José Manuel es una persona inquieta y preocupada por las cosas que suceden en su tierra
natal. Conoce en profundidad los problemas que padece la región asturiana y ante ellos no
puede quedarse con las manos quietas.
Su actividad en la Universidad de León no ha sido impedimento para continuar trabajando
en los temas asturianos. Fruto de esta inquietud ha sido la elaboración y publicación
del ya conocido documento "Manifiesto por Asturias".
"Con este documento pretendíamos dar un toque de atención a las fuerzas políticas
y sindicales, y a los asturianos en general, sobre los problemas que hacen que Asturias
vaya cuesta abajo".
-¿Cómo nació la idea de este Manifiesto?
-Surgió como consecuencia de la existencia de grupos de personas que estamos
reflexionando, unas veces de forma más organizada que otras, sobre los problemas de
Asturias. Hay gente que milita en partidos, pero la mayoría estamos un poco al margen de
la militancia. Sin embargo sentimos los problemas mundiales, nacionales y de nuestra
tierra de forma muy significativa. Nos gusta plantear alternativas porque, en el caso de
Asturias, los problemas son bastante graves, y en general la respuesta política y
sindical nos parece insuficiente. Entonces pensamos en lanzar un manifiesto para que lo
firmase el mayor número de gente posible. En ese sentido se elaboraron una serie de
borradores, se discutieron muy ampliamente durante mucho tiempo y finalmente se dio luz a
ese documento que se llama "Manifiesto por Asturias" y que se publicó el 28 de
junio de 1997 en todos los periódicos. Era la primera vez que un papel así se publicaba
a la vez por todos los periódicos. No es habitual, pero en este caso los directores de
los periódicos aceptaron hacerlo.
-¿Qué criterio de mínimos se tuvieron en cuenta?
-Nosotros entendíamos que cuando un espacio como Asturias sufre un deterioro
tan continuado y durante tanto tiempo, en todos los órdenes, es útil que una parte de la
sociedad asturiana pida consenso en torno a un conjunto de objetivos mínimos que Asturias
tiene que alcanzar.
Pensamos, que una opción muy específica no podría reunir el apoyo suficiente para hacer
frente a esos problemas. En cambio, los problemas tendrían una definición de mínimos
que sí permitiría la aproximación de mucha gente que aunque no piense como nosotros,
sí podría apoyar la demanda de esos mínimos que Asturias debe conseguir.
-¿Cuánta gente apoyó ese documento?
-Aunque ahora mismo el Manifiesto haya alcanzado su límite y realmente haya que
empezar a pensar en otras cosas, nosotros hemos sido apoyados por unas 2300 ó 2400 firmas
de asturianos de ideología y puntos de vista diferentes de los nuestros, pero convencidos
de que esos mínimos eran imprescindibles para hacer avanzar la región. En ese otro
documento que hemos publicado recientemente, "Fondos Mineros y Fondos Europeos",
la propuesta del Manifiesto está ampliada, más perfilada, y exponemos los puntos de
partida que Asturias debería de buscar para encontrar una salida que de momento, pienso
yo, no se vislumbra. Estamos lejos de pensar que en estos tres años de gobierno del
Partido Popular se hayan producido acciones que algunos medios venden como una
recuperación de la región. Nosotros no lo vemos así, creemos por el contrario que se
está orientando el proceso en una dirección inadecuada.
-Entonces ¿por dónde hay que empezar?
-Lo primero es definir una organización del territorio que convierta
Asturias en una unidad en la que la acción de la política industrial, de los objetivos
de formulación de un proceso de crecimiento y de desarrollo de la producción, estén
claramente definidos y abarcando el conjunto; probablemente convirtiendo el
"ocho" asturiano central -que tiene la mayor parte de la población en un área
metropolitana- en la zona donde pudiera desarrollarse el todo y las partes de una manera
armónica. En segundo lugar, el planteamiento que se hace con el complejo energético
siderúrgico no es el adecuado. La siderurgia siempre fue y es, un viejo problema
inadecuadamente tratado desde siempre. Ahora mismo estamos pasando por este pequeño
sarampión de la privatización de la empresa y por un periodo de bonanza de los mercados
siderúrgicos internacionales que hacen cacarear a mucha gente que todos los problemas
están resueltos. Nosotros creemos que los problemas que tenía la siderurgia asturiana
siguen sin resolver. Las inversiones del grupo privado que adquirió esta empresa distan
bastante de solucionar los problemas industriales que esa empresa tenía en Asturias. Ese
paso no disipó los problemas, que siguen estando presentes. Sería fundamental que el
gobierno regional desarrollase una política en ese terreno.
-En cuanto a las comunicaciones ¿qué planteamiento se
debería hacer?
-Hay un problema de infraestructuras muy importante. Por un lado está el
aislamiento ferroviario de la región. Nosotros entendemos que el ferrocarril es el
instrumento del transporte del siglo XXI. En un país como España, el avión y la
carretera no pueden competir con un medio de transporte que coloca a los viajeros y a las
mercancías directamente en el centro de la península o a sus laterales. La distancia
radial de España está entre 500 y 800 kilómetros, y es una distancia en la que el tren
resulta imbatible. El aislamiento ferroviario de la región está dificultando la ruptura
de Asturias con esa situación de crisis. Además el ferrocarril moderno y los trenes de
alta velocidad constituyen también un instrumento de desarrollo de las
telecomunicaciones, por ejemplo para la comunicación por fibra óptica. Es algo que se
está desarrollando en Europa y que Asturias pierde por no tener tren.
-¿Da la impresión de que para esta región hay poca
planificación y sí mucha improvisación?
-Nosotros creemos que no se tienen planes definitivos para la agricultura, la
ganadería, la pesca. Basta darse una vuelta por Oriente o por Occidente para ver que los
campos están abandonados, los pueblos perdidos, y no hay ningún proyecto de
recuperación, a pesar de que estamos en una de las franjas privilegiadas en cuanto a
posibilidad de rendimiento en explotaciones ganaderas, agrarias... Creemos además que el
conjunto de industrias y servicios tampoco se desarrollan adecuadamente. No hay una
consolidación definitiva del sector naval, no sabemos qué pasa con la privatización de
INESPAL. No sabemos cuáles son los planes de la multinacional que la adquirió. Cualquier
día pueden decirnos que la van a cerrar porque la van a poner en otro sitio, y ese es un
problema que debería haberse resuelto con un plan industrial sobre la mesa y con los
objetivos claros. Tampoco se sabe en definitiva qué va a pasar con las fábricas de
armas. No es que nosotros queramos el desarrollo de una industria bélica. Las capacidades
profesionales y las capacidades de las empresas que se dedican a producir armas en
Asturias tradicionalmente, pueden reconvertirse en otra actividad de muy alta tecnología
incluso. La posibilidad de que esas empresas se transformasen en productoras de otros
elementos dedicados al uso pacífico de la tecnología, debería haberse desarrollado hace
tiempo.
-¿Son tan importantes las infraestructuras, frente al auge
de las telecomunicaciones?
-Se habla mucho de que hoy las infraestructuras no son necesarias porque en
este momento lo que prima es la telecomunicación, el sector de la información y
sustituyen con ventaja las comunicaciones terrestres, marítimas, ferroviarias o aéreas.
Nosotros no creemos que haya que vivir en el siglo XVI. Creemos que el siglo XXI tiene sus
elementos delimitadores y que las telecomunicaciones y el sector de la información son
realmente fundamentales. Habría que tener un plan de telecomunicaciones, estudiar cómo
desarrollarlo, en qué apuntalarlo, y eso no es óbice, sino al contrario. Ello exige una
solución a las comunicaciones de Asturias con el exterior por vía ferroviaria y por
carretera. La autovía del Cantábrico es una de las grandes autovías que está parada en
Asturias. Vamos a ser el último rincón de la península comunicado como es debido con
los centros de desarrollo europeos.
Finalmente, creemos que es imprescindible dotar de objetivos a un plan para el desarrollo
de toda la educación de la región, y particularmente de la Universidad, que debe ser un
instrumento de todo este proceso para configurar un plan estratégico a largo plazo para
Asturias.
-¿Qué van a significar realmente para Asturias los Fondos
Mineros?
-Los acuerdos firmados no definen específicamente cantidades definitivas de
cuánto van a representar los Fondos Mineros.
Una primera valoración de los mismos revela que van a constituir una cifra significativa
en un periodo que creemos que puede ser de unos ocho años. La financiación europea,
adicional a la financiación de los fondos, va a definirse para el periodo 2000-2006,
porque ahora la que está prevista es hasta 1999. El debate en el que está inmersa Europa
en estos momentos es cómo se financiarán los Fondos en el 2006. En ese horizonte
temporal de ocho años resulta que Asturias va a recibir por cuenta del acuerdo minero
unos 300.000 millones de pesetas aplicables a diversas cuestiones, y todo hace pensar que
los Fondos Europeos pueden aportar a la región otros 300.000 millones más, de tal manera
que en ocho años Asturias estaría aproximándose a 600.000 millones de pesetas frescas.
Justamente, el plan de mínimos que proponíamos es lo que hay que poner sobre la mesa a
la hora de gastar el dinero de esos fondos. Por ejemplo: los problemas de infraestructuras
que tiene Asturias, tanto en la carretera como en el ferrocarril, vienen retrasándose
históricamente por problemas de financiación, como es el caso de la variante ferroviaria
de Pajares. En el mismo sentido que necesitamos unas infraestructuras, se podía hacer una
política industrial mucho más agresiva; pensamos por ejemplo en algunos problemas que
tiene la siderurgia. Esto debe resolverse proponiendo una participación regional con
cargo a los fondos mineros para financiar esas cuestiones que todavía no está previsto
financiar. Eso desde luego llevaría al gobierno regional a participar en ese negocio. No
sería reversible, porque el Estado no tendría porque revertirlo, no sería como las
infraestructuras, pero en todo caso nos situaría en otra circunstancia.
-Y la Universidad ¿cómo se vería afectada?
-En el orden educativo la aplicación de los Fondos también nos parece
discutible. Nosotros entendemos que la Universidad de Oviedo tiene problemas importantes
de financiación ordinaria, de diseño del mapa de titulaciones, que no puede
desarrollarse como consecuencia de los problemas de financiación.
Se trata de definir y de establecer un plan de futuro de la Universidad de Oviedo, de
organizarla en función de su desarrollo interno y de los problemas de Asturias que puede
resolver; y en ese marco, aplicar fondos, pero sólo en ese marco y sin abrir frentes
nuevos que a lo mejor son necesarios pero que tendrían que derivarse de ese proyecto
perfectamente definido.
Por todo ello seguimos diciendo que nuestra propuesta de mínimos es imprescindible para
Asturias, y que si no se hace así lo probable es que también los fondos mineros pasen
sin pena ni gloria.
Asturias se parece bastante al Titanic: el barco se está hundiendo mientras los
asturianos bailan al son de las orquestas, sin percatarse de que el hundimiento se está
produciendo. Nosotros tenemos que tomar conciencia de eso. Resulta imprescindible que la
sociedad asturiana en su conjunto, de una sacudida y se lance a proponer esas ideas, esos
proyectos y esas opciones.
-¿Crees vital en todo ello el papel de los ayuntamientos?
-Yo creo que sí. Todas las instituciones tienen su papel, que hay que armonizar.
En la organización política y social que Europa está configurando hay tres niveles de
poder establecidos: el nivel de la Comunidad Autónoma, el nivel del Estado y el nivel de
la Comunidad Europea. Yo creo que toda esa estructura piramidal de poder que va desde los
ayuntamientos hasta la Comunidad Europea tienen que tener un proceso político de vasos
comunicantes que armonicen las decisiones que se toman en las diferentes instancias.