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SUPLEMENTO CASTILLA Y LEON - DICIEMBRE 2005

 Mercedes Alvarez
- Directora del documental "El cielo gira" -

Cine de calidad

 

Pocas veces nos sorprende un documental por su conexión multitudinaria con el público. Mercedes Álvarez lo logró con su primera creación. "El cielo gira" hizo estremecerse a millones de espectadores de todo el mundo, que veían cómo la pantalla les contaba en susurros la desaparición de un pueblo y una forma de vida:
la de Aldeaseñor (Soria), La Aldea de la directora.

 

 

 

 

 

 

 

 

"El tono de diario personal que utilizo en el documental contribuye al proceso de identificación en el espectador"

Mercedes AlvarezEl reconocimiento por una vez fue unánime: público, crítica y festivales coincidieron en afirmar que el documental de Mercedes es una obra única. Y lo demuestran los premios obtenidos en el Festival de París dedicado al Cinéma du Réel, en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, el Festival de Cine de Tribeca (Nueva York), en el Festival de Rotterdam y en el Festival de Cine Español de Málaga. El cielo sigue girando sobre nuestras cabezas porque, como esta directora, nada se detiene.
Texto: Marta Iglesias
Foto cedida por M. Álvarez

-¿Por qué "El cielo gira"? ¿Por qué hacer un documental sobre la desaparición de una forma de vida?
-La preocupación por registrar y dejar testimonio de las cosas que desaparecen o van a desaparecer no es nueva en el cine. Es un tema recurrente, muy frecuentado sobre todo en los documentales. Y el cine tiene, como decía André Bazin, esa capacidad y ese sueño de "embalsamar el tiempo", de atraparlo y dejarlo detenido en unas imágenes. En mi caso esa necesidad se dirigía hacia un mundo familiar, el de mi pueblo de origen, poblado de seres queridos, recuerdos y memoria que empiezan a borrarse y desaparecer.

-¿Qué magia especial conseguiste transmitir con "El cielo gira", que traspasó la pantalla? ¿Qué ingredientes especiales utilizaste para ello, aunque no nos des la receta mágica?
-Intuyo que el mundo del que habla la película -el abandono rural y la desaparición de los pueblos- pertenece a una experiencia muy generalizada, y no sólo en Castilla ni en España. Los que veían la película y un lejano día habían emigrado de un pueblo a la ciudad, o que bien lo hicieron sus padres, creo que la sentían de un modo especial. Y mi voluntad era la de dirigirme a cada uno de esos espectadores en voz baja, en un tono confidencial, mostrando pequeños hechos significativos que suceden cuando desaparece un modo de vida pero vistos desde mi intimidad, poniendo por delante mi voz y mi mirada. Yo creo que ese tono de diario personal contribuye al proceso de identificación en el espectador.

-Filmaste durante un año entero, un tiempo inusualmente largo en este mundo de prisas. ¿Se coló en ti el concepto de tiempo diferente que se maneja en los pueblos?
-La necesidad de permanecer largo tiempo era ya un imperativo del proyecto; acompañar la vida que se va a retratar, observarla con detenimiento y convivir con las personas antes y durante el rodaje. Y registrar ese mundo con paciencia y libertad. Ése era para mí uno de los mayores atractivos del proyecto, hasta el punto de que, si no era así, no estaba dispuesta a abordarlo. Y luego sí, efectivamente, el ritmo pausado y el tiempo ensimismado de la vida en La Aldea influyeron en el tono. Creo que esa cadencia y ese lento compás se trasmitieron finalmente al "tempo" del relato de la película.

-¿Aspiras con tus documentales a la reflexión que conduzca a cambiar el mundo, o a mostrar una realidad que seguirá su curso?
-No me planteo esas cuestiones tan radicalmente. Ni soy tan inconsciente como para ambicionar lo primero ni tan indolente como para resignarme a lo segundo. En el caso de La Aldea, por ejemplo, los cambios que se estaban produciendo -aerogeneradores y hotel- eran para mí dolorosos y no podía ignorarlos. Pero, por otra parte -y la más importante- yo no vivo en La Aldea; no tenía derecho a usurpar con mis opiniones la conciencia y el parecer de los vecinos que allí viven. Por todo ello, elegí mostrar esos hechos desde un punto de vista más bien neutro. Y dejar a los habitantes del pueblo la palabra y la conciencia sobre esos hechos.

-¿Qué crees que aportó tu mirada femenina al tema?
-Más que el género de la mirada, yo creo que influyó su condición y carácter personal, familiar. En el rodaje, el hecho de que los vecinos del pueblo me conocieran y yo les conociera facilitó las grabaciones, el acercamiento de la cámara a sus rostros, esa intimidad necesaria para el retrato. Y lo mismo puede decirse en cuanto a la narración. Se imponía adoptar el tono de un diario personal para contarla, bañado por la subjetividad, puesto que era mi experiencia, recuerdos e imaginario de la infancia. Si esa intimidad logra comunicarse, entonces conecta con la experiencia común y toca algún tema universal.

-Vas narrando, por tanto te conviertes en actriz a través de la voz. ¿Cómo viviste estar detrás de la cámara y también delante mediante la narración?
-Quizás me repita un poco. Mi ausencia de las imágenes está justificada porque La Aldea no es mi lugar habitual de residencia ni lo ha sido, salvo en los tres primeros años de vida. Y mi voz y mis palabras eran tan obligatorias porque se trataba de una crónica personal, la de alguien que regresa al lugar para saber qué queda del imaginario y del recuerdo. Por otra parte, el mayor homenaje que podía hacerles a los habitantes era decirles cómo los veía yo, con mi voz. Pero, en las imágenes, que fueran ellos, con sus palabras y sus silencios.

-¿Qué echas de menos cuando acudes a lugares como Aldeaseñor? ¿Qué valores diferentes hay en los pueblos?
-Creo que en esos lugares existe una familiaridad y cercanía con la experiencia de la muerte bastante saludable, menos neurótica que en las ciudades. La experiencia de la muerte forma allí parte de la vida y eso da lugar a otras virtudes como la paciencia, el escepticismo necesario, la actitud ante las desgracias, la importancia que adquiere la memoria, la trasmisión intergeneracional, la forma de instalarse en el tiempo.

-¿Sobre qué nuevo tema desea reflexionar Mercedes Álvarez a través de un documental? ¿Qué perspectiva diferente le darás desde tu particular visión?
-Hay mucho que contar pero no tengo ganas de hacerlo con prisas. Nada que no sea contado con libertad, ningún rodaje que no forme parte de la vida al mismo tiempo. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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