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-Joer, Patxi... es que los de Bilbao somos cojonudos, ¿verdad? -Aibalaostia, ¿pero qué dices tú de Bilbao, si has nacido en Cuenca? -Oye, Patxi, perdona... ¡¡¡LOS DE BILBAO NACEMOS DONDE NOS DA LA GANA!!! Ya sabéis que los vascos son muy suyos, me explicaron donde vivían: "Sí hombre, donde el Océano Atlántico, el que está situado entre Africa, Europa y América, y que desemboca en el Nervión". En una cazuela alta con agua salada ponemos a hervir el trozo de rape entero atado, así como la cebolla, el puerro, y tres ramas de perejil; después de cocerlo durante diez minutos a fuego vivo, dejarlo enfriar, cortarlo en tacos grandes y reservarlo. Patxi ya me dice que la única virtud que falta a los bilbaínos para ser perfectos, es la modestia. Por cierto, ¿sabéis cuál es la diferencia entre Dios y un bilbaíno? Pues que Dios está en todas partes... y el bilbaíno, ¡¡¡ya ha estao!!! En una fuente de horno, untada con mantequilla, ponemos los langostinos
cortados de arriba a abajo por la parte interior, sin traspasarlos (que queden abiertos);
los regamos con un hilo de aceite, un vaso de sidra y sobre ellos poner unas láminas de
mantequilla. Se pasan a horno vivo y, cuando estén a medio reducir, se saca la fuente. En una sartén con un poco de aceite, abrir las almejas; pasarlas al
recipiente de los langostinos y regarlas con el jugo de ellos. Pero Patxi ya es así desde
el colegio: En una sartén con mantequilla doramos los trozos de rape. Luego los
colocamos en una fuente templada, poniendo alrededor los langostinos y las almejas,
regando todo con la salsa de aquellos. Espolvorear con perejil. Servir el plato
acompañado de una salsera de mayonesa. |
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