El Padre
'Putas'
Cuando
la carne
es débil |
El
espíritu está presto, mas la carne es débil". Este lamento de un
apóstol estaba tan asumido en la Salamanca del siglo XVII, que el
rey Felipe II dictó una ordenanza para que en la Cuaresma se
cumpliera la abstinencia de los dos tipos de carne: la animal y la
carnal. Según este decreto, todas las mujeres públicas que vivían en
la Casa de la Mancebía debían ser llevadas fuera de la ciudad
durante la Cuaresma. Por esa razón, a partir del miércoles de Ceniza
las prostitutas abandonaban Salamanca para instalarse en la otra
orilla del Tormes, en Tejares. La leyenda dice que un cura, apodado
el Padre ‘Putas’, era el encargado de cuidarlas. Porque aunque a las
mujeres se las apartaba, la conciencia cristiana no podía dejar de
‘asistirlas espiritualmente’. Esta situación se alargaba hasta el
Lunes de Aguas -lunes siguiente al domingo de Pascua-, cuando el
Padre ‘Putas’ iba a recogerlas en barca en compañía de los
estudiantes. Trasladarse mentalmente a aquel momento no es difícil:
los pícaros universitarios no ven el momento de que las prostitutas
vuelvan a la ciudad, la semana de Cuaresma se les ha hecho larga y
llegado el Lunes de Aguas el carácter festivo impregna Salamanca.
Las barcas inundan el Tormes, los estudiantes más afortunados van a
recogerlas acompañados del Padre ‘Putas’, mientras los habitantes de
la ciudad esperan en la orilla. A su regreso, la comida, la bebida,
los bailes y la diversión están garantizados en grandes cantidades.
Tras la represiva Cuaresma, llega la revancha personal. La carne se
consume en grandes cantidades. Es por eso que el plato preferido ese
día era el hornazo, una deliciosa empanada rellena de chorizo, jamón
y lomo cuya receta perdura hasta nuestros días. ∆ |