Alma
de Buxo", último trabajo de Susana Seivane, ha nacido con alma viajera. Desde
Galicia hacia Madrid, Barcelona, Escocia, Bélgica, Holanda, Estados Unidos...
Mucho camino recorrido y aún mucho por recorrer.
-Te criaste entre gaiteros y artesanos de gaitas. ¿Cómo influyó ésto en tu
formación como persona?
-Influyó bastante. A los tres o cuatro años empecé a tocar y como era
muy pequeña sólo podía tocar el puntero, que es donde se colocan los dedos,
porque las gaitas me quedaban muy grandes, no las abrazaba y me colgaban todos
los farrapos. Era imposible. Como en mi familia son constructores de gaitas,
cuando cumplí cuatro años me regalaron una gaita a medida. Todavía la
conservo, porque en la parte de arriba del taller que tenemos en Cambre hay un
pequeño museo y ahí está esa gaita, expuesta con mucho cariño. A partir de ahí
se puede decir que empecé a tocar una gaita físicamente, aunque ya la sabía
tocar antes. Al principio todo fue por influencia familiar porque es el
ambiente que respiré desde pequeña, pero luego salía de mí, yo lo llevaba en
las venas. Veía a mi abuelo tocar la gaita y me encantaba, veía a todas las
grandes glorias de gaiteros de la generación de mi abuelo, que pasaban por el
taller a recoger sus gaitas y allí tocaban unas piezas. Tenía la fuente de
aprendizaje muy cerca. Lo que también me ayudó muchísimo es que siempre tuve
muy buen oído musical. Cuando venían los gaiteros al taller y los escuchaba,
cuando tocaba mi abuelo, o ponía un disco o la radio, rápidamente cogía mi
gaita e interpretaba las canciones al momento. No tenían porque ser canciones
gallegas, escuchaba todo tipo de música. Aparte de esto la música gallega
tiene otra filosofía, que es la transmisión de padres a hijos. Es lo que hace
que nuestra música tenga esa magia.
-Te iba a preguntar si te acordabas de la primera vez que cogiste una gaita
pero...
-Es que yo no me acuerdo de cuándo no sabía tocar la gaita. Como
empecé tan pequeñita aún no tenía mucha conciencia de mí misma. Pero,
físicamente, en mi cuarto cumpleaños fue cuando pude, por fin, coger una gaita
y tocarla entera.
-¿Qué es lo que define a un buen gaitero o gaitera?
-Para mí es la sensibilidad y el buen gusto. Hoy en día hay muchos
tocadores de gaitas pero hay muy pocos gaiteiros. Para mí ser gaitero es algo
muy fuerte, con mucha importancia. Gaiteros o gaiteras que tengan esa
sensibilidad y ese buen gusto hay pocos. La técnica evidentemente influye
mucho y es muy importante, pero si tienes muchísima técnica y eres, para
entendernos, una metralleta de la gaita y no le aportas sensibilidad, buen
gusto y elegancia, no avanzas.
-¿Qué reto tiene que asumir el folk gallego?
-Hace cinco años tuvimos un boom muy importante en el que la música
folk gallega despegó bastante. Ahora nuestra música se está exportando a
muchos festivales de todo el mundo, aunque estamos en un momento de calma en
el que se están sustentando los grupos que verdaderamente ofrecen calidad y
cosas nuevas. Yo creo que aún se va a asentar bastante más este momento.
"Hoy en día hay
muchos tocadores de gaitas pero hay muy pocos gaiteros" |
-¿Cómo encaja la modernidad con la tradición a la hora de tocar un
instrumento como la gaita?
-Empastan las dos cosas perfectamente porque para mí la tradición es
modernidad, es algo que se va renovando a lo largo de los años. Me gusta
trabajar así, jugar con esas dos facetas. Bebo mucho de las fuentes
tradicionales y muchas de mis canciones las saco de cancioneiros gallegos, de
archivos de antiguos gaiteros, de mi propio abuelo... Pero al mismo tiempo a
todo ese material me gusta incorporarle nuevas ideas, nuevos instrumentos que
no tienen por qué ser típicamente gallegos. Le doy mi toque personal.
-¿Qué papel juega la mujer en la música gallega?
-Pienso que un papel importantísimo y cada día, afortunada y
naturalmente, mucho más. Hay un tópico muy grande respecto a ver una mujer
tocando la gaita. Sobre todo fuera de Galicia les llama mucho la atención.
Antiguamente había mujeres que tocaban la gaita, lo que pasa es que había
pocas porque en aquellos momentos hasta estaba mal visto que los hombres lo
hicieran. Se decía de ellos que eran locos y que no tenían otra cosa que
hacer. Era la visión de las clases nobles, porque para el pueblo el gaiteiro
siempre fue una figura muy respetable. Lo cita muchas veces Rosalía de Castro.
Era un personaje intocable, muy respetado y con fama de ligón. Imagínate que,
en una sociedad mucho más machista que la de ahora, vieran a una mujer tocando
la gaita. De hecho ha habido casos de mujeres que lo hacían a escondidas
porque se decía que esa casa estaba embrujada. En los años 50 se formó en
Galicia la primera banda de gaitas formada exclusivamente por mujeres. Fue en
Ribadeo y la banda se llamaba Saudade. Mi abuelo me ha contado que él iba a
muchas romerías y fiestas con su grupo y que de aquella se empezaba a correr
la bola de que todos los gaiteiros iban a ver a las gaiteiras de Ribadeo.
-¿A qué suena Galicia?
-A Galicia le pondría música de gaita. Pienso que la gaita es la
bandera de nuestro país, lo que más representa a una cultura, a una gente, a
una música. ∆ |