Foto: Mara
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Cuando
llegamos no había nadie. Las oficinas estaban vacías, el taller, con un
orden sorprendente, igual. Ni un alma. En una habitación del fondo unas
voces chillonas intentan organizar algo que no logramos entender. Tras
varios minutos gritando un "hola" cortés, un chico viene a
nuestro encuentro. "Hola, ¿Juan Fonseca? La respuesta al estilo
gallego: "¿Habéis quedado con él?" Pues sí.
"¿Seguro?... Es que estamos en una reunión del Comité de
Empresa". Un segundo y la calma se rompe. Juan
Fonseca -Gerente de Garevol S.L.-
irrumpe como alma que lleva el diablo. "Me había olvidado de la
entrevista". Lo dice mientras abre la oficina, recoge la mesa, coloca
las sillas... Un auténtico terremoto. Tiene una risa contagiosa que
utiliza en muchas ocasiones a lo largo de la entrevista. Se ríe e hilvana
las palabras con una facilidad sorprendente.
Garevol S.L. es una empresa situada en el municipio de Mos desde el
año 97. Sería una de tantas a no ser por la idea que la sostiene. La
iniciativa de su creación partió de una serie de asociaciones de
discapacitados -Federación Gallega de Minusválidos, Fundación Once,
Federación de Sordos...- que, partiendo de la dificultad a la hora de
incorporar a los discapacitados al mundo laboral, deciden crear una
plataforma que forme y lance profesionalmente a personas de estas
características. Juan se preocupa de dejar bien claro desde el principio
que su objetivo no es dar trabajo al discapacitado sino insertarlo.
"Mi objetivo es integrar a muchos discapacitados, quienes dada su
juventud, su formación o su nivel de vida no tienen posibilidad de
conseguir un puesto de trabajo. Aquí se les enseña a trabajar y nos
preocupamos de que conozcan el mundo industrial y empresarial. Nuestro
éxito es cuando llegan y dicen: "He encontrado un puesto en Citroën
y gano el doble que aquí. Me voy". Integrarlos en el mundo laboral
"normal", poniendo normal entre comillas porque normales somos
todos".
-¿Cuál es la idea que impulsa la creación de empresas de este
tipo?
-Es una necesidad de dar trabajo a esta gente para que después
puedan incorporarse al mundo laboral. Todo se basa en una realidad social
que viven muy de cerca las asociaciones de discapacitados.
-¿Existe alguna ley que regule la incorporación de los
discapacitados al mundo laboral?
-Por ley hay un porcentaje de puestos de trabajo que todas las
empresas tienen que tener cubierto con discapacitados. De todas formas es
algo que no se está llevando a rajatabla porque la Administración no se
está metiendo muy en serio a la hora de sancionar u obligar a cubrir este
cupo a aquellas empresas que no lo tengan cubierto.
-Por parte del Gobierno, ¿existe algún tipo de ayuda para que las
empresas contraten a personas de estos colectivos?
-El Estado ayuda a los empresarios con una serie de subvenciones
para que empleen a personas de este colectivo y que se conciencien de que
el discapacitado es un trabajador más y normal. En Garevol hay personas
que al verlas no sabrías decir por qué son discapacitadas. Un
discapacitado no es sólo el que está ciego o va en una silla de ruedas.
Un discapacitado es también una persona que una vez a la semana tiene que
hacer diálisis, o una persona que tenga un implante de rodilla o de
cadera, alguien que está con tratamiento de quimioterapia. Yo mismo soy
discapacitado, ¿me ves normal o me ves anormal? Estamos acostumbrados
sólo a ver las cosas desde una perspectiva.
"Mi
objetivo es integrar a muchos discapacitados, quienes dada su juventud, su
formación o su nivel de vida, no tienen posibilidad de conseguir un
puesto de trabajo"
-A la hora de firmar un contrato, ¿qué peso tienen los prejuicios
de los empresarios?
-El empresario -aunque cada vez menos- está concienciado de que
"discapacitado" es igual a "problemas". El piensa:
"Me va a rendir poco porque es disminuido, va a coger muchas horas de
baja por su enfermedad, va a ir mucho al médico y va a trabajar
menos". El cálculo es menos productividad, menos dinero. Por eso yo
creo que el Estado está subvencionando a las empresas para que contraten
discapacitados y vean que eso, en un 90%, no es verdad. Los discapacitados
son trabajadores normales. Muchos de nosotros nos hemos formado en el
mundo, hemos estudiado nuestra carrera, hemos tenido nuestra experiencia
profesional y estamos ahí luchando por proyectos como este que son muy
agobiantes pero también muy interesantes.
-¿Cómo responde la industria del ayuntamiento de Mos a la hora de
contratar discapacitados?
-Bien. Mos es un ayuntamiento que está muy sensibilizado con el
tema del discapacitado. Tiene su propio centro especial de empleo y de
formación de discapacitados. Me gustaría hacer referencia a que el
Ayuntamiento de Mos nos ayudó muchísimo con el lanzamiento de esta
industria y esta empresa. Sé también que hay más empresas de
discapacitados en el ayuntamiento de Mos, con lo cual los discapacitados
gallegos tenemos que estar muy agradecidos a este ayuntamiento.
-A nivel personal, ¿cuál es la mayor satisfacción que aporta
trabajar en una empresa como esta?
-Las satisfacciones son muchas. Una de las mayores satisfacciones
es ver que la gente consigue un empleo; conseguir incorporar al mundo
laboral a personas que tienen muchas dificultades por vivir en un entorno
sociocultural muy bajo y cuyos problemas, aún encima, se duplican por
tener una discapacidad. Yo no digo que aquí estemos pagando sueldos
maravillosos porque sería engañarnos pero estos compañeros son gente
que pueden llevar algo de futuro a sus casas a través de un sueldo. Aquí
trabajamos mucho codo a codo con la gente, nos interesamos por su vida y
su situación. Para nosotros, ver que una persona que entró en la empresa
con unas condiciones determinadas, alcanza un poco más de nivel y de
dignidad, y sale de su pobreza y su situación social, es una gran
recompensa. Estas son las satisfacciones que puedes tener, además de ver
que estás haciendo una labor importante dentro de lo que es nuestro
colectivo.
-¿Y los sinsabores?
-Muchos. La gente por lo general es muy desconfiada con lo que
haces, se creen que estás aquí para explotarles y muchas veces te
sientes injustamente calificado después de estar muchas horas trabajando.
Tienes un montón de comeduras de cabeza, le quitas horas a tu familia...
y no sentirte reconocido, ya no digo gratificado, sino reconocido, te
duele. ∆
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