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yacimiento arqueológico de Pintia (Valladolid) situado a 60 Km. de la
capital, es un buen ejemplo de ello. Hablamos con Carlos Sanz Mínguez del
Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid y director del
Proyecto.
-¿Qué es Pintia y qué creéis que ha aportado a la historia de la zona?
-Es una de las numerosas ciudades vacceas que existen en este
territorio. Es la única que cuenta con una investigación programada desde
hace veinte años, lo que nos ha proporcionado un grado de información no
comparable con ninguna otra excavación de este tipo. Tenemos un cementerio de
incineración muy rico, el único que está apoyado por publicaciones
científicas. Tenemos el único barrio alfarero de todo el territorio vacceo.
Y ahora estamos trabajando en ambientes de habitación propiamente dichos,
aunque aún no tenemos ninguna dependencia completa. Por lo general hay
déficit de presupuestos para hacer este tipo de trabajos. Nosotros hemos
tenido mucha suerte al conseguir financiación europea, porque antes sólo
disponíamos de una pequeña subvención de la Junta que no nos daba para
mucho.
-¿Cómo era el hombre de aquella época? ¿Cómo vivía?
-Los vacceos eran gentes con organización prácticamente
estatal, ciudades-estado en las que había una base muy importante de
población dedicada a la agricultura y ganadería, hasta el punto de que
incluso podían abastecer de trigo a territorios vecinos. Esos excedentes los
invertían en otro tipo de productos más exóticos, de los que se beneficiaba
principalmente la élite social: los militares. Así surge la metalurgia,
orfebrería, alfarería. Es un pueblo que, aunque pertenece a la comunidad
céltica, tiene rasgos propios.
-Me comentas la importancia del cementerio que habéis descubierto. ¿Qué
prácticas funerarias tenían?
-Son de tres tipos distintos según el rango de la persona que moría.
Igual que a los celtíberos, a los muertos en combate se les exponía
directamente a los buitres, un animal sagrado para ellos porque trasladaba
directamente el alma del guerrero al ámbito celeste. Ésa era la muerte más
digna para un vacceo. La peor era morir en la cama. El resto de la
gente era incinerada en un lugar común y luego se trasladaban sus restos a un
cementerio -espacio físico y concreto, novedad no conocida hasta este
momento-. La tercera fórmula de enterramiento es la inhumación bajo las
viviendas, práctica empleada con los niños que no habían llegado al año de
edad y que aún no gozaban de consideración social, dada su corta edad. Sus
restos aparecen bajo las casas.
-¿Crees que el paso de los siglos ha hecho cambiar mucho al hombre?
-Soy de los que creen que más bien se trata de una cuestión de
herencia cultural. Lo que somos en la actualidad y lo que fuimos cuando
aparece el homo sapiens, es el resultado no sólo de una mejora
genética sino de una mejora cultural, lo que denominamos herencia cultural:
transmisión de todos los conocimientos que en este tiempo se han ido
adquiriendo.
-Durante todo este tiempo de trabajo ¿os habéis llevado alguna sorpresa
con lo que habéis encontrado?
-La investigación se basa en ciertos paradigmas que luego te das
cuenta de que no te sirven. El territorio vacceo estaba en medio de la
meseta y esta situación, más que estratégica o neurálgica, hemos
comprobado que le sirvió a este pueblo para recibir una abundante influencia
de los laterales de la península. Se habla mucho del proceso de
celtiberización, una homogeneización cultural que procedía del Oriente, la
zona del Mediterráneo más civilizada y que se irradiaba a través del valle
del Ebro, penetraba en las cabeceras del Tajo y del Duero y luego iba al
interior. Hemos comprobado que más que esa vía, aquí lo que ha funcionado
es la vía tartésica, la conocida Vía de la Plata. Por ahí llegaron muchas
influencias ibéricas ya desde el siglo IV a. C. Ahí sí que nos hemos
llevado sorpresas.
El proyecto de convertir a Pintia en un Parque Arqueológico abierto al
público, presentado por la Universidad de Valladolid, parece que puede
hacerse realidad, ya que acaban de recibir una importante ayuda de la Unión
Europea, además del apoyo económico de distintas empresas e instituciones de
la zona. La voz de los antepasados se hará escuchar.