Dice que llegó al mundo de la hostelería de rebote.
Acabó la carrera y abrió un restaurante en Sanxenxo, junto con su
hermano. Un restaurante con una carta de más de 100 referencias de vino.
Texto:
Marta Malde
Foto: Restaurante Pepe Vieira |
"Lo que
engancha de este mundo es que siempre hay una puerta para seguir"
Leer,
estudiar, conocer gente. De ahí pasó a ser Campeón Gallego de Sumiller
el año pasado y finalista en el Concurso Nariz de Oro de España. Se
desmarca de la imagen del típico experto que maneja a la perfección
conceptos y conocimientos. Disfruta al ver todo lo que le queda por
aprender y se ríe cuando insinuamos que cualquiera lo invita a un vino
malo. "Qué va -dice riéndose-. Yo me bebo el agua de los floreros".
-¿Cuál es el momento actual de los vinos de la D.O. Rías
Baixas?
-En Rías Baixas hay una tradición viticultora desde muy antiguo,
muy arraigada en lo que son los paisanos con sus bodeguitas. Hubo un
boom a finales de los 90 porque hubo unas añadas excepcionales de vino,
se elaboró en una calidad fuera de lo común y de pronto las cartas de
todos los restaurantes a nivel mundial tenían varias referencias de Rías
Baixas gallegos. Evidentemente esto produjo un despegue, pero levantado
sobre la calidad. Yo, quizá como soy de aquí, exijo más a Rías Baixas de
lo que le puedo exigir a otra denominación que no me toca tanto. Desde
mi punto de vista el Salnés está bajando un poco la guardia. Cada vez se
ve más cantidad y menos vinos personales, pero reconozco que estamos a
un nivel de lo mejorcito. Tenemos unos vinos con una acidez que no
tienen los demás, lo que es una ventaja. En zonas como Rueda o el
Penedés son incapaces de conseguir un vino así.
-Se habla siempre de unos cuantos tipos de uva, cuando
en Galicia hay muchas variedades todavía sin explotar.
-Hace poco leí en una revista acerca de los potenciales que hay
de las uvas a nivel nacional. Resulta que en Galicia hay a lo mejor 20
tipos de uva que están sin explotar como pueden ser la Mencía, Loureiro,
Brancellao, Caíño, Sousón. Son uvas que tienen un gran potencial, pero
nadie se ha empeñado en sacar un gran vino de ellas.
-¿Qué le falta al sector gallego para dar un salto
definitivo?
-Hace unos años vino Alvaro Palacio al Bierzo, una zona que
estaba muerta de risa. Es un enólogo muy conocido que ha hecho dos
vinos, uno que está en el mercado a 60 euros y otro sobre los 30. Fíjate
que, aún no habían salido al mercado, y todo el mundo estaba hablando de
ellos. Hace una producción limitadísima pero ha dado pie a que todo un
país hable de una zona y que todo el mundo elabore con calidad. Ahora
hay unas cuantas bodegas en el Bierzo que están haciendo unos vinazos.
Quizá, a nosotros, nos falte eso, que venga alguien y revolucione el
sector. Lo interesante es que despierte la curiosidad en los demás.
"Decía
Juan Muñoz, Presidente de la Asociación de Sumilleres de España:
"En el mundo del vino hay tres personajes: los aficionados, los
entendidos y los enterados". Estoy totalmente de acuerdo" |
-Saber de vinos, ¿está de moda?
-Existe más moda en los vinos que en las pasarelas. Hay vinos
que aún no han salido al mercado y ya todo el mundo está hablando de
ellos, todo el mundo quiere probarlos, se paga lo que sea por tener una
botella y al poco tiempo nadie les hace caso. Hace unos años se puso de
moda la maceración carbónica y al cabo de poco tiempo pasó. Yo creo que
esto pasa porque estamos viviendo un momento en la sociedad en el que
todo el mundo sabe de vinos, es muy "glamouroso". Se compran revistas o
te vas a tomar un vino y el que está detrás de la barra te dice cuatro
tonterías. Tú eso lo cuentas y vuelves a por más información para, a su
vez, contarla. Esto hace que todo el mundo esté muy pendiente del vino.
Decía Juan Muñoz, Presidente de la Asociación de Sumilleres de España,
que: "En el mundo del vino hay tres personajes: los aficionados, los
entendidos y los enterados". Estoy totalmente de acuerdo. Es un
esnobismo.
-¿Existe un equilibrio entre la calidad y el precio?
-En España estamos en un país en el que los vinos, en relación
calidad-precio, son fantásticos. Hoy en día hay enólogos que tienen una
filosofía de hacer vinos baratos pero con una calidad buenísima. Lo que
no admito es que si me voy a tomar un vino y me vale 30 euros la
botella, resulte mediocre. Ese vino me tiene que hacer llorar. De todas
formas me parece un esnobismo que pagues 100 euros por una botella que
no vas a entender, simplemente por el precio o por quedar bien. El
aficionado que empieza tiene que ir poco a poco y, si después tienes el
potencial económico para poder hacerlo, vete a vinos más caros pero
siempre que tú valores y entiendas lo que estás tomando.
-¿Qué es lo que engancha del mundo del vino?
-Lo que engancha de este mundo es que siempre hay una puerta
para seguir y eso es fantástico. Hay mucha gente que peca de ser el
típico experto que dice que ya lo sabe todo, pero a mí me parece genial
cuando voy a ferias o hablo con enólogos, me pegan tales baños que vengo
super humilde haciendo repaso de todo lo que me queda por aprender.
Siempre estás adquiriendo conocimientos. A lo mejor la gente tiene la
visión de que esto es muy difícil, pero no lo es, es realmente sencillo.
Hay cosas, como el olfato, que tardas mucho más en educar porque lo
tenemos un poco más atrofiado, pero en general son unos conocimientos
mínimos que encuentran rápida aplicación ∆
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