Espacio de libertad
L as letras le
asaltaron en su juventud. Los sueños se mezclaron con las palabras y
ambos formaron un espacio propio, en el que la imaginación campó a sus
anchas. "Estos males vienen de la infancia, o no vienen. Tiene relación
con las cosas que se te dan bien, con tu propia naturaleza soñadora, con
tus tendencias autistas. A mí se me fue ocurriendo entre los doce y los
dieciséis. Aunque luego lo dejé y volví a ello a los veintisiete". Dice,
orgulloso, que siempre ha escrito lo que ha querido. Su libertad es su
vida y cuando la abandone, estará muerto.
-¿Qué ha aportado Galicia a Suso de Toro?
-Realmente no existe "Galicia", existen personas, lugares,
memorias, palabras. Con todo eso armamos argumentos que llamamos "mi
tierra", "mi país". Cada uno nacemos en un humus de memoria y lenguaje.
A mí me tocó este lugar extraño, contradictorio y difícil de definir al
que hemos convenido en llamar Galicia. A estas alturas creo que es una
parte importante de mi destino.
-¿Y Suso de Toro a Galicia?
-Galicia aún no tiene perspectiva para saberlo, y yo no estoy
muy seguro por lo de ahora. Quizá una aventura personal. Los países se
construyen con muchas aventuras personales.
"Para mí un buen gobernante es
alguien con ideología y principios éticos que intenta luego
hacer política práctica. Con imaginación y ambición, no sólo
un gestor, pero sin despegarse de la realidad" |
-¿Qué has aprendido con la última novela que has
escrito?
-Siempre aprendo a ser más atrevido, más libre. Aprendo a
atreverme.
-Con todo lo que nos rodea actualmente, ¿hace falta
recurrir a la imaginación para escribir buenas novelas?
-Siempre. Una cosa es la Historia y otra la literatura. La
literatura es una cosa que ocurre en la imaginación, que es un lugar que
todos tenemos dentro, quien escribe y quien lee. Y sin imaginación no
somos casi nada.
-¿Te has sentido lo suficientemente libre como para
escribir lo que has querido?
-Es de las pocas cosas de las que puedo chulearme, de haberme
atrevido a ser libre. Por ahora. Ya veremos en adelante. Pero si dejo de
serlo estaré muerto.
-¿En qué espejo tendría que reflejarse Galicia para
despegar definitivamente?
-En la Galicia que fue, "Galiza". La nación republicana a la
que le fusilaron los alcaldes de sus siete ciudades, el país creativo y
fértil que exportó dos millones de hijos en cien años y a pesar de ello
tuvo energía para crear su nacionalidad, ser reconocida por la Sociedad
de Naciones, conseguir su estatuto de autonomía en el 36.En fin, tuvo
fuerza para existir libremente. Antes de la amputación que fue la
represión fascista y la sangría de la emigración de los años 50.
-Gallegos, vascos, catalanes, españoles, europeos.
¿Dónde queda la conciencia de ciudadano universal?
-Todos esos y muchos más son los ciudadanos universales. No son
marcianos llegados de Marte, las personas casi todas venimos de algún
lugar y desarrollamos sentimientos no solo hacia otras personas sino
también a lugares, casas, montes, caminos. Los humanos tenemos ese
defecto, la memoria. Y eso hace que llevemos dentro algún lugar querido,
y a las personas que habitan ese lugar, y los nombres de las cosas.
-¿No debería ser el mestizaje de culturas e ideologías
un valor al alza?
-Yo me cago en el mestizaje siempre que puedo. Los mestizos
históricamente nacieron de la violación, cuando el amo montaba a las
esclavas negras, indias. Creo en las relaciones humanas en pie de
igualdad, en los intercambios en las dos direcciones, no solo que los
mismos tengan siempre que aprender lo de los amos. No tengo problema en
hablar inglés, castellano, lo que sea, pero me gustaría que alguna vez
algún español castellano se molestase en aprender gallego o portugués.
De eso no muere nadie.
-"Nunca máis", "No a la guerra", ¿qué se puede y qué se
debe esperar del poder del ciudadano?
-Depende de la ciudadanía. Para mí la democracia no son las
leyes ni las elecciones, la democracia es la ciudadanía. Sin eso leyes y
elecciones son una farsa vacía y autoritaria.
"La literatura es una cosa que
ocurre en la imaginación, que es un lugar que todos tenemos
dentro, quien escribe y quien lee. Y sin imaginación no
somos casi nada" |
-Has declarado "Yo quiero gobernantes como Suárez y
Calvo Sotelo, que no pretendían hacer historia". ¿Cuál debe ser el
perfil de un buen gobernante? Aznar y su mandato, ¿cómo pasarán a la
historia?
-Entiéndaseme bien, no soy de derechas. Soy una persona
íntimamente conservadora, como todo escritor, pero supongo que
políticamente debo ser eso que llaman "izquierda". Cuando decía eso me
refería a que Aznar en su segunda legislatura lo que hizo fue pura
ideología alejada de la realidad de la ciudadanía, y contra la gente.
Los anteriores presidentes, Suárez, González, aunque arrancaban de la
ideología hacían política, no vivieron en un mundo autista y paranoico
como Aznar.
Para mí un buen gobernante es alguien con ideología y principios éticos
que intenta luego hacer política práctica. Con imaginación y ambición,
no sólo un gestor, pero sin despegarse de la realidad.
-"Es necesario que haya derecha, pero con una nueva
cultura democrática" ¿Cómo debe ser esa cultura?
-Renunciar a la herencia que tiene el PP: la cultura política
nacida de la guerra civil y el franquismo. Haciendo una crítica a la
rebelión militar y al franquismo, y desde ahí ya se puede hablar de
cultura democrática. Sin eso, no.
-Se empieza a hablar de valores y palabras casi
olvidadas como: diálogo, compromiso, honestidad. ¿Un nuevo talante?
-Sin duda. Y si olvidamos el valor de eso volveremos a caer en manos
de la gente que aviva odio y división civil. A esta derecha española lo
que le gusta es que haya desgracias y las cosas vayan mal, que gane
Bush, que haya ETA. En fin, trabajan, objetivamente, contra la sociedad.
Ojalá nazca pronto una derecha democrática, que ya está bien de aguantar
esta política de malas personas./
Texto: Marta Malde |