música es el lenguaje más universal y permite comunicarse sin fronteras, a
pesar de que yo siempre canté en gallego, pero eso no ha sido nunca un
problema cuando cantas con el corazón". Cuando Uxía pronuncia la palabra
música el espacio en el que estamos se llena de matices, de colores y
también de mucha riqueza. La tierra en la que vive parece haber plantado en
su seno la semilla de la fuerza, y ella la derrocha a través de uno de sus
dones: la voz.
-¿Qué compromiso ha hecho Uxía con la música?
-Creo que la música es un instrumento para la comunicación. Yo sellé
ese pacto desde muy joven y me interesa fundamentalmente la música para
comunicarme, para sentir. Además de belleza también tiene ese poder
transformador, e incluso terapéutico. Tiene el inmenso poder de traer paz
donde no la hay o de remover cosas por dentro. En el mundo que vivimos, tan
convulso y tan complicado, la música ayuda a verse por dentro y a despertar
cosas. Mi pacto es que lo que hago a la gente le diga algo, que la remueva
por dentro, si no es así, no considero que sea válido ni interesante.
-Has trabajado fusionando diferentes culturas musicales ¿qué se aprende a
través del mestizaje?
-Yo creo que la música también ayuda a conocer mucho otras culturas,
para acabar concluyendo que en el fondo no somos tan diferentes. De repente
en Sudán podemos descubrir un ritmo muy similar al ritmo tradicional
gallego. Cuando viajo siempre trato de aprender, vengo siempre llena de
discos, de experiencias, me gusta mezclarme con la gente, saber cómo cantan.
Es más fácil entender a los gallegos si escuchamos Negra Sombra que si no la
escuchamos, es más fácil entender cómo somos si escuchamos un alalá. Hay que
profundizar y luego interiorizar todo ese aprendizaje para que cuando salga
lo haga con fluidez.
-¿Se puede hablar de la música con sello femenino?
-Yo creo que la música es universal. Hay una lengua tradicionalmente
musical y de transmisión oral que adoptamos las mujeres sobre todo en
Galicia. Yo creo que estamos en un momento en el que las mujeres tenemos
muchas cosas que decir, y además creo que existe necesidad de hacerlo
patente y la música, como es un instrumento de comunicación, también es
válido para lanzar ese grito desgarrador, para que se nos conozca, para que
se sepa que es lo que sentimos. Cuando asumes tu condición de mujer en la
música o en el arte, de alguna manera estás asumiendo esa rebeldía y una no
sumisión, las ganas de estar en el mundo en igualdad de condiciones y
exigirlo hasta el final. Aunque hoy en día seamos conscientes de que se
avanzó hay cosas que sólo pueden cambiar si cada uno pone de su parte.
-¿Con qué música definirías la personalidad del pueblo gallego?
-A mí siempre me gustó muchísimo cantar alalás, que es un género
musical gallego con mucha profundidad, con mucha fuerza que parece que sale
de las entrañas de la tierra. Es un género tradicional de ritmo libre, con
la voz abierta, y creo que así somos nosotros. Aunque en ese dibujo faltaría
algo de la ironía que nos caracteriza y de esa retranca tan particular que
está en la literatura de Cunqueiro y en los poemas de Rosalía. Es música muy
alegre porque también somos extrovertidos y con una cierta capacidad, que a
veces la gente desconoce, de ser un pueblo transgresor que, en muchos casos,
va por delante de los acontecimientos. A mí no me gusta nada esa visión
paternalista que tienen de nosotros desde fuera, de pueblo sumiso,
completamente doblegado. No es así. La gente no se molesta en conocernos, y
vale la pena porque somos un pueblo muy rico.
"Me interesa fundamentalmente la música para comunicarme, para
sentir" |
-Cuando sucedió lo del Prestige Galicia se movilizó y tras las elecciones
todo quedó igual. ¿Qué se demostró en aquellos momentos?
-No estoy de acuerdo. Sucedió algo que creo que no tiene marcha
atrás. La gente despertó a través de un encontronazo muy fuerte con la
realidad, con un gobierno que no supo estar a la altura de las
circunstancias. Realmente constatamos que tenemos que defender nuestros
intereses con uñas y dientes. Para saber lo que pasó en las elecciones
habría que hacer un análisis más en profundidad, pero los cambios profundos
nunca son de un día para otro.
-¿Qué cambio crees que tiene que dar Galicia para dar un paso adelante?
-Mirar el futuro y dar pasos en el sentido de educación democrática
y también que quien esté ahí vele por nuestros intereses. La clase política
está desprestigiada porque también a veces se ha ganado a pulso ese
desprestigio. Lo que se constató durante la crisis del Prestige es que
nosotros estamos muy por delante. Ese momento social cobró una dimensión
enorme porque la ciudadanía fue por delante y aunque tenemos una visión más
romántica, también tenemos más ganas de resolver problemas. Las cosas
cambiaron mucho y hoy en día, cuando se dan determinados casos, ya se tiene
en cuenta que hay una ciudadanía activa que puede escoger y castigar con el
voto. Nos interesa la justicia social, nos interesa que nuestro mar viva
durante muchos años y no se contamine permanentemente. A una sociedad
dinámica, con ganas de transformar la realidad ya no nos representa algo tan
caduco.
-Sueña el futuro con los ojos abiertos. ¿Cómo lo dibujas?
-Sueño un futuro donde haya un mundo más humanizado, un mundo sin la
caverna de la que habla Saramago; donde tomemos conciencia de ese poder
transformador y lo apliquemos. Ese es el futuro, aunque es mucho soñar,
porque aparentemente las cosas no van por ahí. Los intereses económicos van
por otro lado, pero creo en eso porque a veces se atisban gestos que pueden
ser esperanzadores, se atisban movimientos sociales que están creciendo e
implantándose en el mundo. El pensar que este mundo se va a transformar en
algo más interesante depende de nosotros fundamentalmente y de nuestro
equilibrio. Yo creo mucho en el poder de la colectividad, y naturalmente en
el poder del individuo, en tanto que puede transformarse a sí mismo y hacer
un trabajo de crecimiento personal. ∆