- Fue tardío el paso de las
competiciones de 800 a las de 1.500?
Sí. Yo empecé muy tarde a entrenar -a los diecisiete años-, y me
tomaba el atletismo como una diversión, no entrenaba como un profesional,
pero cuando empecé a destacar tenía 25 años y me marché a Madrid. Fue
entonces cuando mi entrenador me pasó a 1.500 porque vio que si quería
hacer algo a nivel internacional tenía que cambiar de prueba. No me
cambié antes porque no tenía suficiente entrenamiento para soportar una
prueba tan dura.
- ¿Para qué corres?
Vas evolucionando: al principio lo haces porque te gusta y después, a
medida que vas consiguiendo resultados deportivos y te vas
profesionalizando, ya buscas objetivos deportivos. Y ahora mismo lo hago
porque veo que hay mucha gente en mi entorno a la que estoy haciendo feliz
con mis resultados deportivos.
- ¿Qué importancia tiene la psicología en estas carreras?
Tiene el componente psicológico de todas las pruebas, que son los
nervios previos a una competición. Tienes que oír a cincuenta mil
personas gritando tu nombre durante diez minutos antes de una prueba y ser
capaz de mantenerte frío y controlar los nervios para no dar un tirón
antes de tiempo o tener valor para seguir el ritmo de alguien que da un
tirón en una prueba.
- ¿A qué te supo el bronce de Marzo del 99 en el Mundial de
Japón?
Pues fue una felicidad enorme porque yo estoy a un alto nivel pero me
faltaba una medalla, porque he disputado muy pocos campeonatos en 1500.
Entonces se me había colgado el sambenito de mal competidor y salía muy
nervioso a las pruebas. Así que cuando entré en la meta y me di cuenta
de que lo había conseguido me sentí muy relajado.
- ¿Qué dudas nacieron o se despejaron en Sevilla 99?
Simplemente demostré que lo de Japón no había sido casualidad. Que
no sólo sé correr a nivel de marcas, sino que quedé quinto en la final
más rápida de toda la historia del atletismo, en un mundial. Demostré
que no estoy ahí por casualidad, que lo que he conseguido es gracias a
mucho esfuerzo.
-
¿Qué opinas de que te llamen la "tercera alternativa
española" de los 1.500?
No me gusta que se le cuelguen a la gente apelativos, pero hay que
aceptar las cosas. Que me llamen "el tercer hombre" es normal
porque tengo delante a Reyes Estévez y a Fermín Cacho, que por historial
y por marcas están delante de mí, así que me tengo que callar. Lo que
pasa es que yo no sé con qué sentido se emplea esa frase. Soy el tercer
hombre en ranking y en historial, y ya está.
- ¿Qué esperas de tu futuro deportivo?
Seguir trabajando con la misma ilusión e intentar conseguir un
récord y una medalla al aire libre.