OASIS PALENTINO
Lagunas de La Nava y
Boada
Miles
de aves acuáticas han vuelto a encontrar un lugar de paso en su migración al
sur, en las Lagunas de La Nava y Boada. Tras ser desecadas para dedicar el
terreno a campos de cultivo, hoy la Fundación Global Nature se ocupa de que
vuelvan a su estado original.
Texto: Marta
Iglesias / Fotos: Fundación Global Nature
Y a los católicos Isabel y Fernando
tenían en mente secar la extensa llanura conocida como el Mar de Campos -hoy
laguna de La Nava-, porque en ella proliferaban los mosquitos que
transmitían el paludismo. Pero el proyecto tuvo que esperar hasta el siglo
XX, en los años 40 y 50, cuando la concentración parcelaria decidió
convertir este humedal en terrenos de cultivo. Sus 40 Km2 de agua
desaparecieron y todas las aves que aquí vivían, anidaban o invernaban
tuvieron que marcharse. La laguna de Boada vivió una historia similar, hasta
que a principios de los noventa la Fundación Global Nature -bajo otro
nombre, pero siempre liderada por Fernando Jubete-, se propuso recuperar
este oasis de biodiversidad con la ayuda del Ministerio de Medio Ambiente,
los Ayuntamientos de Fuentes de Nava y Boada, y la red internacional Living
Lakes. Evitando que el agua se fuera, las lagunas se llenaron de modo
controlado, a medida que iban comprando o arrendando los terrenos a los
agricultores que los poseían. Clara Casanova, técnico de la Fundación, nos
indica que con esta iniciativa se ha recuperando toda la biodiversidad que
la zona había perdido: "En la actualidad hay especies muy concretas que
dependen de este hábitat, como la avutarda, que es una especie amenazada y
aquí vive el 43% de las que hay en España. Y ésta es también una zona de
invernada muy importante para el carricerín cejudo, uno de los paseriformes
más amenazados de Europa y que para en La Nava antes de seguir la migración
para África".
Aquí conviven ejemplares de casi la mitad de las especies que hay en toda
España, y pueden verse desde los observatorios situados en cada una de las
lagunas, con unos prismáticos y un poco de paciencia. Eso sí, según la época
del año hemos de acudir a una u otra: "En la Laguna de Boada está el
observatorio Los Ansares, y es allí a donde hay que ir de noviembre a
febrero. Ahora están llegando los gansos y el espectáculo es impresionante,
pero además pueden verse ánsares comunes, ánades reales, cerceta común, pato
cuchara, etc, que vienen del norte de Europa. En cambio ahora La Nava está
casi seca y hay que visitarla en primavera para ver la nidificación de
avefrías, fumarel cariblanco, cigüeñuelas o avocetas". Además de estos dos
observatorios, la Junta de Castilla y León está a punto de inaugurar otro
nuevo en La Nava y una pasarela de madera de cincuenta metros que se adentra
en la laguna. Las instalaciones se completan con el Centro de Interpretación
de Fuentes de Nava y un albergue. Clara Casanova nos invita a pasar en la
zona un fin de semana diferente: "Se puede comenzar visitando el Centro de
Interpretación y luego ir a las lagunas con prismáticos, para continuar con
un paseo cultural. Desde Fuentes de Nava hay un camino paralelo al Canal de
Castilla, que permite ver las esclusas y lleva hasta Abarca, donde hay una
antigua fábrica de harina y un puente romano. En Paredes de Nava está el
Museo de Berruguete y en Becerril el Humedal de las Ventas. Además como son
distancias cortas y las carreteras son lisas y poco transitadas, se puede
utilizar la bici, que es un opción muy buena". ∆ |