférica de los principales gases invernadero". El
proceso sería el siguiente: los rayos del sol calientan la superficie del
planeta, calor que teóricamente debería ser remitido al espacio. Pero una
serie de gases producidos por el hombre y disueltos en el aire -como son el
CO2, metano y CFCs- atrapan ese calor a mitad de camino y producen un
calentamiento de toda la atmósfera. Se calcula que de aquí al año 2020 la
temperatura media del planeta podría ascender a 1,3ºC y para 2070 unos 3ºC.
Para que nos hagamos una idea, un incremento de dos grados en la temperatura
planetaria produciría temperaturas no registradas desde hace 125.000 años.
En tiempos pasados la vida en la Tierra variaba pero lo hacía a lo largo de
mucho tiempo, el necesario para que las especies se acoplasen o emigrasen
hacia otros lugares. Hoy esto ya no es posible. "En algunas regiones
del planeta -subraya Adam Markham en su informe El calentamiento del
planeta y el declive de la biodiversidad- para poder sobrevivir, las
plantas deberán trasladarse 10 veces más rápido que durante la última
glaciación". Considera que muchos vegetales perecerán en el intento.
Los
países más pobres son los que pagan más caro el calentamiento del
planeta.
El calentamiento global debido al efecto invernadero es ya inevitable: la
acumulación de contaminación que ya se ha producido lo garantiza. Lo más
que puede hacer el mundo es reducir su ritmo con la esperanza de que resulte
controlable. En menos de un siglo el hombre ha conseguido poner en marcha un
macabro proceso de degradación de la Madre Tierra, tan sagrada para
nuestros antepasados. Hasta hace poco aún podíamos observar su poder
regenerador que parecía equilibrar todo lo que caía sobre ella, por grande
que fuese. De un tiempo a esta parte parece indicarnos que ha llegado a un
cierto grado de saturación que demuestra que nos hemos pasado de la raya.
¿Nos encontramos ante un proceso irreversible? ∆
EMPIEZA LA CUENTA ATRAS
EEUU lo tiene claro y
así lo ha manifestado por boca de su presidente: No está dispuesto a
cumplir con el protocolo de Kyoto, según el cual los países
industrializados deben reducir las emisiones de CO2. De la misma opinión
son el resto de países industrializados, entre los que se encuentra el
nuestro, que incluso han incrementado sus emisiones desde 1990 por encima de
los niveles máximos propuestos como "reducciones paliativas".
Roger Higman, coordinador de campaña de la ONG Amigos de la Tierra,
alerta que "el calentamiento climático está afectando a nuestras
vidas cada vez más. La producción de alimentos, el suministro de agua, el
urbanismo, la salud pública, la prevención de catástrofes y la
protección de la naturaleza están en la línea de fuego. Necesitamos
urgentemente la intervención de los políticos al más alto nivel para
conceder a este problema la prioridad que realmente tiene".
En este mes tendrá lugar otra Cumbre Mundial del Clima que se celebrará en
La Haya. Las organizaciones de defensa ambiental se están movilizando para
lanzar la primera iniciativa mundial con base en internet para conceder voz
a los ciudadanos de todo el mundo que quieran parar el cambio climático.
"La página Web (www.climatevoice.com) -informa la plataforma Ecologistas
en Acción- promovida por más de 16 organizaciones ambientales a nivel
internacional, tiene como objetivo enviar diez millones de mensajes -un
millón por cada año en que los Gobiernos han fracasado en poner soluciones
al problema- a los líderes políticos, para pedirles que utilicen la Cumbre
de noviembre para reducir las emisiones de gases de invernadero. Los
primeros objetivos serán los jefes de Gobierno y los primeros ministros de
la Unión Europea". La página está disponible en inglés, alemán y
francés. Kevin Jardine, de Greenpeace, comenta en tono de ultimátum que
"ha llegado la hora de que los líderes mundiales reconozcan que
quienes les votaron depositaron en ellos su confianza para lograr un futuro
más limpio y seguro para sus familias. Los ciudadanos quieren ver
inmediatamente acciones para combatir el cambio climático. La Cumbre de
noviembre, última antes del siglo XXI, es el momento adecuado para que los
líderes mundiales demuestren que oyen a los ciudadanos". Ecologistas
en Acción ha elaborado un cuadro con una descripción de los principales
impactos del cambio climático previsto, si no se toman las medidas de
control de las emisiones (ver cuadro adjunto).
Las
inundaciones cada vez son más frecuentes y constituyen uno de los
fenómenos más letales entre los desastres naturales, ya que producen el
40% de las víctimas.
Mientras unos siguen poniendo sus esfuerzos y esperanzas en la próxima
Cumbre del Clima, otros no saben hacia dónde orientar sus propuestas,
después de llegar al convencimiento de la falta de capacidad -demostrada
hasta la fecha- de los Gobiernos a la hora de gestionar la seguridad y el
bienestar de sus ciudadanos.
Es curioso que Naciones Unidas haya declarado al decenio de los noventa como
la Década Internacional para la Prevención de los Desastres Naturales,
cuando en realidad 1999 cerró una de las décadas más trágicas en la
historia de la humanidad por los daños derivados de las catástrofes. Más
de 75.000 muertos y más de 22 billones de pesetas en pérdidas económicas.
Ecologistas y científicos insisten en que nos encontramos ante una cuenta
atrás. ∆
Para más información: Informe Worldwatch Institute: "La
situación del mundo". Anuario del Centro de Investigación para la
Paz: "Las guerras modernas: Pobreza, recursos, religión".
www.ecologistasenaccion.org
• www.climatevoice.com
• www.tierra.rediris.es/org
(Geólogos del Mundo)
www.el-mundo.es (Diario El
Mundo) • www.disaster.info.desastres.net
(Revista para América Latina y Caribe)
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Ecologistas en Acción
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GAIA. LA MADRE TIERRA
Los
indios de las praderas, los esquimales, las tribus africanas, los mayas,
los aborígenes australianos, todos rendían culto a la Madre Tierra.
Gracias a ella se desarrollaban las plantas, los animales y era posible la
existencia del hombre y su sustento. Para nuestros antepasados estaba
claro que la Madre Tierra era un organismo vivo con el que se relacionaban
cada día y ello les generaba respeto y responsabilidad, como aparece
recogido en sus ritos y leyendas.
Han pasado los años y aquellos principios, para ellos sagrados, se han
olvidado. El hombre ha evolucionado tecnológicamente y en su avance ha
pisado a la Tierra que le vio nacer. Poco a poco este paraíso en el que
vivimos, lleno de montañas, oxígeno, agua, océanos, vegetación, se
está convirtiendo en un infierno. Este último siglo ha sido decisivo y
devastador. La Tierra parece manifestarse incluso agresiva... ¿qué está
pasando? En 1969 aparece un investigador británico llamado James Lovelock
que sacude al mundo científico con una atrevida y revolucionaria teoría,
GAIA. Según Lovelock, la Tierra es un ser vivo y creador, magníficamente
dotado para generar las condiciones medioambientales óptimas para el
desarrollo de plantas y animales. Esto supuso un auténtico escándalo, no
por la teoría en sí, sino porque era un ataque directo a la legendaria
teoría de la evolución de Darwin, que proclamaba justamente lo
contrario. La teoría GAIA cayó en el olvido un tiempo hasta que fue
recuperada años después por un grupo de científicos, para poder dar
explicación al comportamiento del planeta. Entonces se pudo comprobar
hasta qué punto había estado trabajando la Madre Tierra: regulando su
delicada piel azul, esa franja biológica que ciñe al planeta y que ha
enamorado a los astronautas, mediante el intercambio constante de
sustancias que equilibran los gases volcados en la atmósfera para que
siempre sea respirable y apta para la vida humana. Controlando
automáticamente su temperatura corporal, de forma que nunca fuese
obstáculo para la existencia de las especies que la habitaban. Ejerciendo
de filtro invisible y neutralizador para mantener el nivel de salinidad de
sus mares. La Madre Tierra, Gaia, como la llamaban los griegos, esa
burbuja azul llena de nubes, con continentes de colores que van desde el
blanco al marrón, pasando por el verde, la más bella de todo el sistema
solar, está cambiando de rostro. El hombre está dándose cuenta de que
las cosas empiezan a estar fuera de su control. Unos, conscientes de la
gravedad del problema, se esfuerzan en generar iniciativas que pongan
freno a esta crisis. Otros, como los responsables políticos, siguen
denominando "catástrofes naturales" y "desgracias
inevitables", a lo que saben que es síntoma de su mala gestión.
Ahora Gaia, la Madre Tierra, tiene la palabra... ∆ |
GEOLOGOS
DEL MUNDO (WORLD GEOLOGIST)
Foto: Jesús Domínguez
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Un
grupo de geólogos, auspiciados por el Colegio Oficial de Geólogos de
España y la Federación Europea de Geólogos, decide crear una ONG para
"intervenir desinteresadamente en la prevención, atenuación y
solución de las consecuencias de los desastres naturales y riesgos
geológicos". Por esta razón el cuatro de febrero del pasado año
surge, GEOLOGOS DEL MUNDO (World Geologists). Quisimos conocer su opinión
en el tema que estamos abordando, así como sus líneas de actuación.
Contestó a nuestras preguntas su presidente, Juan Luis García Acedo.
-¿Qué balance haríais de este "Decenio
Internacional para la reducción de los desastres naturales"
proclamado por la ONU?
-El Secretario General de la ONU,
Kofi Annan, dijo en julio de 1999 que "A pesar de una década de
esfuerzo creativo del DIRDN, el número y el coste de las catástrofes
naturales continúa creciendo". Más adelante dijo "Los
desastres naturales están casi siempre aumentados por la acción o
inacción humana". Durante el año 1998 el número de víctimas fue
de 90.000 y el costo económico de 13 billones de pesetas, y ya durante
el año 2000 hasta octubre, las catástrofes naturales han causado 60.000
víctimas y unos daños económicos de alrededor de 12 billones de
pesetas.
Al comparar los
últimos diez años con los años 60 la cifra de grandes catástrofes
naturales se ha multiplicado por tres, los costes económicos por nueve y
los siniestros asegurados por quince.
-Vosotros trabajáis en la aplicación de nuevas
tecnologías para la prevención de riesgos naturales ¿Cómo definiríais
vuestro trabajo?
-El fin principal de Geólogos del
Mundo es utilizar la experiencia profesional de los geólogos, para
suministrar asistencia técnica en los desastres naturales y riesgos
geológicos (terremotos, vulcanismo, deslizamientos de ladera,
inundaciones y todos aquellos eventos naturales catastróficos
relacionados con las Ciencias de la Tierra). Elaboramos mapas de riesgos
geológicos y planos de prevención de desastres naturales, ordenación
del territorio en zonas de riesgo; también colaboramos y damos apoyo
logístico a otras ONG, en actuaciones de emergencia y en la selección de
emplazamientos de hospitales, campamentos de refugiados, etc. También
preparamos a las poblaciones amenazadas con medidas de autoprotección.
-¿Por qué los desastres naturales afectan más
a los países pobres con escasas infraestructuras?
-Los países pobres están menos
preparados para la prevención de los desastres naturales al carecer
generalmente de infraestructuras básicas de defensa, lo que les produce
numerosas víctimas. Así ocurre con la construcción y ocupación de las
poblaciones en los cauces de los ríos, con la deforestación y la
pérdida de suelo agrícola y con las inundaciones catastróficas
producidas por las precipitaciones que ocasionan deslizamientos de ladera.
También el desplazamiento de la población de las zonas rurales a los
alrededores de las 40 megaurbes más pobladas del planeta, unido a la
proximidad a zonas de riesgo sísmico y a construcciones de mala calidad,
produce miles de muertos anualmente.
-A juzgar por los hechos parece que se hace más
hincapié en ayudar en las tragedias naturales que en políticas de
prevención. ¿Cómo veis vosotros el tema?
-Efectivamente, las Agencias
Internacionales, los Estados, las ONG más importantes y la sociedad en
general, reaccionan cuando ocurre la "catástrofe natural y/o
geológica", siempre ayudada por el efecto CNN, que pone a las
víctimas en la pantalla televisiva continuamente, provoca una reacción
inmediata de la solidaridad, que se traduce en una aportación económica
rápida. Pero pasados unos días se apaga la solidaridad y se olvidan los
problemas. Geólogos del Mundo recomienda continuamente que hay
que intensificar las medidas de prevención de los desastres naturales y
riesgos geológicos, pues todo lo que se invierta en los métodos de
prevención, se ahorra en vidas humanas y en daños económicos. Hay
que crear una auténtica cultura social de prevención.
Hay
que intensificar las medidas de prevención de los desastres naturales y
riesgos geológicos, pues todo lo que se invierta en los métodos de
prevención, se ahorra en vidas humanas y en daños económicos.
-¿Cuáles serían vuestras propuestas?
-Nuestras propuestas son diversas,
pero destacamos la principal, que es invertir en métodos de prevención,
como por ejemplo, para defenderse de huracanes y tornados hay que aumentar
los dispositivos de alerta metereológica y de trasmisión de información
instantánea a las zonas afectadas. De esta manera se podrán tomar
medidas de autoprotección. En el caso de los terremotos, los
especialistas deben elaborar los mapas de riesgos sísmicos, recomendando,
dónde se deben construir los edificios, ateniéndose a las normas
sismorresistentes adecuadas a las características geológicas del
subsuelo.
En general hay que utilizar las ONG especializadas en estos temas, tal
como Geólogos del Mundo que está actuando en estos momentos en Turquía
y El Salvador, con especialistas de todas las gamas. Es importante que
Organismos tales como la ONU, Naciones Unidas, Unión Europea, AECI y
otras agencias especializadas, dediquen más recursos económicos para
proyectos de prevención y corrección. ∆
GEÓLOGOS DEL MUNDO.
Avda. Reina Victoria,8-4ºB. 28003-MADRID.
Tfno.91 553 24 03. Fax. 91 533 03 43. E-mail: geologosdelmundo@icog.es |
FUSION OPINA
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Antiguamente
para el hombre el suelo que pisaba era mucho más que un lugar para vivir,
unas tierras que cultivar o un terreno donde levantar su hogar. Nuestro
planeta era para ellos la Madre Tierra, y su relación con él estaba
marcada por el respeto y el agradecimiento. La Madre Tierra arropaba y
alimentaba a sus hijos y a cambio estos se preocupaban por vivir en
consonancia con los ritmos naturales y procuraban sobre todas las cosas no
alterar el delicado equilibrio de la naturaleza.
A lo largo de los siglos el hombre, al alejarse de sí mismo, de sus
orígenes, perdió también el contacto con todo aquello que consideraba
sagrado, y comenzó a ver la Tierra no como un lugar abundante para todos,
sino como un medio para enriquecerse sin temor a las consecuencias. Así
durante siglos ha explotado sin escrúpulos los recursos naturales, ha
esquilmado los mares, ha talado los bosques, ha contaminado los ríos y
los mares, ha envenenado las tierras de cultivo y el aire de la
atmósfera. No hay rincón del planeta donde la actividad humana no haya
dejado su huella.
La raza humana ha desoído la constante lección de generosidad de la
Tierra y ha preferido tomar el camino del egoísmo. Pero el planeta no
puede amortiguar durante más tiempo tantas y tan salvajes agresiones, y
responde con contundencia. El alarmante aumento de todo tipo de desastres
naturales son la consecuencia de nuestra irresponsabilidad. ∆ |
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